viernes, 13 de septiembre de 2019

El Enamora-miento

Esto es un ejemplo de lo que más o menos ha sucedido a todos los que han entrado en una relación de pareja. Nos hemos enamorado. Nos hemos encontrado con alguien cuyas características físicas y trazos de personalidad producen una descarga eléctrica que pone en marcha la maquinaria del amor. Salta la alarma y deseamos conocer más de el o de ella. Después de las primeras citas puede que todo ese entusiasmo se diluya o que se incremente. Cuando tenemos certeza de que es recíproco entonces llegan los fuegos artificiales y la euforia de estar enamorado. Es un estado de obsesión emocional hacia una persona. Nos dormimos con el o ella en el pensamiento y así mismo nos levantamos. Lo que más deseamos es estar juntos y cuando estamos es como estar en el paraíso. Una caricia, una palabra, son suficientes para rebosar de emoción.
Delante de ese sentimiento de amor cualquier defecto o circunstancias adversas son rechazadas o minimizadas. Intelectualmente no podemos evitar de reconocer que no somos perfectos, que no todo va a ser de color de rosa, pero nuestro sentir es tan poderoso que solo deja cabida a la seguridad de una relación pletórica.
La realidad es que la absoluta mayoría de personas entran en una relación matrimonial a través de la experiencia de estar enamorado. No obstante la idea de estar enamorados para siempre es totalmente una fantasía. Dr. Dorothy Tennov, una psicóloga conocida por sus estudios en esta área, después de muchos análisis, concluye que la media de vida de una obsesión romántica son dos años. Si se trata de una relación en la clandestinidad puede ser algo más. Pero de cualquier manera todos volvemos a poner los pies en el suelo. Descubrimos que no solamente nuestra pareja tiene defectos, sino que es capaz y a veces parece que hiere voluntariamente. Bienvenidos al mundo real, donde los calcetines no van solos a la lavadora, donde los conflictos son con fuego real y no como en las películas..
¿Qué ha pasado con nuestro amor, o mejor dicho con nuestra experiencia de enamoramiento? ¿Es un truco de magia de mal gusto donde sin saber las consecuencias nos hemos encadenado de por vida? ¿Es que nuestro enamoramiento no era real? Sí, seguro que fue real, pero quizás necesitaba un poco de información adicional. Si el mundo entero estuviera bajo la experiencia de estar enamorado no funcionaría. El trabajo, los estudios, los impulsos empresariales, no tendrían fuerza para prosperar si todos estuviésemos en esa “obsesión.” Cuando estamos enamorados nos parece como que nuestro egoísmo ha perdido su poder sobre nuestras acciones. Y asimismo vemos en nuestra pareja que todo su corazón está inclinado con amor hacia nosotros. Cuando pasan esos dos años y el enamoramiento se enfría, los deseos parecen surgir con una individualidad desconocida que en ocasiones choca con los deseos del otro. Poco a poco se pierde esa sensación de intimidad juntos y se avanza en caminos separados.
Hay tres razones que podemos apuntar demostrando que “estar enamorado” no es amor. Primero no es amor porque no es un acto de la voluntad o de una elección consciente. El enamoramiento no se planea, sucede. En segundo lugar, en enamoramiento no es amor porque es una experiencia sin esfuerzo. Cualquier cosa que hacemos estando enamorados no requiere ninguna disciplina o dedicación por nuestra parte. Todo lo hacemos en la “euforia” que experimentamos, opuesto al esfuerzo de hacer algo que no deseas pero lo haces en bien de otro. Y en tercer lugar el enamoramiento no es amor porque en realidad no se busca el crecimiento del otro sino que estamos “en globo” por la reciprocidad de una atracción y satisfacción. Otro psicólogo, Dr. Peck concluye que el enamoramiento “es un componente instintivo de apareamiento determinado genéticamente. En otras palabras, el colapso del egoísmo que sucede en el enamoramiento es una respuesta estereotipo de los seres humanos que se corresponde a unos deseos sexuales y a unos estímulos exteriores que sirven para aumentar la probabilidad de apareamiento sexual y relación de pareja que facilita o provee o embellece la supervivencia de las especies.”
Estemos o no de acuerdo con esa definición los que hemos experimentado estar enamorados seguramente estaremos de acuerdo en que el sentimiento nos catapultó a una órbita emocional diferente a todo lo que habíamos experimentado. Tiende a disminuir nuestro énfasis racional y a veces nos encontramos haciendo cosas que no haríamos sin estuviéramos más sobrios emocionalmente.
Frente al enfriamiento de esta experiencia de estar enamorado la sociedad nos ha dado algunas alternativas, y quizás poco recomendables. Una es estimar que nos equivocamos, que eso no era amor en realidad y necesitamos buscar ese sentimiento con otra persona. Otra opción es la de vivir emocionalmente con la respiración artificial de las telenovelas, un poco resignados a que nuestra realidad es inevitablemente amarga. Otra postura es la del cinismo emocional, “Nadie es perfecto” “Todos tenemos problemas” donde rechazamos cualquier ayuda, quizás por un poco de temor a sentirnos inferiores. Pero hay otra opción. Podemos reconocer la experiencia de estar enamorados como lo que es, una experiencia eufórica y emocional, y si eso se ha enfriado, entonces vamos a forjar “amor real” con nuestra pareja. En realidad hablamos de quitar el idealismo o la irracionalidad del enamoramiento para que ahora por elección, con esfuerzo si es necesario, dirijamos nuestros afectos a producir el crecimiento personal y satisfacción del otro. Necesitamos encontrar satisfacción en los esfuerzos que benefician al otro y no en la complacencia egoísta de sentirse amado. Disfrutar en suplir para los deseos del otro y no en satisfacer los nuestros. No debemos sentirnos satisfechos porque cuando estábamos enamorados hicimos esto o aquello. Cuando la euforia ha pasado y somos conscientes de nuestras diferencias, si renunciamos a ver un derbie Barcelona Madrid por ir con ella de escaparates, eso sí es una expresión de amor. El amor no es un sentimiento aleatorio sino una elección consciente.

Frente a esta definición de amor se podrá objetar que es demasiado fría o estéril. Un poco como que echamos de menos la chispa de esos primeros encuentros. La realidad es que la aceptación mutua consciente de nuestras diferencias, la elección y trabajo de amar para satisfacer al otro, producirá un sentir, una intimidad, una confianza, superior y mucho más profunda. El enamoramiento a menudo es casual, donde la euforia ensalza la ilusión por encima de la razón y la realidad, y donde el mayor fundamento es la reciprocidad emocional. El fuego de haya es mejor que el de sarmientos aunque cueste más encenderlo.

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