sábado, 30 de marzo de 2024

La guerra nunca la hacen los vegetarianos

 La guerra nunca la hacen los vegetarianos.

Porque los vegetarianos son yin.
Sin comprender yin y yang, el problema de la guerra y de la paz es extremadamente difícil y complejo.
Sin comprender yin y yang, curar el cáncer o la enfermedad cardíaca es extremadamente difícil.
Sin comprender yin y yang curar las enfermedades mentales es extremadamente difícil.
La gente espera que la ciencia resuelva estos grandes problemas, pero no puede resolverlos ni podrá hacerlo mientras no tome en cuenta estos principios que rigen el universo.
Yin y Yang son simples; deberíamos estudiarlos en la escuela primaria y nuestra vida sería mucho más feliz.
La guerra es yang y la paz es yin.
Los alimentos de origen animal son yang y los de origen vegetal son yin.
Nos nutrimos de ambos reinos pero lo que cambia todo es la proporción.
Una dieta de 70% de carnes y otros derivados durante años y durante generaciones crea temperamentos yang, muy fuertes y más agresivos.
Las naciones occidentales, los romanos, los griegos y más recientemente los EEUU tienen un profuso historial de guerras que se suceden casi sin intervalos.
Las naciones occidentales son más yang debido a ese alto consumo de yang de origen animal.
Las naciones orientales también han tenido guerras, pero comparadas a las potencias occidentales son regiones pacíficas.
Su consumo de yang proviene de fuentes vegetales.
Sólo en los últimos 100 años los asiáticos han comenzado a incrementar la ingesta de carnes y por ello cambió su actitud hacia la guerra.
Los vegetarianos y veganos detestan la guerra, la matanza, la crueldad hacia otros seres humanos o hacia las mascotas.
Los que consumen mucho yang de origen animal sienten el impulso de luchar y de pelear para obtener sus metas.
Lo vemos claramente en la naturaleza; los carnívoros tienen una actitud mucho más agresiva que los herbívoros.
La guerra sólo puede existir en un mundo donde la mayor parte de la gente se nutre con grandes cantidades de proteínas animales.
Por lo tanto los que promueven dietas altas en proteína animal, como los médicos, nutricionistas y científicos así como los promotores de la dieta keto u otras modas basadas en la superioridad de la carne sobre los cereales están empujando a la humanidad hacia un estado casi constante de guerras y matanzas entre hermanos ya que la ingesta constante de derivados animales yang crea emociones yang y formas de pensar en las que ellos sienten que la guerra es inevitable para resolver los conflictos humanos.
Pero los vegetarianos siempre buscarán soluciones que descarten la violencia como lo hicieron Gandhi, Nelson Mandela y Luther King, entusiastas vegetarianos.
Por lo tanto la llave para la paz mundial es la nutrición y la comprensión de cómo ésta nos vuelve más agresivos o más pacífico.

-Martin Macedo-

domingo, 24 de marzo de 2024

Teoría de los campos mórficos

 LA TEORÍA DE LOS CAMPOS MÓRFICOS DE RUPERT SHELDRAKE Y EL ÁRBOL GENEALÓGICO

Rupert Sheldrake es el bioquímico británico que postuló la hipótesis más revolucionaria de la biología contemporánea: la de la Resonancia Mórfica.
Las mentes de todos los individuos de una especie -incluido el hombre- se encuentran unidas y formando parte de un mismo campo mental planetario. Ese campo mental -al que denominó morfogenético- afecta a las mentes de los individuos y las mentes de estos también afectarían al campo. “Cada especie animal, vegetal o mineral posee una memoria colectiva a la que contribuyen todos los miembros de la especie y a la cual conforman”, afirma Sheldrake. De este modo si un individuo de una especie animal aprende una nueva habilidad, les será más fácil aprenderla a todos los individuos de dicha especie, porque la habilidad “resuena” en cada uno, sin importar la distancia a la que se encuentre. Y cuantos más individuos la aprendan, tanto más fácil y rápido les resultará al resto.
El campo donde está conectada la información genealógica lo describe Rupert Sheldrake desde un punto de vista cuántico: “Existen en la naturaleza unos campos llamados Morfogenéticos, los cuales son como estructuras organizativas invisibles que moldean o dan forma a tales cosas como plantas o animales, que también tienen un efecto organizador en la conducta”.
Estos campos Morfogenéticos contienen información recopilada de toda la historia y la evolución pasada, algo a la manera de la “memoria racial” de Freud o el “inconsciente colectivo” de Jung o el “circuito neurogenético” de Timothy Leary o los "registros Akáshicos de los vedas".La resonancia mórfica, el principio de memoria colectiva, se puede aplicar al estudio del árbol genealógico. Cada familia tiene su propia memoria colectiva a la que todos sus miembros están conectados y tienen acceso.
La transmisión intergeneracional ocurriría pues en este campo mórfico, pues hay una memoria común compartida por todos los miembros del clan, hayan o no convivido en las mismas coordenadas espaciotemporales.
¿Esto podría ser otra forma de entender el inconsciente colectivo y el inconsciente familiar? ¿Daría respuesta al por qué los secretos y los no dichos de una generación ejercen ese tremendo efecto en las siguientes?
Claudine Vegh decía que “…vale más saber una verdad, aun cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, que ocultarla, porque aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo”.
Anne Ancelin Schützenberger lo ha estudiado a fondo: “Los duelos no hechos, las lágrimas no derramadas, los secretos de familia, las identificaciones inconscientes y lealtades familiares invisibles” pasean sobre los hijos y los descendientes. “LO QUE NO SE EXPRESA POR PALABRAS SE EXPRESA POR DOLORES”.
¿Podemos los descendientes modificar esa información almacenada en el campo?
Y siempre mi amado Maestro Bert Hellinger :
El campo es más grande y se refleja en una Constelación Familiar, con lo nó dicho, secretos ,lealtades familiares ,pertenencias al clan etc. Allí en las CF se ve todo : eso lo digo yo

sábado, 23 de marzo de 2024

Todo lo que sube debe bajar primero

 Todo lo que sube debe bajar primero.

Nuestra visión es dinámica y toma en cuenta el ritmo del universo.
Yin y Yang se alternan eternamente.
Y a veces nos cuesta entenderlo.
Tendemos a ver todo fragmentado y ver una cara como el lado bueno y la otra como el lado malo.
Y no queremos el lado malo, sólo el bueno.
Y tratamos de suprimirlo o borrarlo como si fuera un error de la creación.
Esa visión fragmentada se llama dualismo y debemos considerarla como una enfermedad mental porque crea todos los problemas del mundo.
La medicina moderna es dualista; intenta asegurar la salud, ofrece tratamientos para conservar la salud pero ataca con violencia las manifestaciones de la enfermedad.
La salud infinita es un estado de alta energía.
Se trata de energía infinita y si todos tuviéramos energía infinita, fuerza infinita y confianza infinita estaríamos en la gloria.
En la gloria de la salud infinita.
La baja energía es baja función, baja calidad, es depresión; depresión anímica, depresión del sistema inmune, depresión de la capacidad de generar colágeno u hormona tiroidea o insulina o jugo gástrico.
La enfermedad es energía baja, disminuida, deprimida.
Pero la alta energía no puede sino surgir de la baja energía.
Queremos la salud infinita pero sin pasar por la baja energía.
Queremos estar en la cima de la montaña pero sin comenzar en la base.
Queremos atajos, trucos para no experimentar el lado que consideramos negativo o errado.
Salud infinita es energía infinita.
La más alta energía del universo.
Se dice que el amor es la más alta energía del universo.
Y la enfermedad es miedo o la más baja energía del universo.
Yo quiero la salud infinita, la felicidad pero no quiero sufrir, me dijo un alumno hace un tiempo atrás.
Es como querer graduarse como licenciado en leyes pero sin los sacrificios de horas y horas de estudio y horas y horas de privaciones para aprender todos los requerimientos de un abogado excelente.
La energía debe bajar antes de subir.
Para la salud infinita es necesario liberarse de la dependencia de las proteínas animales como base de la nutrición.
Entonces las personas dejan de comer carnes y lácteos y otros alimentos "fuertes" y sienten que se debilitan, bajan de peso o pierden grasa corporal y los familiares los critican diciendo que se están debilitando, que les va a venir anemia.
Pero quien quiera llegar a la salud infinita debe pasar por esto, es decir por un debilitamiento transitorio.
Antes obtenía su energía yang de grandes cantidades de carne, lácteos, pollo y huevos.
Ahora ya no tiene eso y por eso experimenta una etapa de debilidad temporal.
Ahora debe aprender a obtener su yang de los cereales y de las técnicas culinarias macrobióticas.
Debe tomar clases de cocina en buenas escuelas, en las mejores escuelas del mundo, de lo contrario seguirá débil indefinidamente.
Luego si aprende a crear yang de fuentes vegetales será como un gran búfalo o rinoceronte o como un toro salvaje que tendrá un gran poder físico, un cuerpo poderoso y bien desarrollado pero que funciona con yang de origen vegetal.
Entonces su fuerza será ilimitada porque su nutrición vegetal mantendrá permeables todas sus arterias y podrá gozar de salud durante muchísimos años.
Pero los que se empeñan en crear poder físico en base a dietas de grasa y proteína de origen animal, crearán un bloqueo de sus vasos sanguíneos, de sus riñones, de su hígado y acabarán su vida prematuramente como muchos amantes del gym que creen a rajatabla en la superioridad de la carne sobre los cereales completos.
Quien no tiene el valor de pasar por esta crisis inicial debe olvidarse de alcanzar la gloria de la salud infinita.

-Martin Macedo-

miércoles, 20 de marzo de 2024

El silencio

 

El Silencio no es meditar, es una forma de vivir.

Todo nace en el Silencio.

Lo  mejor del Silencio es que te permite vivir sin necesidad de defenderte de nada, pues el único secreto de la vida, es vivirla.

Pareciera que vives en la intemperie, como si andarás descalzo, a flor de piel…  pero en realidad el Silencio te enraíza en los adentros y te hace caminar por la vida como si cada  instante, cada paso,  fuese en  tierra sagrada. Nunca estas fuera de casa.

El Silencio convierte en sagrado cada encuentro, cada respiración, cada palabra. Habitar en el Silencio es habitar en lo  trascendente, o sea, nada es rutinario, todo lo que se vive está impregnado de lo eterno, de ese instante que ya nunca más podrás vivir.

El Silencio  hace que  todo sea intenso,  y vives desde el asombro, tal y como viven los niños, que viven jugando, sin defensa, solo entregándose a la experiencia, de corazón a corazón, desde la total vulnerabilidad.

Quizás lo más maravilloso del Silencio, es que te abre la puerta que conduce  a la presencia de Dios. Y no se trata del Dios omnipotente que desciende de los  cielos, sino de un Dios camuflado en cada rostro, en cada suspiro. El Silencio se eleva por encima de las diferencias y realza la dignidad de cada individuo.

Donde existe Dios, donde existe el Silencio, no hay miedo. El Silencio todo lo acepta, todo lo acoge, todo lo recibe y puedes vivirte, conocerte y mostrarte, sin maquillaje, sin artificio.

El Silencio es  la desnudez.

¿Cuál es el secreto?

Toda verdadera experiencia se inaugura, sólo,  desde la vulnerabilidad del Silencio.

En el Silencio todo es abundancia: es la matriz de la Vida, donde todo es posible.

En el plano de la física cuántica el Silencio es el equivalente del vacío.

Por eso en el  Silencio todo se transforma: la oscuridad en Luz, el caos en Vida, la desesperanza en ilusión, las amenazas en oportunidades.

En el Silencio vives desprotegido, pues no necesitas la identidad de la mente, de una estructura, método o sistema. Ningún pensamiento, creencia o certeza te define o defiende.  Te dejas romper, pues sabes que en la ausencia de justicia y de luz, también está  la Vida.  En el Silencio no necesitas huir ni reaccionar. Ni te ocultas, ni te adaptas. El Silencio es la Verdad.

Solo ante  la autenticidad de tu propia experiencia, de tu presencia, eres libre.

En el Silencio las heridas no son cicatrices, sino adornos. Un corazón remendado en doblemente  hermoso, pues ha experimentado la alquimia del dolor,  transformado en oro.

Y contemplas la Vida como una danza, adentrándote en el Silencio de las almas, y todas son perfectas, y están en el lugar perfecto, en la danza del Vacío.

El verdadero Silencio siempre habla del vacío, el que habita dentro de tus átomos y el del Cosmos que te rodea. ¡La perfecta armonía!!!

Lourdes Tornos

martes, 12 de marzo de 2024

El yin y yan siempre están juntos

 Nuestra filosofía se basa en la comprensión de que yin y yang siempre están juntos.

Son inseparables al punto de que no pueden existir el uno sin el otro.
Yo existo porque tu existes, le dice yin a yang.
Y yo no puedo existir sin ti, de dice yang a yin.
Por eso te amo, porque eres la causa de mi vida.
Yin y yang se aman y cuando uno aumenta el otro también aumenta.
Si uno se enferma el otro también se enferma.
Lo femenino es yin.
Lo masculino es yang.
Observemos una mano, nuestra propia mano; una cara es yang y el dorso de la mano es yin.
Si la palma se lastima, sufre toda la mano, sufre la otra cara.
Porque toda la mano está en peligro.
La mano es un buen ejemplo de yin y yang.
Si la palma se hace hermosa el dorso también lo hará.
Si el dorso recibe luz solar y se pone fuerte, la palma también recibirá este beneficio.
No debe haber conflictos este la palma y el dorso, ni entre hombres y mujeres.
Es como una guerra civil, todo el país sufre.
Todos pierden, nadie gana.
Creen que ganan pero es un gran engaño, una falsa esperanza.
Si los padres pelean los niños sufren.
Si los padres se aman los niños se sienten seguros y los mismos padres estarán felices viendo cómo su amor beneficia a sus hijos.
Yin y yang siempre están juntos, existen juntos, crecen juntos o se destruyen juntos.
Todos tenemos esas dos fuerzas yin y yang.
Todos tenemos un joven y un viejo.
Todos tenemos un sabio y un tonto.
Todos tenemos un oriental y un occidental.
Todos somos maestros y al mismo tiempo discípulos.
No podemos dejar de ser tontos ni dejar de ser débiles.
Si elimino de mi vida el pecado también elimino la virtud.
Porque sin pecado no hay virtud.
Sin tonterías no puede haber sabiduría.
Tampoco enfermedad y salud.
Todos somos sanos y enfermos al mismo tiempo.
Masculinos y femeninos al mismo tiempo.
Lo que cambia de uno a otro es la proporción.
Todos somos un poco tontos; aunque lo escondamos no podemos evitarlo.
El problema es cuando somos demasiado tontos.
O demasiado débiles.
Porque yin y yang no están en equilibrio, sino que cambian todo el tiempo, como la luz y oscuridad del cielo a lo largo del día.
Los grandes vendedores apelan a ese lado tonto que todos tenemos para vendernos sus invenciones.
Nos venden la idea de que necesitamos colágeno.
Que nuestro nivel de B12 está muy baja.
Necesitamos complejo B, magnesio, vitamina D y que necesitamos bajar el colesterol.
Nuestro lado tonto se deja convencer y compramos todo eso en la farmacia durante toda nuestra vida.
Pero no debemos ser tan tontos.
Porque nuestro lado inteligente nos muestra claramente que todo esto es creado por nuestro cuerpo, por nuestra biología a través de la naturaleza, el alimento de calidad y nuestras actividades.
Como todos somos un poco tontos estas industrias nos venden lo que no necesitamos.
Pero cuando la proporción de razón e inteligencia sea mayor, dejaremos de consumir falsificaciones de todo aquello que nuestra biología provee en cantidad y calidad infinitas.

-Martín Macedo-

La soledad

 El primer paso en el camino de la verdadera madurez consiste en desvincular la soledad de la solitud. Resulta paradójico que puedas experimentar soledad estando rodeado de mucha gente y sentirte acompañado estando en solitud, sin nadie a tu alrededor. Y es que la soledad deviene como consecuencia de la falta de conexión, no como efecto de la ausencia de personas. Para sentirte solo no es necesario estar solo. La causa real de tu soledad no es física, sino mental y espiritual: deviene cuando estás desconectado de ti mismo -de tu verdadera esencia- y excesivamente identificado con el ego. En última instancia, se trata de una cuestión de percepción totalmente subjetiva que nada tiene que ver con la compañía ajena. Ni tampoco con el decorado de tu vida.

El problema de fondo radica en el hecho de que no sabes estar solo sin sentirte solo. De ahí que veas la solitud como la carencia del otro y tiendas a vivirla con cierta angustia, ansiedad o tristeza. Ésta es la razón por la que -en general- cuando estás solo anhelas la compañía de alguien más. Esencialmente porque tú no sueles estar ahí, contigo. Y al no estar presente en tu interior más profundo no sabes cómo hacerte compañía. Por eso proyectas afuera -en los demás- lo que no has sabido encontrar dentro de ti. Todavía.
Tu sentimiento de soledad pone de manifiesto que ahí no hay nadie: ni tú ni el otro. Y dado que esta ausencia es incómoda y dolorosa, equivocadamente sigues yendo en busca de otros para evitar sentirte solo. Curiosamente, es muy común escuchar la expresión «estoy solo» para hacer referencia al hecho de que en estos momentos no mantienes una relación sentimental con otra persona. Sin embargo, en este caso no es que estés solo, sino que estás sin pareja, que no es lo mismo. Tu mayor reto es conquistar la solitud, aprendiendo a estar a gusto en tu propia compañía. Es decir, a saber estar solo sin sentirte solo. Al fin y al cabo, todo se reduce a la relación íntima que mantienes (o no) contigo mismo.
*Extracto de mi nuevo libro “Ama tu soledad. Muchas veces la mejor compañía la encuentras estando solo”

lunes, 11 de marzo de 2024

Lenguaje inclusivo

 "Yo tenía cinco años. La maestra escribió en la pizarra: "Todos los hombres son mortales". Sentí un enorme alivio, un gran regocijo.

Esa tarde, cuando salí del colegio, corrí a mi casa y abracé muy estrechamente a mi madre.
"Qué suerte Mamita, tu no te vas a morir nunca!" le dije, arrebatadamente.
"Qué?" preguntó mi madre, sorprendida.
Me separé apenas de ella y le expliqué:
-La maestra escribió en la pizarra que los hombres son mortales.
Y tú eres mujer!. Por suerte, eres mujer, dije y volví a abrazarla.
Mi madre me separó tiernamente de sus brazos.
-Esa frase, querida mía, incluye a hombres y mujeres.Todos y todas moriremos algún día.
Me sentí completamente consternada y desilusionada.
-Entonces, por qué no escribió eso?: "Todos los hombres y mujeres son mortales"? pregunté.
Bueno- dijo mi madre, en realidad, para simplificar, las mujeres estamos encerradas en la palabra "hombres".
-Encerradas?- pregunté. Por qué?
-Porque somos mujeres- me contestó mi madre.
La respuesta me desconcertó.
Y por qué nos encierran? le pregunté.
Es muy largo de explicar, respondió mi madre. Pero acéptalo así. Hay cosas que no son fáciles de cambiar.
-Pero si digo "todas las mujeres son mortales"? También encierra a los hombres?
-No- contestó mi madre. Esa frase se refiere sólo a las mujeres.
Me entró una crisis de llanto.
Comprendí súbitamente muchas cosas y algunas muy desagradables, como que el lenguaje no era la realidad, sino una manera de encerrar a las cosas y a las personas, según su género, aunque apenas sabía qué era género: además de servir para hacer faldas, el género era una forma de prisión."
*Cristina Peri Rossi -Escritora uruguaya Ganadora 2021 del Premio Cervantes