viernes, 20 de septiembre de 2019

Un extremo busca al otro extremo


Extremo yang se convierte en yin.
Cuando se llega al centro de cualquier cosa comenzamos a movernos hacia afuera, hacia la paz, hacia la calma y la quietud de la periferia.
La humanidad se encuentra en una situación así.
Un yang extremo.
Una gran cantidad de gente, como nunca antes.
Un calenta-miento del planeta como nunca antes.
Una gran cantidad de conflictos que permanecen sin resolverse.
Un gran desarrollo tecnológico como nunca antes.
Demasiadas máquinas, demasiados coches, demasiada gente aglomerada en ciudades de cemento y hormigón.
Nunca se comió tanta carne, tantas proteínas animales como en esta era.
Sea por placer, sea por costumbre, sea por creencias; o por recomendación del médico o del técnico en nutrición.
Para encontrar equilibrio en un momento extremo yang de la humanidad se requiere de yin, es decir de alimento vegetal.
Porque en este momento tomar yang extremo como base de la nutrición genera un desequilibrio aún más extremo.
Y un extremo busca al otro extremo.
Y por eso la gran cantidad de alcohol, drogas, fármacos, refrescos, chocolates.
Los cultivos se basan en la producción de frutas; lo más yin entre los productos hortícolas.
Es un gran error querer adaptarse a un yang extremo con proteínas animales que también son yang extremo.
Los asiáticos mucho más sabios las reducen al mínimo.
Pero los occidentales mucho más temerarios las aumentan al máximo.
Es como querer apagar un fuego con gasolina.
Quien pierde el equilibrio no puede caminar.
Por mucho que intente levantarse vuelve a caer.
Aún así la medicina insiste en la necesidad de usar alimento animal.
La B12 y el colágeno y otras argumentaciones similares.
Entonces los problemas se multiplican.
Pero en la profundidad del problema vive la solución.
Afortunadamente.
El cereal completo tiene la fuerza, la nutrición y la energía calma y pacifica que el hombre necesita para adaptarse con felicidad a este momento tan extremo de la humanidad.
No conozco otra forma mejor.
La vida es demasiado corta para probar todas las dietas y ver cuál es la que funciona.
El experimento puede llevar 50, 60 o 70 años.
Y cuando se halla lo que funciona ya no queda casi tiempo.
Debemos ser prácticos y aprender de las culturas tradicionales.
Que veneran la naturaleza.
Y se nutren según ésta.
Y así pueden vivir felices y sanos en el centro de la gran espiral.
Un momento extraordinario.
Y nadie quiere perdérselo, todos quieren estar allí.
7.000.000.000 de almas quieren estar allí.
Porque es un tiempo mágico.
Donde todo cambia a gran velocidad.
Donde todo parece posible.

-Martín Macedo-

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