lunes, 5 de septiembre de 2011

De la transformación privada a la transformación pública

 
 

Las transformaciones públicas están precedidas por una transformación privada e intima. Esto lo descubrí hace muchos años en mi propia vida (y hoy forma parte de mi personalidad y estilo de vida) cuando asumí una disciplina rigurosa y responsable para mejorar mi calidad de vida (alineado al concepto de INTEGRIDAD), revisando todas las dimensiones que conforman mi vida como persona (emocional, corporal, afectivo, espiritual, etc.) y con la precisión que solo el bisturí de un cirujano lo sabe hacer extirpando de mis zonas oscuras la omnipotencia, arrogancia, frivolidad, envidia, egoísmo, miedo, resentimiento, bronca, enojo, ira, resignación, que son las piedras que no te permiten avanzar. La buena noticia es que es posible disminuir el espacio de oscuridad en porcentajes importantes; la mala noticia es que no es posible extirparla totalmente.

Todo esto como escalón para enfrentar logros de mayor significación y que impliquen mayores desafíos, saliendo de mi zona de "comodidad y agregando valor a mi vida y a quienes me rodean. La llamada zona de "comodidad" o de "confort" me estaba paralizando y me encontraba enredado en lo que para la mayoría (y en algún momento fue parte de mis opciones) declara son sus mayores logros: casarse, obtener una casa, un auto, viajar, estudiar y lo que las personas "correctas" hacen para "ganarse" el hecho de haber nacido y estar vivo. Esto, siendo requerimientos centrales para dar un sentido concreto a mi vida, no me alcanzaba para agregarle valor, generar Luz y expandir mi espíritu a su máxima posibilidad y por supuesto apoyar el proceso de crecimiento y de expansión del Otro. 

Entonces emprendí el camino del crecimiento, iniciando la tarea de una limpieza profunda de mi lados ocultos, negados, reprimidos (obviamente que aún sigo en este camino hacia la perfección de mi ser, que es el camino de la Integridad y de la Luz) despojándome progresivamente de las mochilas y de las "piedras" que fui cargando sobre mis espaldas. La consigna: caminar más liviano por la vida; sacarme las caretas, dejar de aparentar y vivir pensando en agradar y quedar bien fue y es mi tarea cotidiana. Correrme del que dirán, como recibirán mis comentarios, juicios o aportes, no poner el foco en el quedar bien, no venderme por un trabajo o salario seguro, decir lo que interpreto sabiendo que, dichas desde la intención legítima de construir, en el error o en el acierto significará información valiosa para que las personas puedan tomar decisiones sobre su vida con mayor certeza. Hacer lo que realmente creo importante y generar valor a mi vida y a los que me rodean. Una etapa de franqueza y honestidad conmigo mismo y con los otros. 

Transitar por el proceso tiene sus costos y hay que aprender a identificarlos, asumirlos y estar dispuesto a enfrentarlos con coraje y responsabilidad. Por ejemplo, entre otros, que te señalen por distinto, con pensamiento propio, por amenazar el "estatus quo" de quienes se sienten "cómodos" con la situación alcanzada, no quieren problemas. o enfrentarme a mis propias limitaciones cuando no concreto mis expectativas y me alejo de los resultados. Pero también tiene beneficios: bienestar, armonía, paz, aceptación son algunos de los estados emocionales que nos permiten ambicionar proyectos y concretar nuestros sueños de una manera auténtica y legítima.

"QUIEN MIRA HACIA AFUERA, SUEÑA. QUIEN MIRA HACIA ADENTRO, DESPIERTA" CARL JUNG