¿Debemos corregir a los demás?

El camino espiritual es personal e intransferible, cada uno va por su punto evolutivo, lo cual está determinado por el número de vidas y por el aprovechamiento que hayamos hecho de ellas. Todos vamos a pasar por experiencias más o menos similares, ya que el Sendero consta de una etapa (vidas) inconsciente en la que alma y personalidad se ignoran mutuamente, y otra etapa consciente a partir del despertar de la conciencia, donde comienza la evolución, no existe una cosa sin la otra.

En cada etapa de la vida, todos creemos que estamos en la verdad y que si alguien hay equivocado es el otro. Naturalmente que si nos encontramos en esta etapa en la que todavía no se ha despertado nuestra conciencia y que la vivimos inconscientemente sin saber quiénes somos ni por qué y para qué estamos aquí, esa creencia de que somos nosotros los poseedores de la verdad está todavía más arraigada, simplemente porque somos mucho más ignorantes.

Puesto que cada uno se construye su propia vida, cada cual está en el nivel evolutivo que le corresponde, en el que se ha ganado. La verdad es una, pero cada cual la ve de acuerdo a su realidad, a su nivel de conciencia.

Aquí ya encaja la pregunta con la que hemos comenzado ¿debemos corregir a los demás?.

No, porque unos y otros consideramos que la verdad es la nuestra y ¿quién va a convencer a quién?.

El decirle a otro compañero o a cualquiera, que lo que ha dicho o hecho no es correcto, es un actuar de manera egolatra, primero porque los equivocados podemos ser nosotros, segundo porque cada cual ve verdad cuando tiene la capacidad suficiente para verla y tercero, porque interferimos en su proceso de vida impidiendo su aprendizaje y evolución.

Nadie es más listo ni sabio que el otro, por lo que te invito a dar tu testimonio de vida y ser humilde en tus planteamientos.

Ante cualquier cosa, aportación o comentario que no compartamos (verdad o mentira), sin dirigirnos a nadie específicamente, expongamos nuestra opinión de manera impersonal, porque sí que debemos expresar nuestro criterio desde el alma, pero no desde la personalidad.

La personalidad puede herir, el alma nunca porque se expresa desde el amor. También podemos optar por no emitir comentario, sino aportar otra información en la que se expongan los criterios que nuestra conciencia nos dicte sobre determinado tema, con los argumentos y justificaciones suficientes que demuestren que ese criterio tiene razón de ser, que corresponde a la verdad.