La auténtica confianza sólo se alcanza a través de la sabiduría del corazón. Al penetrar en este espacio seguro, acudirá a ti todo aquello que te pertenezca porque has creado la capacidad interna para recibirlo. La ironía es que aquello que deseas recibir forma en realidad parte de ti mismo. Este puede ser un concepto difícil de asimilar, debido al apego del ego a ser separado y especial.
En nuestra experiencia cotidiana no hay nada que nos dé muchas razones para creer que nuestra mente tiene, como uno de sus elementos constituyentes, algo invisible que está en todas las cosas vivas. Sin embargo, cuando examinamos nuestra fuerza vital y utilizamos la mecánica cuántica, descubrimos que esa energía no es, de hecho, una partícula, sino una onda que es la misma en toda forma de vida.
Confiarás en la energía universal cuando aceptes este hecho «irracional»: no sólo eres digno de confianza, sino que formas parte de la misma fuerza vital que existe en todas partes. Si crees esto realmente, te darás cuenta de que todo lo que falta en tu vida forma parte de la misma energía que hay en ti. La manifestación se convierte entonces en el arte de atraer aquello que ya forma parte de uno mismo.
En cierto sentido, es como pensar que las cosas que deseas están sobre una cuerda infinitamente larga, a pesar de lo cual están unidas a ti de alguna forma invisible. Sólo es una cuestión de confianza el atraer esa cuerda hacia ti, y todo aquello que debe llegar a tu vida estará ahí una vez que hayas desarrollado la capacidad para recibirlo. Pero no podrás recibirlo, ni acercarte remotamente si no estás plenamente convencido de que eres una extensión de Dios.
PAZ: EL RESULTADO DE LA CONFIANZA
Tu yo superior desea que experimentes paz, que es una definición de la iluminación. Cuanto más confíes en la sabiduría que lo crea todo, tanto más confiarás en ti mismo. El resultado de confiar es que tienes a tu alcance una enorme sensación de paz.
A medida que crezca esta conciencia, descubrirás que eres una persona más pacífica y, en consecuencia, la iluminación se convertirá en una parte de tu estilo de vida. Ser independiente de la opinión de los demás y desprenderse de la necesidad de tener razón son dos poderosos indicadores de que tu vida se desplaza hacia la seguridad que da confiar en Dios y en uno mismo. Y, sin embargo, hay en nuestras vidas muchas personas que perturban nuestro estado de paz. La cuestión entonces estriba en aprender cómo manejar a aquellos que perturban consciente o inconscientemente nuestra experiencia de la confianza y la paz.
La persona que realmente puede perturbar tu estado de paz es aquella que te recuerda que no te encuentras verdaderamente en el estado de paz o iluminación que brota de la confianza. En ese momento, esta persona se convierte en tu mejor maestro, y es a ella a quien debieras dar las gracias.
Todo aquel que aparezca en tu vida y pueda sacarte de quicio y hacerte sentir frenético es un maestro disfrazado de ser manipulador, desconsiderado, frustrante y no comprensivo. La paz iluminadora significa que no sólo estás en paz con aquellos que comparten tus intereses y que están de acuerdo contigo, o con los extraños que van y vienen, sino también con aquellos maestros que te recuerdan que todavía te queda mucho que hacer para estar en paz contigo mismo
Que confíes no significa que no experimentes nunca los altibajos de la vida. Habrá picos y valles mientras vivas en este plano físico. No hay felicidad sin la experiencia opuesta de la infelicidad. Es en el equilibrio entre los opuestos en lo que se basa la vida en el plano físico. No abandones la confianza cuando tu ego crea que las cosas debieran ser diferentes a como son. No abandones en los momentos de oscuridad, porque a ella seguirá la luz. Debes buscar una lección, porque tu confianza te permitirá observar esos momentos difíciles desde fuera, sin dejar que caigas en el error de considerarlos una parte inevitable de tu vida. Desde esta perspectiva, no estás a merced de la energía de tu ego, que insiste en que todo tiene que ser perfecto y que cuando no lo es tienes razones para abandonar tu confianza en lo divino.
En esta vieja idea de confianza hay una sabiduría intemporal. Cualquier persona puede percibir los problemas en su interior, pero si confía espiritualmente se dará cuenta de que en su interior también están las soluciones. Al confiar en ti mismo no buscas las soluciones a tus problemas fuera de ti mismo. En lugar de eso, mantienes tu confianza, y eso te permite atraer la energía necesaria para encontrar la solución.
Eso es confianza. Eso es gracia. Es saber que puedo enfrentarme literalmente a mí mismo con un espíritu de serenidad, y que atraeré hacia mí aquello que busco. Esta es la energía de la manifestación y se produce con mayor frecuencia cuando la mente está serena. Es la mente serena la que entra en contacto con la verdad.
Cuando se confía, se sabe. Y algo que se sabe no puede verse silenciado por las opiniones contradictorias de cualquier persona con la que se encuentre. Cuando esa confianza se convierta en tu estilo de vida, serás independiente de la opinión de los demás. No necesitarás demostrarte nada ni a ti mismo ni a nadie, ni convencer a nadie de la razón de tus puntos de vista.
Serás un sabio silencioso, que se mueve a través de este plano material sabiendo que has conectado con una fuente de inspiración que te proporciona todo el sustento que necesitas. De hecho, empezarás a ver cómo este plano terrenal es en realidad una gran parte de ti mismo, mucho más de lo que hubieras podido imaginar.
Extracto del libro:
Wayne Dyer, Construyendo tu destino, Harper Collins, New York 1997
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