miércoles, 16 de junio de 2021

5 conceptos clave en la obra de Byung-Chul Han

 La obra de Byung-Chul Han es un llamado a la resistencia frente a fenómenos como la productividad sin límites, la digitalización de la vida y la servidumbre consentida. Todas esas son realidades contemporáneas que nos están enfermando.

La obra de Byung-Chul Han es una de las más interesantes de la actualidad. No obstante, aunque ya es muy famosa y célebre, todavía no se ha popularizado lo suficiente. Por eso vale la pena hacer una aproximación a sus postulados, sobre todo si estamos interesados en reflexionar sobre el estilo de vida actual y el rumbo que estamos tomando.

Este filósofo y escritor surcoreano es también experto en estudios culturales y se ha convertido en una de las voces más autorizadas del pensamiento contemporáneo. La obra de Byung-Chul Han se ha centrado en fenómenos de palpitante actualidad, como la tecnología, la cultura del trabajo a ultranza o los efectos de la globalización del capitalismo.

Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En esto consiste la especial inteligencia del régimen neoliberal. (…) En el régimen neoliberal de la autoexplotación uno dirige la agresión hacia sí mismo. Esta autoagresividad no convierte al explotado en revolucionario, sino en depresivo”.

– Byung-Chul Han-

Algunos de los títulos más célebres en la obra de Byung-Chul Han son La sociedad del cansancioLa agonía del erosTopología de la violencia y Psicopolítica: neoliberalismo y nuevas formas de poder, entre otras. En ellos, hay algunos conceptos que sobresalen y que se configuran como los ejes de su forma de ver el mundo. Profundicemos.

1. Autoexplotación

Buena parte de la obra de Byung-Chul Han está dedicada a reflexionar sobre cómo trabajamos hoy en día. En una entrevista concedida al diario El País, resumió su pensamiento en una frase realmente lapidaria. Dice: Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”.

Para Byung-Chul Han, el hombre actual sigue irreflexivamente un mandato social: hacer todo lo que PUEDA. Hasta hace un tiempo, las personas hacían lo que DEBÍAN. Ahora el ser humano cree que debe alcanzar el “éxito”, aún a costa de sí mismo, y se angustia severamente si no triunfa. El poder no tiene que fustigarlo. Cada quien se somete a ese régimen de trabajo y consumo, de forma totalmente voluntaria.

2. Comunicación

En la obra de Byung-Chul Han también hay constantes alusiones a los fenómenos de comunicación, tal y como los conocemos hoy en día. Para él, las relaciones han sido reemplazadas por las conexiones. Lo que se establece hoy en día es un enlace entre fuentes de información dispersas por el mundo.

Byung-Chul Han señala que sin la presencia física del otro, ya no hay comunicación, sino intercambio de información. Todos los sentidos, excepto la vista, están cayendo en desuso. Por eso en parte, la comunicación se ha debilitado notoriamente. A su vez, la gente busca solo a sus “iguales”, los capaces de dar like a lo suyo. ¿Dónde queda la diferencia entonces?

3. Jardín, uno de los conceptos clave en la obra de Byung-Chul Han

Ciertamente, el concepto de jardín no es uno de los más trabajados en filosofía. En la obra de Byung-Chul Han tiene que ver con la resistencia a las imposiciones del mundo digital. Esa esfera tiene una materialidad muy difusa y deleznable. Como dice el filósofo: “lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está”.

De este modo, el concepto de jardín es un llamado a volver a las sensaciones concretas. Oler, sentir, palpar… El pensador surcoreano habla del “jardín secreto”, ese espacio reservado en el que nuevamente uno se pone en contacto con la realidad material, no mediada por lo digital. Es, a su juicio, una forma de recuperar lo que llama “la belleza original”.

4. Lo otro

Lo otro es uno de los conceptos que está en crisis en la sociedad actual. Pareciera que la única consigna es la de igualarnos. Las “tendencias” y “lo viral” son manifestaciones de este deseo de pertenecer a un colectivo que marche al unísono.

Dice Byung-Chul Han que cuanto más iguales somos, más aumenta la producción. A su juicio, la diferencia es contraria a los objetivos del neoliberalismo. Si hubiese unos que usaran smartphones y otros que no, el mercado saldría perjudicado. Actualmente hay un conformismo radical, una enorme pasividad que reduce al ser humano a la condición de cliente o de productor.

5. El tiempo

El tiempo es otro de esos elementos críticos en el mundo actual. Dice el filósofo que es necesaria una revolución en el uso del tiempo. Lo que prima ahora es la aceleración y lo pasajero. Hacer todo rápido y dejarlo que se vaya tan pronto como llegó. Es un atentado contra la permanencia.

Para este pensador es fundamental recuperar el tiempo personal, es decir, aquel en el que nos dedicamos a nosotros. Tiempo propio, al margen del sistema productivo. Recuperar los instantes de ocio y los momentos para la fiesta. Reservar tiempo para lo improductivo, no para la “pausa” que haga más eficiente el trabajo.

Sin duda alguna, la obra de Byung-Chul Han es una de las más ricas e interesantes en el mundo actual. Y no es solo una obra. Él mismo vive de acuerdo con los postulados que predica. Lo que busca, ante todo, es autoafirmar su ser y su libertad.

El bien más alto: la unión entre la mente y la totalidad de la naturaleza

Baruch Spinoza, indudablemente uno de los filósofos más importantes de la historia del pensamiento occidental, está gozando una especie de renacimientoEsto se debe seguramente a que Spinoza congenia con el pensamiento científico e, interesantemente, también con el pensamiento ecológico. Ante la crisis de sentido, la crisis climática y la crítica de las grandes religiones, la religión de la naturaleza o la exaltación del mundo natural parecen capaces de proveer sentido y pertenencia, son ideas que cobran fuerza y se revelan como esa preferencia creciente identificada como "espirituales pero no religiosos".

Más allá de que esta clasificación es problemática y se podría argumentar que contradictoria, hay claramente una tendencia a buscar una espiritualidad personal, libre de las instituciones, la cual se exhibe fundamentalmente en un deseo de tener experiencias significativas que tienen que ver con la naturaleza, ya sea experimentando con plantas psicoactivas, a través de la contemplación estética o a través de la acción política (especialmente en lo referente al problema climático) en la que el mundo se vuelve la polis y la interdependencia cobra una especie de valor ético y espiritual.

Spinoza es conocido sobre todo por identificar la naturaleza con Dios, un paso que para algunos lo acercó al ateísmo, pero que es primero entendido como un panteísmo, donde todo es Dios. El Dios de Spinoza es concebido como una sustancia con infinitos atributos, dos de los cuales nos son conocidos, la materia y la mente, dos aspectos de la sustancia única.

Esta identificación de la mente con la materia es muy atractiva en la filosofía y en la ciencia actualmente. Spinoza es una de las fuentes esenciales de un importante movimiento en el estudio de la conciencia que se inclina a una visión panpsiquista, que sostiene que la conciencia es una propiedad fundamental de la materia. Esta visión puede ubicarse dentro de los límites del materialismo, corriente en la cual algunos ubican al mismo Spinoza, aunque esto puede ser disputado, pues Spinoza no sostiene que la materia es el fundamento de toda la realidad, es un monista de sustancia e igualmente puede leerse cercano al monismo de religiones como el vedanta. Por otro lado, Spinoza señala que el principio mental es eterno: aunque la existencia individual no persiste después de la muerte, la mente alcanza un entendimiento que es eterno. La mente humana, explica en su Ética, "es parte del infinito intelecto de Dios"; y agrega: "El verdadero entendimiento no puede perecer, pues en sí mismo no tiene causa para destruirse".

El pensamiento de Spinoza ha sido especialmente atractivo para algunos científicos que consideran que el universo es determinístico. El Dios de Spinoza, con el cual Einstein llegó a identificarse, no es un Dios que "juega a los dados" y tampoco es un Dios que interviene en la Creación con milagros o castigos, sino más bien una suerte de entidad por encima de un universo en donde todo esta circunscrito por leyes, por una divina necesidad. Spinoza es, en cierta manera, la cumbre del racionalismo.   

En su Tratado sobre el mejoramiento del entendimiento, escrito en 1656, Spinoza explica lo que es el bien más alto. Primero, el filósofo observa que aquello que llamamos "bueno o malo" tiene una cierta cualidad relativa, pero entiende que el ser humano tiene razones para designar como bueno aquello que lo lleva a la "perfección", que es una conformidad con el orden eterno. El cosmos de Spinoza se caracteriza por ser una especie de máquina u organismo perfectamente aceitado, "maravillosamente arreglado" (según Einstein), que sigue leyes que encarnan principios eternos. Spinoza puntualiza que el más alto bien consiste "en el conocimiento de la unión entre la mente y la totalidad de la naturaleza". Esta es la unidad entre el pensamiento y la extensión, unidad de los atributos de la sustancia divina. Se trata de una unión intelectual, pero Spinoza habla de esto en términos eróticos: "el amor intelectual de la mente hacia Dios es parte del amor infinito con el que Dios se ama a sí mismo". Al mismo tiempo, ya que no hay diferencia última entre el cuerpo y la mente, es una unión física, que se expresa como amor. Esta unión se entiende, señala, a través de su acción en el cuerpo, "en el que vemos cómo a través del conocimiento y el sentimiento de cosas corporales, surgen en nosotros todos los efectos de estar constantemente volviéndonos conscientes del cuerpo, por medio de los espíritus [vitales]".   

Spinoza dice que todos los esfuerzos del intelecto y de la educación misma deben ponerse al servicio de esta unión con la totalidad de la naturaleza que es, al mismo tiempo, la unión con Dios. Enfatiza la importancia de una "filosofía moral", pero siempre está presente la noción de "cuerpo-mente" y resalta la importancia de la salud física para hacer esto. Sin embargo, lo principal es "un medio desarrollado para mejorar el entendimiento y purificarlo". En este sentido hay una forma de imitatio dei, de hacerse como Dios a través de la pureza del pensamiento, que es sustancia eterna e infinita. 

¿En qué consiste esa unión con la totalidad de la naturaleza para el ser humano que existe en la Tierra? Como ya vimos, hay un principio erótico, una relación de admiración y deseo para con la divinidad, aunque esto es motivado y ejecutado por un "amor intelectual". En este sentido, Spinoza quizá se aleja de lo que vemos en las muestras modernas de espiritualidad que tienden a una cierta devoción de la naturaleza y que buscan una experiencia integral de conexión con algo vivo. Y es entendible, pues como criticaron Heidegger y otros, un Dios que es meramente leyes e intelecto no genera naturalmente que alguien se "arrodille" o  baile en éxtasis. El Dios racional de Spinoza difícilmente sabe bailar. Y, sin embargo, hay una forma de conciliar esto, y ciertamente Nietzsche puede concebirse en diálogo fecundo con Spinoza. 

Unirse a la totalidad de la naturaleza es unirse a la necesidad, a los procesos vitales, energéticos del mundo, a la masa de poder que se manifiesta, con aceptación y reverencia. Una identificación en el corazón de la materia, que admite aun el sí del espíritu, incluso aunque este sí, esta aparente libertad, sólo sea para hacerse a un lado, para dejarse atravesar y anonadar por la luz de "Aquel que es todas sus estrellas". 


Luis Alberto Hara

Las 7 mejores frases de Séneca

"Si os sujetáis a la naturaleza, nunca seréis pobres; si os sujetáis a la opinión, nunca seréis ricos”. -Séneca-

1. Atreverse o no hacerlo

Una de las frases de Séneca dice lo siguiente: “No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. Una aguda reflexión que resulta impresionante si se toma en cuenta que fue hecha hace unos 2.000 años.

Hombre sobre una cuerda representando las frases de Séneca

Séneca quiere decir con esto que las cosas pueden resultar mucho más complicadas en la mente, que en la realidad misma. Comprendió que los seres humanos tendemos a sobredimensionar aquello que observamos desde el miedo.

2. Una de las más bellas frases de Séneca

Esta es, sin duda alguna, una de las más bellas frases de Séneca. Dice así: “Sin razón se queja del mar el que otra vez navega”. En esta breve sentencia se aprecia su capacidad poética, su delicada sensibilidad y su realismo lúcido.

La metáfora alude al hecho de que una persona no tiene razón para quejarse de aquello que él mismo busca. Implícitamente, señala que quizás la primera vez es excusable, pero no la reincidencia. Si otra vez navega es porque ya lo había hecho antes. Si no le gusta, ¿por qué lo vuelve a hacer?

3. Los odios ocultos y descubiertos

Si de algo supo Séneca fue de odios. Muchos de ellos, totalmente gratuitos. Nunca fue un hombre de conspiraciones, ni de intrigas contra los demás. Pese a esto, su inteligencia y fluidez despertaban suspicacias, envidias y prevenciones.

Mujer con ramas en la cabeza representando las frases de Séneca

Quizás por eso una de las frases de Séneca dice: “Peores son los odios ocultos que los descubiertos”. Es posible que todos hayamos vivido alguna vez esa realidad. Con frecuencia, los odios más enconados no son los más visibles.

4. El valor de la dificultad

Como buen estoico, Séneca le daba un gran valor a la dificultad. No le daba un significado negativo, ni le parecía que debía evitarse. Todo lo contrario. Sostiene que los problemas son fuente de crecimiento y avance.

Así queda maravillosamente plasmado en esta frase: “Las dificultades fortalecen la mente, como el trabajo lo hace con el cuerpo”. En otras palabras, Séneca ve la dificultad como una oportunidad para ejercitar y desarrollar la capacidad de razonamiento.

5. Una medida contra la ira

Esta es otra de esas frases de Séneca que sorprende por su sencillez y profundidad. Ofrece una medida concreta para manejar la ira. Es una fórmula simple y totalmente eficaz para quien la practica. Señala: “Contra la ira, dilación”.

Se trata de una medida que no falla. En la mayoría de ocasiones, la ira simplemente se controla con una pequeña pausa. Basta con mantenernos quietos y callados por un par de minutos. La calma vuelve y no hacemos o decimos algo de lo cual podamos arrepentirnos.

6. El valor de vivir

Definitivamente, la vida de Séneca no fue un jardín de rosas. Especialmente durante el reinado de Calígula, quien lo persiguió cruelmente solo por celos. También, después, con Nerón, su pupilo. El mismo que lo condenó a pena de muerte.

Todo esto sin contar con que Séneca siempre tuvo una salud muy frágil y sufrió indeciblemente por sus ataques de asma. Quizás por todo ello, una de las frases que ha pasado a la historia dice: “A veces, incluso el vivir es un acto de valor”.

7. La lógica de las costumbres

Séneca hace una afirmación que resulta muy sabia y aguda, en torno a las costumbres. Dice lo siguiente: “Las buenas costumbres se conforman unas con otras, y por eso duran”. Como siempre, en una breve sentencia resume un mundo de sabiduría.

Mujer en campo de trigo representando las frases de Séneca

Lo que plantea es que las costumbres no son realidades aisladas. Una buena costumbre no sobrevive en medio de varios hábitos negativos. Para que sean estables, deben ser también consistentes o coherentes entre sí.

Séneca, biografía de un filósofo del poder

 Séneca fue un gran pensador y un profundo conocedor de la naturaleza humana. Aunque predicaba mucho más de lo que aplicaba, sus escritos son, sin duda, algunas de las piezas más bellas en la filosofía y la ética de todos los tiempos.

Séneca fue uno de los hombres más sabios e inspiradores de la Antigua Roma. A pesar de que pasó a la historia como un filósofo que reflexionó sobre la ética, lo cierto es que, ante todo, fue un hombre de poder. Logró comprender en profundidad la naturaleza humana en una de las épocas más decadentes de la historia.

Como otros grandes personajes de la historia, Séneca se caracterizó por una curiosidad insaciable que le permitió sumergirse en distintas ciencias, culturas y creencias con gran apertura.

“A algunos se les considera grandes porque también se cuenta el pedestal”.

-Séneca-

Estudió a los egipcios con la misma pasión que a los romanos y a los griegos. Finalmente, se decantó por seguir los postulados del estoicismo y se convirtió en una de las figuras más representativas de dicha escuela.

Una de las grandes paradojas de la historia y del poder es que Séneca haya sido el maestro de alguien que podría ser su opuesto: el emperador Nerón. Además fue precisamente su pupilo quien finalmente lo condenó a muerte.

La Antigüedad Clásica nos ha brindado un abundante legado de obras literarias y filosóficas que, a día de hoy, siguen captando nuestra atención. De todos los textos latinos que se cree que se escribieron, nos ha llegado un porcentaje extremadamente bajo, pero suficiente como para acercarnos a algunos autores tan interesantes como Séneca. En este artículo, te invitamos a descubrir a uno de los pensadores más brillantes de la Antigüedad.

Estatua de Séneca en Córdoba

La infancia de Séneca

Aunque no hay certeza total, todo parece indicar que Séneca nació en lo que hoy es Córdoba (España), en el año IV antes de nuestra era. Fue un niño enfermizo, aquejado por el asma hasta el extremo. Su padre era procurador de Roma y también un famoso orador y retórico.

Uno de los datos curiosos de la vida de este gran filósofo es que tuvo dos hermanos. Ambos, junto con Séneca, fueron hombres importantes en su tiempo, pero los tres terminaron suicidándose en diferentes momentos.

Lo cierto es que Séneca fue educado principalmente por la hermanastra de su madre en Roma. Con esta familia adoptiva, también fue a vivir a Alejandría, donde aprendió mucho acerca de la cultura egipcia. En este periodo, comenzó a explorar diversas ciencias o saberes. Posteriormente, se cree que pasó un tiempo en Atenas.

El poder y sus brillos

En el año 31 de nuestra era, Séneca fue nombrado magistrado romano. Tuvo un desempeño brillante y en pocos años se convirtió en el principal orador del senado. Para entonces, el malvado Calígula había ascendido al trono, sentía grandes celos por el orador y, como consecuencia, lo condenó a muerte. Aparentemente, una cortesana lo persuadió con el fin de que no cumpliera dicha sentencia.

Cuando el emperador Claudio asumió el poder, su primera esposa, Messalina, intrigó para que nuevamente fuera condenado a muerte. Esta pena fue conmutada por el destierro. Así, Séneca partió hacia Córcega, isla en la que permaneció durante 8 años en el exilio.

Agripina, la segunda esposa de Claudio, intercedió para que se le permitiera volver, pues veía en Séneca a un aliado que le ayudaría a aumentar el prestigio del emperador. Además, pensaba que Séneca podría contribuir en conseguir su gran objetivo: convertir a Nerón en emperador, pese a que no era hijo legítimo de Claudio.

Nerón, el discípulo

Finalmente, los planes de Agripina llegaron a buen puerto y salieron tal y como ella esperaba. A la muerte de Claudio, Nerón tenía apenas 17 años. En ese momento, Séneca fue nombrado consejero político y ministro, aunque, en la práctica, él fue quien gobernó el imperio durante los ocho años siguientes en compañía de Burro, otro de los asesores de Nerón.

Parece ser que Nerón sentía gran estima por su consejero y maestro. Además, el poder en manos del filósofo mantenía estable y floreciente al imperio. Sin embargo, a medida que el joven emperador fue creciendo, también comenzó a incubar suspicacias en torno a su mentor.

Aunque Séneca era un moralista estoico, lo cierto es que, durante esa etapa, acumuló más riquezas que cualquier otro hombre de poder en su época. Por ello y también como consecuencia de diversas intrigas, Nerón comenzó a verlo como un enemigo potencial; lo acusó de hipocresía, e incluso de ser el amante de su madre, Agripina.

Estatua de Séneca

La muerte de Séneca

Uno de los episodios más contradictorios y lamentables en la vida de Séneca fue el momento en que Nerón asesinó a su madre. En lugar de cuestionar el hecho, el filósofo trató por todos los medios de justificarlo. Era evidente que temía al emperador y solo pensó en salvarse a sí mismo.

Después murió Burro y Séneca quedó prácticamente solo. En un intento por ganarse el favor de Nerón, ofreció entregarle todas sus riquezas y bienes. Al mismo tiempo, le pidió al emperador permiso para retirarse de la vida pública. De esta manera, dejó constancia del peligro que sentía, Séneca temía por su vida y trató de salvarse como pudo, así, logró vivir unos años más.

Finalmente, Nerón lo implicó en un complot que se había llevado a cabo en su contra, aunque no era más que un pretexto para condenarlo a muerte. En ese entonces, si el condenado era un patricio, él mismo se suicidaría. Séneca acató la norma y siguió la tradición junto a su esposa. Tras su muerte, también se suicidaron sus hermanos y su sobrino por miedo a la crueldad de Nerón.

De este modo, la vida de un gran pensador llegó a su fin, de forma trágica e incluso injusta. Un final que, por otro lado, contrasta con algunas de sus aportaciones a la filosofía, con la ética que defendía.