miércoles, 31 de marzo de 2021

Uso del lenguaje que limita

 - EL USO DEL “NO”.

Empecemos por aclarar que el cerebro no registra jamás la palabra “NO”. Es por ello que al usar el “NO” en nuestras frases diarias, pláticas, conversaciones, opiniones, juicios, críticas, órdenes, consejos, etc. Es preferible utilizar frases en expansivas.

Frase incorrecta:
- “NO olvides comprar el pan cuando salgas del trabajo”
El cerebro del receptor entiende:
- Olvida comprar el pan cuando salgas del trabajo”

Frase en positivo:
- “Recuerda comprar el pan cuando salgas del trabajo”

EL USO DEL “MAÑANA”

Para el cerebro subconsciente no existe el tiempo. Todo es hoy, todo ha sido hoy, y todo ocurrió hoy aunque ya hayan pasado varios años de algún hecho dramático, doloroso o feliz. Para el subconsciente sólo y únicamente existe el hoy.

Por lo tanto, hablar utilizando la palabra MAÑANA, el tiempo queda “INDEFINIDO” y eso nos confunde. Y basados en ello, entendamos que para la mente ese “mañana” nunca llega ni llegará y además es “diario”.
No existe en el calendario porque simplemente, SIEMPRE ES HOY.

Frase incorrecta:
- “Hijo, MAÑANA te sentirás mejor”

El cerebro del receptor entiende:
- “Hijo, ALGÚN DÍA te sentirás mejor”

Frase en positivo:
“Hijo, HOY comienzas a sentirte mejor”

EL USO DEL “UN DÍA DE ESTOS”, “LA PRÓXIMA VEZ”, ETC..

Un tanto más confuso que el ejemplo anterior, porque aquí la mente entiende que no hay fecha concreta, por lo tanto le resta importancia.

Frase incorrecta:
- “La PRÓXIMA VEZ QUE NOS VEAMOS, les entrego sus calificaciones”
El cerebro del receptor entiende:
- “NO SÉ CUÁNDO, me entregan mis calificaciones”

Frase en positivo:
- “EL JUEVES 25 A LAS 10AM, les entrego sus calificaciones”

-
EL USO DEL “TENGO QUE”.

El cerebro siempre percibirá la frase TENGO QUE como una obligación molesta, intolerable, que debe sufrirse o padecerse y es no es del todo saludable en ningún aspecto de nuestra vida. Por lo tanto, en una conversación con alguien o incluso al pensar en nuestras actividades diarias, lo mejor es un QUIERO o un DESEO.
Cualquier palabra que refleje agrado o gusto cambiará absolutamente la percepción de aquello…

Frase incorrecta:
- “TENGO que bajar de peso, TENGO que hacer ejercicio y TENGO que dejar de beber café”
El cerebro del receptor entiende:
- “QUE MOLESTIA, debo bajar de peso, QUE MOLESTIA, debo hacer ejercicio, QUE MOLESTIA, debo dejar de beber café”

Frase en positivo:
- “DESEO bajar de peso, QUIERO hacer ejercicio y ME GUSTA la idea de beber menos café”

EL USO DEL “SÍ PERO…”
Estas son las típicas frases que todo el mundo decimos, en las que comenzamos con una idea positiva para después auto boicotearnos o boicotearla para liberarnos de “algo” que debe hacerse.

Frase incorrecta:
- “Claro que me gusta esa película, vamos el martes PERO yo te confirmo el lunes”.
(Yo mismo estoy expresando que no te llamaré el lunes, por lo tanto no iré contigo a ver esa película)

Frase en positivo:
- Claro que me gusta esa película, vamos el martes, te confirmo el lunes a las 5pm por teléfono”.

EL USO DEL “QUÉ ABURRIDO”, “QUÉ CANSADO”, “QUÉ DESESPERANTE”, ETC.
Utilizar un “CALIFICADOR” de alguna situación o acción, predispone al cuerpo a no prepararse, a sentirnos negativos ante un hecho que puede ser fantástico.

Frase incorrecta:
- “QUÉ ABURRIDO venir diario a ésta clase”
- “QUÉ PESADO está el día”
- “QUÉ DESESPERANTE es ésta persona”

El calificar algo o a alguien dentro de una frase, provoca que automáticamente nuestra mente deje de percibirla como agradable, disfrutable, interesante, etc.

Y lo mismo ocurre si nosotros como personas, nos autocalificamos "negativamente" previo a enunciar una idea:

- “NO PUEDO aprender a nadar”.
- “SOY TONTA (O) para conducir”.
- “SOY OLVIDADIZA (O), mejor escríbemelo”

Por lo tanto, lo mejor antes de hablar e incluso antes de lanzar una idea con respecto a nosotros mismos, lo mejor es enunciar una idea SIMPLE, AFIRMATIVA y EXPANSIVA.

Al comenzar estos cambios iremos descubriendo cuántas veces en un solo día, decimos o nos dicen cosas que se “malentendieron”. O bien cosas que nos desvalorizaron o situaciones que evadimos.

María Hernández Ortega

martes, 30 de marzo de 2021

La salud infinita es una expresión de abundancia

 La salud infinita es una expresión de abundancia.

Como un torrente que baja de la montaña.
No hay carencias ni insuficiencias.
Pero la enfermedad comienza con señales de disminución.
Lo primero es el cansancio.
Es la primer señal de enfermedad.
Es una expresión de pobreza.
La pobreza más básica...que conduce a otros tipos de pobreza.
Pobreza de ideas, falta de paciencia, falta de claridad mental, falta de ánimo y un constante mal humor.
Al final es la depresión, la infelicidad.
Un tipo de infierno que no necesita religiones ni juicio final.
La salud es la abundancia o riqueza infinita.
Hay de sobra y el que la posee tiene ese entusiasmo como alguien que anda regalando billetes de 100 dólares a todo el mundo porque ganó la lotería.
El que tiene da generosamente, pero el pobre no da nada, se guarda sus magros recursos como si su vida dependiera de ellos.
No saluda, ni sonríe, ni informa nada sobre su vida.
Es antipático y tiene pocos amigos.
A lo sumo compartirá sus penas para desahogarse un poco con quien quiera escucharlo.
Pero todos disparan porque nadie quiere ese cóctel negativo.
Pero cuando se tiene la salud infinita todo se siente fácil y liviano.
Cuando aparecen los problemas estos se resuelven con valor e incluso con una actitud de total auto confianza en el resultado esperado.
La enfermedad comienza con el cansancio; cansancio de los músculos, del sistema inmune, de la tiroides, de la producción de insulina y de otras hormonas necesarias para la expresión de la salud.
El riñón no quiere filtrar, el corazón no quiere trabajar duro, el pulmón se fatiga y pide una tregua.
Las manos duelen y se inflaman.
Se cansa la vista y la espalda pide un respiro.
El cuerpo entero pide vacaciones.
Y todo el año espera esa bendita semana que al final pasa tan rápido.
Nosotros buscamos ante todo la salud infinita.
Y todo lo demás vendrá por añadidura.
Pero la gente normalmente se interesa en su salud cuando está muy enferma.
No hace prevención porque tiene otras prioridades.
Y cuando la salud no es la prioridad.
La catástrofe es inevitable.
Y por eso vienen las pandemias.
Para que las personas entiendan que la salud es más importante que cualquier otra cosa.
Si no entienden por el camino fácil.
Deberán entender por el camino difícil.
Pero todos finalmente comprenderán.
Y dejarán de culpar a los virus.
A los mosquitos.
Y a los murciélagos.

-Martín Macedo-

lunes, 29 de marzo de 2021

Eres lo que comes, piensas y sientes

 Todos nuestros pensamientos tienen consecuencias, ya sea buena o mala. Si pienso “nunca voy a conseguir ese trabajo”, estoy mandando energía negativa al Universo y ello me va a alejar aún más de mi propósito. Estoy “atrayendo negatividad”. Si en lugar de eso, empiezo a decirme a mí misma cada día que voy a conseguir el trabajo porque soy alguien fenomenal, voy a generar una energía positiva que tarde o temprano va a darme sus frutos.

Eso no significa que con un pensamiento podamos tener todo lo que queramos, pero pensar de forma positiva de forma continuada ha cambiado la vida de muchísimas personas.

Pero también somos lo que comemos, si te alimentas mal, tus células serán las afectadas, y eso significa que todas las funciones de tu cuerpo van a realizarse de forma lenta como si trabajara con “gasolina barata”. Cada persona tiene un cuerpo único y dependerá de su genética si puede tolerar una mala alimentación durante más o menos tiempo.

Comes para pensar y sentir; vives para tu instinto.
Piensas para comer y sentir; vives para tu mente.
Sientes para comer y pensar; vives para tus emociones.

Cuando te arrancaron de lo que ya eras al nacer, para que aprendieras a ser como tus antepasados, en dirección hacia atrás, y el río de la vida humana, como el agua de la montaña siempre viaja hacia adelante. Dime lo que comes, piensas y sientes y te diré lo que te falta y lo que no haces por tu bienestar integral.

La naturaleza tiene sus analogías explícitas con el cuerpo humano, tanto que muchas frutas y vegetales dialogan directamente con alguna parte específica de nuestro cuerpo. Basta ver las semejanzas en las formas para saber en qué nos benefician.

La naturaleza habla por medio de la forma, y apela a un sentido que todos los animales tenemos en común: la asociación. Así, cuando a nuestro cuerpo le falta potasio tenemos un súbito antojo por comer plátanos y tomates; cuando le falta energía, recuerda la existencia de los chocolates. De acuerdo a su estado de balance, el cuerpo hace asociaciones entre las cosas que conoce y las cosas que en ese momento necesita.

Pero el fenómeno es aún más fascinante. Mucho tienen que ver las formas y colores de lo que comemos con los beneficios específicos que otorga cada alimento; como si el mundo de las frutas y vegetales nos hablara directamente.

La zanahoria, por ejemplo, se parece a los ojos. La forma del ojo, la pupila, el iris y las líneas dentro del iris se ven muy parecidas. Alimentarnos con zanahorias sana la visión y ayuda a fortalecerla.

Las nueces, por su parte, semejan al cerebro, y son una de las mejores fuentes de Omega 3, Omega 6 y Omega 9, mismos que son absolutamente necesarios para su buen funcionamiento.

Los tallos del apio podrían recordarnos al radio y al cúbito humano. Son una fuente de calcio indispensable para nuestros huesos.

Los higos realmente se parecen a los órganos sexuales tanto masculinos como femeninos (vagina y testículos), y ayudan a la fertilidad. Contienen vitamina B6, la cual responde a la serotonina: la hormona de la felicidad.

Los plátanos son como una mano humana. Sobra decir lo que el potasio hace por los huesos y articulaciones, y ninguna parte de nuestro cuerpo tiene más huesos y articulaciones que la mano.

El tomate tiene cuatro cámaras y es rojo. El corazón tiene cuatro cámaras (cavidades) y es rojo. Todas las investigaciones muestran que los tomates están cargados de licopeno y de hecho son puro alimento para el corazón y la sangre.

Las cebollas se parecen a las células. Ya quedó demostrado que las cebollas contribuyen a limpiar los deshechos de las células. Haz visto al pelar una cebolla como lagrimeamos?…y así se limpian las capas epiteliales de nuestros ojos.

Los frijoles realmente sanan y ayudan a mantener el funcionamiento de los riñones y sí, se ven exactamente como los riñones humanos.

La papaya, cortada transversalmente, tienen un gran parecido con los intestinos, tanto en el color como en las vellosidades y la forma. Esta, como bien se sabe, ayuda a limpiar el colon y permite el buen funcionamiento del aparato digestivo.

El camote (batata) se parece al páncreas y realmente, balancean el índice glucémico en los diabéticos y contribuyen a su funcionamiento saludable. Se contiene una gran cantidad de beta-caroteno, que es un poderoso antioxidante que protege a todos los tejidos del cuerpo, incluyendo páncreas, los daños asociados con el envejecimiento o el cáncer.

La estructura de la guanabana, es similar a las células y, de hecho, actúa en su beneficio. Se utiliza popularmente como una terapia contra el cáncer.

Las fresas rebanadas podrían semejar dientes. Y estas no sólo los blanquean al ser frotadas contra ellos, sino que ayudan a mantener la dentadura fuerte y sana. Su color rojo también indica su parte homóloga para la salud de las encías.

Los cítricos en general se parecen mucho a las glándulas mamarias y es sabido que ayudan a la buena lactancia y fijan el calcio, que es indispensable para el bebé.

Para lograr un deseo, es necesario soñar, te permite conectar con el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita. No pierdas más tiempo, mándalo todo de paseo y vete a dormir.

Aprende a cocinar de una forma maravillosa.

 Aprende a cocinar de una forma maravillosa.

La cocina es el centro energético de las familias y las naciones.
Quien controla el fuego controla la vida.
Cuando se apaga el fuego se termina la vida.
El fuego es yang y se encuentra en el interior.
El centro de la Tierra, hierve con lava incandescente.
El centro del sistema solar arde a miles de grados.
El centro de la galaxia tiene un gigantesco sol central que arde con un calor aún más grande.
El hogar es una réplica en miniatura del Universo.
La cocina es el centro, donde se controla el fuego que anima todo.
El cuerpo de los hombres y mujeres, es también una réplica en miniatura de la estructura del Universo.
La expresión popular "pecho frío" se refiere a una persona cobarde, sin valor, sin energía.
Los humanos de la más alta calidad física y espiritual tienen una pasión ardiente, su corazón late con fuerza y son cálidos y amorosos.
Pero es en las cocinas donde se renueva el fuego que se absorbe como alimento para mantener vivo el fuego de los corazones humanos.
Si los músculos se enfrían se vuelven rígidos.
Si la sangre se enfría se coagula y las grasas se endurecen.
Si las flemas bronquiales se enfrían obstruyen la respiración.
Los cocineros son los guardianes del calor, del fuego de la vida, de la pasión por la acción y por la grandeza.
Sin amor apasionado la vida deja de multiplicarse.
Si quitamos el fuego de nuestras cocinas la humanidad se convierte en meras máquinas pensantes, como robots.
Los robots nunca igualarán a los humanos a pesar de toda la prensa que les hace la literatura de ciencia ficción.
Las máquinas son frías, son yin y para hacer lo que hacen necesitan una fuente de alimentación - fuente de calor.
Cuando se apagan las cocinas la familia se vuelve infeliz.
El sistema inmune pierde su poder.
El amor se apaga y la gente piensa..... "esta relación no funciona".
Entonces cambian de relación pero al poco tiempo la frialdad vuelve a dominar el escenario.
Aprende a cocinar, construye la más alta expresión de la vida, haz que todos los que coman tus platos se conviertan en estrellas, porque las estrellas conservan vivo el calor del Universo.

-Martín Macedo-

domingo, 28 de marzo de 2021

Sana tus emociones escribiendo

 Y el verbo escrito se hizo sanación… así es, la maravillosa herramienta que es la escritura y que en siglos pasados era utilizada como un arma de poder por unos pocos (algunos dirán que sigue persistiendo esta situación); y que a lo largo de los últimos siglos han servido como canal de expresión de ideas, ideologías, fantasía, ficción, belleza, sentimientos, emociones, también puede ser utilizada como una herramienta terapéutica.

Se ha demostrado que cuando las personas han pasado por un hecho traumático, que ha sido reprimido, y que las afectan psíquica y emocionalmente, al confrontarlo con la escritura pueden expresar los sentimientos y emociones relacionados a dicho-hecho, permitiendo así, una mejora física y mental significativa. El psicólogo James W. Pennebaker ha investigado durante los últimos 30 años, lo que se ha llamado la escritura reflexiva o curativa: “Escribir puede ser una avenida hacia un lugar interior donde podemos confrontar traumas y ponerlos a descansar, y sanar”. Esta práctica hace que haya mejoras significativas tanto en el área emocional como física. Cuando uno escribe lo doloroso de los momentos traumáticos, se liberan ciertas sustancias químicas, que influyen en nuestro cuerpo y en nuestro estado emocional, produciendo una gran mejoría en el sistema inmunológico, cardiovascular, entre otros.

Es importante saber que hay cientos de maneras de escribir para sanar, aquí se muestran algunas guías, que cada persona pudiera utilizar, y experimentar por su cuenta para identificar cual sería la mejor para cada uno de ustedes.

1. Preparándose para escribir.

Encontrar un lugar tranquilo donde no lo puedan interrumpir, que sea hacia el final del día, después de trabajar o antes de dormir.

  • Prométase a sí mismo(a) que va a escribir entre 15 y 30 minutos diariamente, por al menos 3 o 4 días.
  • Una vez comience a escribir, no deje de hacerlo, sin importar los errores ortográficos y/o gramaticales.
  • Puede escribir a mano, o en el computador. Si es muy doloroso escribir en un principio, use una grabadora.
  • Puede escribir sobre la misma situación los 3-4 días, o puede escribir sobre cosas diferentes. Es su elección.

2. Identificar sobre lo que se quiere escribir.

Situaciones en las que ha estado pensando y preocupándose mucho.

  • Algo que haya soñado.
  • Algo que está afectando su vida de una manera poco saludable.
  • Algo que Ud. ha estado evitando, por días, meses o años.

3. Instrucciones para escribir.

a) Método del Dr. James W. Pennebaker y Sandra Beall:
En los siguientes 3-4 días escriba sobre sus emociones y pensamientos más profundos acerca de la experiencia mas difícil de su vida. Déjese ir y explore dichas emociones y sentimientos. Cuando esté escribiendo, enlace esta experiencia con su niñez, la relación con sus padres, las personas que ha amado y ama en estos momentos; incluso con su carrera. ¿Cómo esta experiencia ha influido es la persona que hubiera querido ser, la que ha sido en el pasado, y la qué es actualmente?.

b) Método con dos fases:

Fase de Catarsis: Teniendo ya identificado el tema o situación, se hace una especie de catarsis, donde escribimos todos los sentimientos y emociones relacionados con el tema: la rabia, el dolor, el miedo, el rencor, etc., que se han sentido en el pasado y aún se sienten en el presente … Lo más importante es ser honesto con nosotros mismos… se puede llorar, maldecir, reír, gritar… y pensar que a medida que las escribimos se alejan de nosotros. Si la escritura se torna muy dolorosa, se puede hacer otra cosa y continuar al día siguiente. Cuando se sienta que de han desahogado los sentimientos y las emociones guardadas, se puede pasar a la siguiente fase.

Fase de reinterpretación o reescritura: En esta fase se relee el texto escrito, se reflexiona sobre el mismo y se trata de ordenar las ideas. Es necesario evitar los pensamientos irracionales, que ya deberían haber salido en la primera fase. Si no es así, volver a la primera fase. Al reflexionar sobre lo escrito, la idea es reinterpretar lo sucedido con un espíritu positivo, sin autoengaño y coherencia. Se pueden hacer las siguientes preguntas:

  • ¿Qué pasó, en qué momento, dónde y cómo?
  • ¿Quiénes estuvieron envueltos y cómo pienso que fueron afectados por la situación planteada?
  • ¿Cuáles fueron mis pensamientos y que emociones estuvieron involucradas?
  • ¿Qué pienso ahora y cómo me he sentido desde entonces hasta hoy?
  • ¿Cómo reaccioné y me sentí al actuar así, qué consecuencias creo que tuvo pensar, sentir y actuar así?

Es necesario descartar los pensamientos que alimentan el dolor; se trata de sanar. Y para descubrir los aspectos positivos de una situación traumática, se pudieran hacer las siguientes preguntas:

  • ¿Quién me apoyó?
  • ¿Qué me ayudó a seguir adelante?
  • ¿Qué valores personales me alientan a seguir con mi proyecto de vida?

La reinterpretación positiva de una situación traumática a través de la escritura, nos permite indagar sobre otros posibles significados de nuestra realidad, y nos hace más conscientes de nuestros actos, y a valorar sus consecuencias, desde otros puntos de vistas.

c) Muchas personas no han tenido grandes experiencias traumáticas en la vida, pero la mayoría ha tenido grandes conflictos y factores estresantes en sus vidas, y se puede escribir sobre ellos también.
d) Algunas personas pudieran sentirse, de cierta forma, tristes o deprimidos después de escribir. Estas sensaciones, normalmente desaparecen en un par de horas. Si encuentra extremadamente difícil escribir sobre un tema determinado, simplemente detenga la escritura o cambie de tema.
e) Es posible no querer enfrentar los traumas, preferir olvidar y no hurgar en la herida; sin embargo, a la larga, el esfuerzo por inhibir el trauma acaba con la salud física, y tarde o temprano, va a afectarnos psicológicamente.

4. Qué hacer con el texto escrito.

Lo que haya escrito es para Usted y solo para Usted. El propósito es que Usted sea completamente honesto consigo mismo. Cuando escriba, piense que al finalizar la escritura, botará ese texto. Sin embargo, algunas personas, guardan sus escritos, y los editan, cambiando lo que escribieron diariamente. Otras lo guardan para revisarlos más adelante y ver cómo han cambiado. Otros los queman, los borran, los rompen en pedacitos y los lanzan al mar; o dejan que se los lleve el viento. Es su decisión si decide guardarlo o botarlo.

La medicina de la escritura no solo mejora nuestra salud física, también nos ayuda a conocernos mejor, nuestros problemas y alegrías, virtudes y defectos, fortalezas y debilidades. Nos aporta serenidad, haciéndonos emocionalmente mas inteligentes y competentes para discernir entre lo positivo y lo negativo. Nos hace personas mas adaptadas y enriquece nuestras relaciones. Escribir puede sanar. Y este poder queda en nuestras manos.

El juego del dinero

 A pesar de que nuestra existencia se ha construido sobre un sistema monetario, el sistema educativo industrial sigue sin enseñarnos nada en relación con el dinero. De ahí la importancia de cultivar la inteligencia financiera para aprender a resolver, por nosotros mismos, nuestros propios problemas económicos. 

Casi todo lo que sabemos acerca del dinero lo hemos mamado en casa. Es parte de la herencia económica de nuestros padres. En general, las creencias sobre el dinero se pasan de generación a generación por inercia, sin darnos cuenta. Del mismo modo que no elegimos nuestro equipo de fútbol, nuestra visión laboral y financiera del mundo ha sido prefabricada; viene de serie. De forma inconsciente y por medio de las neuronas espejo, los hijos comenzamos a imitar la mentalidad y el comportamiento económicos de nuestros progenitores. Principalmente porque no hemos conocido otra cosa.

En la escuela convencional esta asignatura todavía no se enseña. De ahí que imitar a nuestros padres sea una decisión tan inconsciente como biológica. Es una cuestión de supervivencia emocional. Al haber sido tan dependientes financieramente de nuestros progenitores, nos aterra enfrentarnos por nuestra cuenta al mundo real. Así, tendemos a reproducir sus actitudes y conductas económicas para sentirnos nuevamente seguros y protegidos.

Es evidente que el dinero no da la felicidad. Pero dado que nuestra vida se ha construido sobre un sistema monetario, sin dinero no podemos permitirnos el lujo de sobrevivir. Curiosamente, la mayoría de personas creemos que el dinero corrompe. De forma contradictoria, deseamos tener dinero casi tanto como lo rechazamos. A muchos nos incomoda hablar sobre este tema. Sin embargo, ¿por qué nos pasamos más de ocho horas al día trabajando? ¿Por qué esperamos cobrar la nómina cada final de mes? El dinero es muy importante para algunas cosas y no lo es para otras. Y lo cierto es que remueve y despierta -más que cualquier otra cosa- los traumas que todavía escondemos dentro. De ahí que a menos que aprendamos a manejar y gestionar el dinero, éste termina por controlarnos a nosotros.

Hoy en día, muchas de nuestras tensiones y perturbaciones emocionales están relacionadas con nuestra dimensión laboral y financiera. ¿Quién no tiene algún problema con el dinero? Nómina. Hipoteca. Trabajo. Jefe. Empresa. Gobierno. Impuestos. Seguros. Consumo. Inflación. Deuda. Intereses. Jubilación. Quiebra. Desahucio. Estas son las palabras que nos quitan el sueño por las noches y nos dificultan comenzar el día con una sonrisa.

Frente a esta situación de «neurosis económica colectiva», cabe señalar que nuestros problemas laborales y financieros no son nuestro verdadero problema. Éste reside en las creencias falsas, erróneas y limitantes que tiene nuestra mente acerca del dinero. Si hemos venido sembrando peras, habremos estado cosechando peras, no manzanas. Si queremos manzanas, no nos queda más remedio que aprender a sembrar manzanas. La fórmula es muy sencilla: si anhelamos que cambie el fruto, hemos de cambiar primero la semilla.

DE LA PAGA A LA NÓMINA
«Al dejar fuera del sistema educativo la educación financiera, las clases dominantes siguen controlando económicamente a la mayoría»
ROBERT T. KIYOSAKI

Somos 100% co-creadores y corresponsables de nuestra actual situación laboral y financiera. Si ayer no hubiéramos sido tan dependientes nuestros padres, hoy no seríamos tan esclavos de Papá Estado y Mamá Corporación. Y por qué no, también del Tío Gilito de la Banca. La verdad es que no hay nadie a quien culpar ni nada a lo que guardar rencor. De hecho, casi todos los profesores y maestros se encuentran laboralmente en el cuadrante de empleado. Y de forma normal, enseñan a sus alumnos a ver la vida desde este rol.

Todo comienza cuando empezamos a recibir la paga de Papá y Mamá. A cambio, nos pedían que nos portáramos bien, les hiciéramos caso, estudiáramos mucho y sacáramos buenas notas. Pero un buen día dejaron de dárnosla. A partir de entonces, la recibimos de Papá Estado y Mamá Corporación. Y estos nos piden exactamente lo mismo: que seamos buenos empleados y contribuyentes, les hagamos caso, trabajemos mucho y obtengamos buenos resultados. En el fondo, todo sigue prácticamente igual.

Detrás de esta situación de esclavitud económica, se esconde el miedo a la libertad. Tenemos mucho miedo de emanciparnos económicamente de las ayudas y subvenciones entregadas por el Estado, así como de los sueldos y las nóminas dadas por las empresas. Nos aterra el pensamiento de vivir y trabajar por nuestra cuenta, siendo completamente responsables de crear nuestro porvenir económico. Y no es para menos. Financieramente hablando, somos muy ignorantes. Nunca nadie nos ha enseñado cómo hacerlo.

¿A qué Estado le interesa que sus ciudadanos sean libres, autosuficientes y piensen por sí mismos? La existencia y supervivencia del Gobierno depende enteramente de que nosotros -el pueblo- le necesitemos. Cuanto más dependientes seamos, más poder seguirá ostentando sobre nosotros. Y no le importa lo mucho que protestemos y nos indignemos. A sus ojos, actuamos como niños que se pelean contra sus padres porque estos no cumplen sus necesidades, deseos y expectativas. Irónicamente, estos arrebatos infantiles refuerzan su control y autoridad.

La verdadera madurez pasa por aprender a valernos por nosotros mismos. Al madurar emocionalmente, dejamos de quejarnos y de culpar a nuestros progenitores; esencialmente porque ya no necesitamos nada de ellos. Así es como conquistamos nuestra libertad. Del mismo modo, al madurar financieramente, desarrollamos una nueva actitud frente a nuestra dimensión laboral y económica. Y por el camino aprendemos a relacionarnos con el sistema monetario de una forma mucho más libre, autónoma y responsable. El objetivo es construir un estilo de vida lo menos dependiente posible del Gobierno, las corporaciones y las entidades financieras.

Sea como fuere, el tamaño del Estado actual pone de manifiesto lo poco que hemos madurado como sociedad. No importa cuántas canas o arrugas muestre nuestro rostro; desde un punto de vista emocional muchos todavía no hemos superado la crisis de la adolescencia. Aun no hemos aprendido a hacernos cargo de nosotros mismos. Por eso necesitamos que el Gran Hermano nos cuide, nos vigile y nos proteja. Amos y esclavos dependen los unos de los otros para poder sobrevivir. Es una relación simbiótica; cada uno es responsable del 50%.

EL AUGE DE LA EDUCACIÓN FINANCIERA
«O controlas tú al dinero o éste te controla a ti».
HARV T. ECKER

No importa cuántos programas de bienestar social impulsemos. Ni cuántos empleos poco cualificados creemos. Tampoco es cuestión de rescatar sectores industriales agonizantes. Los nuevos problemas no pueden resolverse con soluciones viejas. El dinero por sí mismo no pone remedio a los conflictos financieros; por eso dar monedas a los pobres no acaba con sus dificultades. En muchos casos, regalarles dinero sólo prolonga su situación de pobreza, provocando que haya más gente pobre.[i]

El paternalismo de la Era Industrial está mutando hacia la responsabilidad personal, propia de la Era del Conocimiento. Dar pescado ya no funciona. Es hora de recuperar el verdadero significado de la palabra «solidaridad». Etimológicamente, procede del latín «solidas», que quiere decir «sólido», «compacto», «entero». ¿Qué solidez económica genera vivir en un estado de completa dependencia financiera? Ninguna. La verdadera solidaridad reside en promover, de alguna u otra forma, la igualdad de oportunidades entre los ciudadanos.

Así, el nuevo reto consiste en que -como adultos- aprendamos a pescar. Sólo así algún día podremos enseñar a las nuevas generaciones a obtener peces por sí mismas. Nuevamente, la educación es parte del problema y también de la solución. Nuestras ideas se expresan y manifiestan por medio del lenguaje. Tomamos decisiones en función del tipo de información que manejamos. De ahí la importancia de crecer en comprensión y sabiduría en todo lo relacionado con el arte de ganar y de gastar dinero. No se trata de vivir por debajo de nuestras posibilidades, sino de explorarlas y expandirlas.

Contrariamente a lo que se piensa, el dinero no enriquece. Lo que de verdad nos enriquece es la información, el conocimiento y la sabiduría. Es decir, saber cómo hacer las cosas. Así, lo que sabemos constituye nuestra mayor riqueza. No es casualidad que en una época marcada por la ignorancia, la sabiduría esté democratizándose. Esta difusión masiva del saber es uno de los pilares sobre los que se asienta la Era del Conocimiento. De ahí el imparable avance de la denominada «educación financiera». Es decir, la que nos permite aprender las reglas del juego laboral y económico. Y por qué no, también sus trucos. En líneas generales, nos inspira a romper el molde de empleado con el que nuestra mente fue condicionada. Y nos abre a la posibilidad de experimentar otros roles profesionales (autoempleado, dueño de negocio e inversor), reinventando nuestra manera de ganar, de administrar y de gastar dinero.

La educación financiera nos aporta una nueva visión del dinero y del mercado laboral, gozando de más herramientas y recursos que nos permitan jugar mejor esta partida. Y da como resultado la «inteligencia financiera». Es decir, el proceso mental por medio del cual resolvemos nuestros problemas y conflictos económicos. Entre otras cuestiones, nos capacita para presupuestar nuestro dinero, aprendiendo a generar excedentes con los que ahorrar, invertir y no depender de préstamos o deudas. También nos muestra cómo ganar más y gastar menos, aprendiendo a conquistar nuestra libertad financiera.

Y esto es precisamente todo lo contrario de lo que sucede hoy en día. ¿Cuántos meses podemos mantener nuestro actual estilo de vida sin necesidad de ingresar un solo euro? La respuesta pone de manifiesto nuestro grado de inteligencia financiera. Lo cierto es que seis de cada 10 personas gastan mensualmente más de lo que ingresan.[ii] Muchos acumulan deudas insaldables y cada vez más se declaran en bancarrota.

La carencia de educación financiera en nuestras escuelas ha dado como resultado que millones de personas libres estemos dispuestas a permitir un mayor control del Gobierno sobre nuestras vidas. Como no tenemos suficiente inteligencia financiera para resolver nuestros problemas económicos, esperamos que el Estado lo haga por nosotros. Así es como le entregamos nuestra libertad y nuestra responsabilidad. Lo hacemos porque creemos que no tenemos alternativa. Pero esta creencia es completamente falsa. Sí tenemos. Podemos crear otra manera de relacionarnos con el mercado laboral. Y esta posibilidad está cada vez más al alcance de todos.[iii]

Igual que tarde o temprano podemos emanciparnos emocionalmente de nuestros padres -aprendiendo a ser libres del mundo-, cada vez más personas estamos emancipándonos financieramente de las instituciones establecidas. Es decir, que estamos aprendiendo a ser libres en el mundo. Al ir comprendiendo las reglas del juego del dinero, administramos de forma más eficiente nuestros recursos económicos. Así es como cada vez gozamos de mayor independencia para estudiar y hacer lo que nos dicte el corazón, en vez de lo que se supone que hemos de estudiar y hacer para adaptarnos al orden económico establecido. Y al romper el molde de empleado y desarrollar el hemisferio derecho del cerebro, descubrimos la manera de emprender una profesión más útil, creativa y con sentido, que verdaderamente mejore la vida de otros seres humanos. De esta forma nos convertimos en «libre-emprendedores».

Este artículo es un extracto del libro “Qué harías si no tuvieras miedo”, publicado por Borja Vilaseca en abril de 2012.

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
[i] Información extraída del libro Incrementa tu coeficiente intelectual financiero, de Robert T. Kiyosaki.
[ii] Según el INE.
[iii] Información extraída del libro Padre rico, padre pobre, de Robert T. Kiyosaki.

sábado, 27 de marzo de 2021

Los pensamientos sanan más que los medicamentos

 LOS PENSAMIENTOS SANAN MÁS QUE LOS MEDICAMENTOS

LA NUEVA REVOLUCIÓN EN LAS CELULAS
Por Dr.Bruce Lipton (biólogo celular)
Es biólogo celular. Con un pie dentro de la ciencia y con el ojo puesto en la vida, este original científico basa sus investigaciones en la autoobservación. Ha sido profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wisconsin. Después de varios años de enseñanzas, se convirtió en un pionero del estudio científico de la biología celular en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford. Sus experimentos, junto a los de otros líderes en el campo de la biología, han examinado minuciosamente los mecanismos con los cuales las células reciben y procesan información.
Los resultados de estos estudios han cambiado radicalmente el entendimiento del funcionamiento de la vida por medio de dos nuevas corrientes científicas, la transducción y la epigenética. Su trabajo nos muestra que los genes y el ADN, no controlan nuestra biología, como lo enuncia la escuela de Darwin de determinismo genético o herencia, sino que los genes y el ADN están controlados por señales externas, incluyendo los mensajes energéticos emanados por nuestros pensamientos positivos y negativos. Este nuevo concepto unifica la biología celular con la física cuántica, al mostrarnos que nuestro cuerpo puede cambiar si cambiamos nuestra forma de pensar.
Lipton reclama una nueva medicina, que tenga en cuenta la energía por su capacidad para curar. Supuestamente curamos nuestras enfermedades con medicamentos, pero sus efectos secundarios son perversos. En esta entrevista para El Correo del Sol, Bruce Lipton nos habla de sus apasionantes descubrimientos, de la ciencia controlada por el dinero, o de la importancia de nuestras creencias a la hora de sanar
¿Y qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la medicina?
Yo ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: "¿Qué medicina hay que darles?" ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad.
¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?
Dentro de mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa.
Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.
En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?
No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.
¿Está diciendo que el efecto placebo "creer que algo nos sanará" es más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones sobre eso.
Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos.
¿Se puede poner energía en una cápsula?
Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. El dinero controla la ciencia.
Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración.
He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células.
Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas.
La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer.
La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.
Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.
Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario.
De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas.
Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células.
La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible.
Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro?
Energía. La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.
Y eso enlaza con la física cuántica...
Totalmente
Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?
La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo.
Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos... pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad.
La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer.
Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado. Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento? Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo. Pero no lo podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.
Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se "programa" su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.
¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?
Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa informacion, pero no es así. La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: "Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico", pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces, piensas: "¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?". Los pensamientos positivos, el conocimiento... solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes.
Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente.
Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los receptores reciben las señales del entorno.
Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.
¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?
Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate? Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado?
Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser.
Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.