domingo, 22 de septiembre de 2019

Lo más importante es la paz de la mente.

En 1950 Linus Pauling afirmó que la medicina del futuro sería la óptima nutrición.
Ese futuro ha llegado.
Pero los sectores más conservadores de la medicina se aferran a las formas tradicionales y se resisten a cambiar.
No es fácil aceptar los cambios, pero tarde o temprano debemos hacerlo.
Si no lo hacemos no podremos sobrevivir.
Muchas personas lo han comprendido perfectamente y abrazan con entusiasmo su descubrimiento.
"Ahora vamos a curarnos con la nutrición y disfrutaremos de una salud ilimitada durante largos años!!!"
Entonces van a hacer sus compras, toman clases, consiguen recetas y practican con entusiasmo en sus casas día tras día hasta volverse unos expertos.
Pero luego de algún tiempo ese entusiasmo es seguido por un cierto desencanto.
A pesar de poner máxima voluntad y atención, no logran una práctica poderosa que los eleve a niveles de salud superior.
Porque todavía están en el nivel del "hacer".
Están tratando de "hacer" macrobiótica.
Pero algunos la encuentran difícil de practicar y aún más de profundizarla al nivel de los grandes maestros.
Entonces se preguntan: ¿qué más puedo hacer?
Voy a hacer un nuevo curso, voy a leer un nuevo libro, voy a comprar una olla a presión de más calidad.
O cuando en un seminario o curso se encuentran con un practicante que ha alcanzado el nivel de maestro la pregunta obligada es : ¿y cómo lo hizo?
Hemos descubierto que el alimento de calidad es la mejor medicina.
Hemos aprendido las técnicas culinarias básicas y las destrezas para convertir a estas medicinas en manjares cotidianos.
¿Y qué mas quieres que haga, podrán preguntar algunos?
No se trata de hacer.
No es algo que haya que hacer.
La acción es la parte menos importante, la parte visible del iceberg.
Lo más importante es la paz de la mente.
Porque si la mente está agitada habrá conflictos sin resolver y las emociones tormentosas interferirán en el bendito "hacer".
Y trataremos de "hacer" macrobiótica pero en medio de un mar agitado.
Y las acciones serán contaminadas por esa negatividad crónica.
Por esa razón es necesario respirar concientemente durante toda la comida, cultivando un sentimiento de gratitud y contemplando en el silencio interior la visión de la salud suprema que tarde o temprano deberá plasmarse en cada trozo de nuestro templo.
Y todos notarán una vibración poderosa que emana de nosotros.
Y dirán: "éste si es un maestro, ha profundizado los secretos del Orden del Universo".

-Martín Macedo-
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