miércoles, 29 de junio de 2016

Cuando dejé perder a mi ego gané todo lo demás

El ego es producto de una educación emocional deficiente, que se ha hecho fuerte alrededor de una idea: el éxito es mostrar ante los demás una imagen sin defectos, sin miedos o dudas. Prácticamente es una obligación deslumbrar al otro, aunque eso suponga ensombrecer lo que en realidad sentimos, lo que verdaderamente deseamos. Así, en muchas ocasiones confundimos la autoestima con mantener nuestro ego a salvo.
Tu ego herido revela que sufres por cualquier marca de humillación y derrota ante la vista de los demás, algo que no toleras bien y que te hace sentir triste y colérico al mismo tiempoNos enseña a ganar, pero para ello debemos estar dispuestos a aprender. Eso implica sentirnos vulnerables, caer y volvernos a levantar infinidad de veces. Perder el ego, para ganar lecciones de vida.
En ese ciclo, requieres estar preparado para no ser siempre la mejor versión de ti mismo y aceptar que los demás pueden ver de ti aquello que siempre quieres ocultar. Si quieres moverte de donde estás, requieres asumir el riesgo de perder la vanidad en muchas circunstancias. Muchas personas se consumen a ellas mismas por no asumir riesgos que puedan situarlos “en la cuerda floja”. Dejan ganar a su ego y pierden todo lo demás.


La lucha por nuestro ego nos arrebata la tranquilidad

Un vacío existencial puede estar consumiéndote, pero prefirieres seguir fingiendo a tolerar mostrarte vulnerable. Sin embargo no padeces ninguna patología en especial, simplemente padeces un rasgo común que engloba a un gran número de personas: la vanidad, llena de ego, carente de “yo”.
“Cada autobiografía se ocupa de dos personajes, un Don Quijote, el ego, y el Sancho Panza, el yo” -W. H. Auden-
Se dice que a veces es más preferible ser felices a tener la razón. Asumir lo que ante los demás se puede llamar fracaso, pérdida o debilidad para conquistar la nuestra propia tranquilidad. A veces ni tan siquiera luchamos por una causa o por un asunto en el que sepamos que nuestro punto de vista es certero en su totalidad y aún así nos empeñamos “en salirnos con la nuestra”.


La lucha por mantener nuestro ego es una derrota segura

La lucha por mantener nuestro ego a salvo es una lucha sin tregua de nuestro yo con el mundo, en la que implícitamente ya tenemos la derrota asegurada. Un día podemos darnos cuenta de que no asumir una debilidad la ha potenciado y ha hecho que incluso perdiéramos personas a las que queríamos y nos querían en el camino.
“Andar por ahí con ego es algo malo. Tener confianza en ti mismo es algo grande” -Fred Durst-
Para ganar algo que queremos, por la mera satisfacción que nos produce y no por demostrar nada a los demás, requerimos aparcar la vanidad en numerosas ocasiones. Eso supone experiencia, eso supone renuncias pero también supone vivir con significado.
También supone equivocarnos en nuestra forma de proceder en muchas ocasiones y mirar atrás sin esperar que el tiempo nos de la razón. Quizás nunca la tuvimos o puede que incluso teniéndola tampoco nos sirva de nada en un presente que poco o nada tiene que ver con lo que ya pasó.

Cuando dejas perder a tu ego, recuperas tu vida

Deja perder al ego la lucha por conquistar tu interior para recuperar el control de tu vida. Tus emociones, sentimientos y pensamientos son automáticos e impredecibles al igual que los sucesos que pueden acontecer en tu vida. Bastante difícil es lidiar con las contradicciones y eventos diarios de nuestra vida como para intentar que siempre todo salga perfecto o exactamente como le gustaría a los demás.


Si quieres ser siempre perfecta y mostrar siempre la mejor versión de ti misma, quizás no te quedará otro remedio que ver la vida pasar.Sentada, bien vestida y sonriente. Sin equivocarte, sin asumir riesgos.Lo más parecido a no vivir en absoluto.
No siempre vas a ser una balsa de aceite, no siempre te sentirás bien anímica mente y no siempre tendrás una imagen perfecta. Posiblemente te mostrarás imperfecto ante los demás, pero también estarás viviendo con intensidad.
Con nuestras subidas y bajadas, con nuestras glorias y con nuestras miserias vamos viviendo la vida como mejor podemos. Todo ello forma parte de nosotros mismos, por mucho que cueste asumirlo. Muchas de las imperfecciones que tanto tú como los demás consideran intolerables son invisibles para el resto. A veces, la pérdida de la vanidad es la adquisición de la verdadera autoestima.
“El auténtico yo es la mejor parte del ser humano. Es la parte de ti que ya se preocupa, que ya está apasionada sobre la evolución. Cuando tu auténtico yo milagroso se despierta y se vuelve más fuerte que tu ego, intentarás marcar una diferencia en el mundo. Literalmente entrarás en una alianza con el principio creativo” -Andrew Cohen-
Muchas de las equivocaciones pasadas han dejado de existir en la memoria de los otros y solo existen en las estrategias defensivas de tu yo dolido y arrogante, de tu ego asfixiante que te deprime y te arrebata el ahora para buscar un triunfo que ya no puede existir, ya que lo único que queda por sanar es el rencor y la ira de tu interior.
Abre la puerta de salida a tu ego, deja que se marche con todas sus artimañas. Abre la puerta a la vida, aunque a veces duela. Deja que tu ego pierda, merece la pena y hace posible el encuentro.

Ver a través de ojos ciegos por el Centro de Kabbalah

¿El vaso está medio lleno o medio vacío? ¿El automóvil es azul o verde? ¿Es un día hermoso o un día deprimente?

Todos vemos el mundo desde una perspectiva particular. Dos personas pueden ver exactamente la misma cosa o presenciar el mismo suceso y marcharse con impresiones completamente distintas. ¿Quién tiene la razón? ¿Cuál es la verdad?.

Lo que vemos o sentimos varía debido a que todos somos diferentes. A veces las variaciones son pequeñas —como decir “papa” o “patata”—; ninguna de las opciones es incorrecta, simplemente son diferentes. Pero en otras ocasiones estas diferencias tienen como resultado la pérdida de oportunidades.

Vemos el mundo a través de nuestro lente individual teñido con nuestras propias experiencias y nuestro ego. Los kabbalistas dicen que nuestro ego puede evitar que veamos las cosas como realmente son. El ego tiende a desviar nuestra atención hacia la carencia, motivándonos a que nos enfoquemos en lo que falta en nuestra vida en lugar de enfocarnos en las posibilidades ante nosotros. Siempre hay puntos de vista diferentes de una misma situación. Es nuestro trabajo ir más allá del alcance de nuestro ego para ver nuestro potencial y el potencial en otras personas.

¿Por qué es esto tan importante? La manera en la que vemos el mundo está directamente relacionada con la manera en la que vivimos e interactuamos con el mundo. Cuando nos enfocamos en la carencia, se hace aún más difícil ver oportunidades. Además, esto puede convertirse en un hábito. Al enfocarnos en lo que creemos que no tenemos nos volvemos ciegos a las bendiciones que sí tenemos. Aunque el Creador puede ser encontrado en todas las cosas, la decisión de generarlo y conectarnos está en nuestras manos.

Los kabbalistas dicen que deberíamos conducirnos en la vida como si estuviéramos ciegos. Asumir que tenemos la historia completa nos lleva a tener una mente cerrada. Lo único que es seguro asumir es que hay otro punto de vista que aún no hemos considerado. Cuando generamos obstáculos en la vida, es difícil ver alrededor de ellos. Un pequeño evento con nuestro vehículo agrega horas de papeleo y llamadas telefónicas a nuestro ocupado cronograma. Una síntoma común hace que el estudio nocturno para los exámenes finales sea casi imposible. El tráfico inesperado hace que lleguemos tarde a una reunión importante. 

Los kabbalistas sugieren que abordemos situaciones como estas con “ojos ciegos”, sabiendo que siempre hay una bendición, una lección importante o una oportunidad expansiva escondida en un contratiempo. La verdad es que entendemos muy poco acerca del mundo espiritual. Al abrirnos a la posibilidad de que podríamos estar completamente equivocados con respecto a lo que consideramos como verdad, es más probable que notemos el trabajo del Creador y las bendiciones a nuestro alrededor, o que veamos una mejor respuesta a los eventos que generamos.

Es fácil sentirse atascados de vez en cuando. A veces una oportunidad está justo en frente de nosotros, pero no podemos verla porque nuestra visión espiritual es muy limitada. Sólo debemos alejarnos y ampliar nuestro campo de visión para observar que existe otro camino. Confía en que el Creador siempre te guiará hacia cosas mejores.

El mundo está lleno de oportunidades, cada una de ellas se encuentra en las manos del Creador, ya sea que lo veas o no. Las oportunidades cruzan nuestro camino cada día. Al movernos hacia adelante lentamente, con los ojos bien abiertos y sabiendo que las apariencias engañan, es más probable que veamos las grandes cosas en este mundo que tenemos el potencial de alcanzar. 

lunes, 27 de junio de 2016

Elige a alguien que quiera evolucionar a tu lado


Elige a alguien que decida liberar su corazón. 

Que quiera sanar sus heridas en lugar de embalsamarlas entre murallas. 

Que desee expandir todo lo que tiene dentro, aprender de la vida y compartir su Amor.

Elige alguien que este dispuesto a Amar; Amar con lealtad, con honor y respeto. 

Que pueda mirarte como complemento y una extensión de su templo interno.

Que sea bondadoso con todos los seres y busque armonía en la vida.

Elige a alguien que entienda que el Amor es sagrado, que cuando los cuerpos se tocan las almas se conectan y comparten su energía en un acto divino.

Elige a alguien que te ofrezca su luz y no te haga pagar por sus sombras.

Que desee crear, crecer y manifestar a tu lado, esa es la finalidad de ser pareja: acompañarse.

Elige alguien que quiera evolucionar a tu lado...

Llegaras a mí, cuando me convierta en lo que busco de ti.

(Adaísa - Mujeres que Despiertan)

jueves, 23 de junio de 2016

El arte de no enfermarse


El cuerpo, va a gritar lo que tu callas, si tú no expresas aquello que requieras, el cuerpo lo hará por ti. Primero lo hará con un leve susurro, será el síntoma, y si no le prestas atención a lo que el cuerpo te dice, gritará fuertemente, y lo hará en forma de enfermedad. Si no queremos enfermar, tenemos que escuchar el mensaje del cuerpo. ¿Qué me está diciendo mi cuerpo? si me paro, y lo escucho, le dedico tiempo en descifrar ese mensaje, no enfermaré.

La persona que enferma, sufre, en lo que su armonía se desequilibra. El síntoma es el que nos avisa de este desequilibrio, y ese síntoma, no hay que taparlo, al contrario, tenemos prestarle toda la atención y convertirlo en nuestro aliado. Es importante saber lo que éste nos quiere comunicar y preguntarse ¿Qué es lo que este síntoma me está impidiendo hacer? En la respuesta está la sanación.

Nada de pastillas ni comidas especiales, son las recomendaciones del Dr. Dráuzio Varella, médico oncólogo y escritor brasileño, quien nos da pautas para lograrlo, consejos para vivir mejor y ser felices que combinados con buenos hábitos de alimentación y ejercicio físico, nos permitirán vivir mas y mejores años. Estas recomendaciones son más baratas que los remedios, pero más difíciles de cumplir que cualquier tratamiento médico. 

Hable de sus emociones.

Emociones que son escondidas, reprimidos, terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna. Con el tiempo, la represión de los emociones puede generar hasta el cáncer. Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad, nuestros “secretos”, ¡nuestros errores!… El diálogo, el hablar, la palabra, ¡son un poderoso remedio y una excelente terapia!

Tome decisiones.

La persona indecisa permanece en la duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones. La historia humana está hecha de decisiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas y para ganar otras. Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de la piel.

Busque soluciones

Las personas que se victimizan no generan soluciones y aumentan los problemas. Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo. Mejor es encender un fósforo que lamentar la oscuridad. Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe. Somos lo que pensamos. 

No viva de las apariencias.

Quien esconde la realidad, finge, hace poses, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón, etc… y está acumulando toneladas de peso… Una estatua de bronce con pies de barro. Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con mucho barniz y poca raíz. Su destino es la farmacia, el hospital, el dolor.

Acéptese.

El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos a nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos. Aceptarse, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría, buen sentido y terapia.

Confíe.

Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relaciones. La desconfianza es falta de fe en sí, en los otros y en el Creador.

No viva siempre triste.

El buen humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive. “El buen humor nos salva de las manos del doctor”. La alegría es salud y terapia.

El arte de no enfermar, es a la vez tan sencillo y tan complicado. El arte de no enfermar pasa por sentir, aceptarse, confiar, tomar las riendas de tu vida, reír y ser feliz.

- Dráuzio Varella-

viernes, 17 de junio de 2016

Activar la glándula pineal


El mundo es magnético, el sol es magnético, el universo es magnético, lo es desde las gigantescas nebulosas lejanas hasta las partículas elementales. Miríadas de campos magnéticos de diferente origen atraviesan al Hombre. El Hombre también es un imán: las corrientes biológicas del cuerpo engendran en derredor un fantástico dibujo pulsativo de líneas de fuerza magnéticas. La Tierra en la que vivimos es un gigantesco imán azul. El Sol -la esfera amarilla de plasma- es un imán mayor aun. Las galaxias y las nebulosas, apenas visibles con radiotelescopios, son imanes de dimensiones inconcebibles“. (V.P. Kartsev, 1974)


En el ser humano no existe ninguna glándula pineal igual a otra, sus estructuras cristalizadas están en capullos, poseyendo muchos electrones en su superficie. Su función es captar los campos electro-magnéticos. Cuando llega un campo magnético a la glándula, golpea un cristal rebotando hacia otro cristal y así sucesivamente reteniendo las informaciones del mensaje. 
“Dicho de otro modo, la pineal es como si fuera el buzón de un teléfono móvil. Capta vibraciones del espectro electromagnético, traduce las emociones de nuestros pensamientos y la energía del mundo espiritual, archivándola e interactuando con el cerebro de las más distintas formas”.
Como glándula, su función es segregar hormonas, la más conocida, es la melatonina, (generada a partir de la serotonina) que se encarga de regular el sueño lejos del estrés, y es antioxidante entre otras funciones. Además de su influencia en el sueño, a ésta glándula también se le asocian otras funciones como:
  • Regulación del crecimiento
  • Retrasa procesos neurodegenerativos
  • Frena en la medida de lo posible la hormona del estrés
  • Pigmentación de la piel
  • Potente antioxidante del ADN
  • Mata las células cancerosas
  • Mejora el sistema inmunitario
  • Regula la temperatura
  • Cuida el oído
  • Se encarga de los ciclos biológicos o circadianos, etc
Y si está bien desarrollada,
  • Más conciencia
  • Sueños lúcidos
  • Proyección astral
  • Visualización y atracción, etc

La activación de la gandula pineal se consigue con nuestrodeseo e intención de que se active e ilumine.

En los ejercicios de respiración consciente podemos visualizar el aire o prana que respiramos  como una luz que ilumina la glándula y todo nuestro cerebro y colocar en nuestro centro, sentir el saber que eso se está realizando en todo momento, en cuanto estamos respirando ,durante el día y la noche. Si al principio no se consigue concentración para respirar es normal, es un proceso, como cuando se comienza caminar, caímos varias veces más continuamos intentando y conseguimos, o como cuando aprendimos a andar de bicicleta o comenzamos a aprender a tocar un instrumento, todo lleva su tiempo de práctica.
  • Practica el perdón contigo mismo, recuerda que aquí y ahora  tenemos la posibilidad de recomenzar. 
  • Estimúlate, investiga con libros, internet, audios, meditando , cuando preguntamos la respuestaviene acompañando siempre.

Nada externo puede brindarnos paz, o sea que también nada  externo puede perturbar nuestra paz o disgustarnos de modo alguno.

Encuentra un tiempo todos los días(10 minutos) para sentarte relajado al sol  o sin sol, e imagina e intenta sentir los rayos solares entrando por los poros de tu piel,  por todos tus chacras, iluminando todo tu cuerpo, tus órganos, tus células ,tu cerebro está totalmente iluminado, la glándula pineal, tu cuerpo ahora es energía pura imagínalo formado por millones de lucecitas como el prana.

Ya no se define nuestro rostro ni nuestros órganos, todo es un conjunto de millones de lucecitas en movimiento, que se une a toda la energía que está a nuestro alrededor ,la de la silla ,las paredes, la casa,  la ciudad, el país, el planeta ,el universo, no existen límites ,esa energía que está en mi cuerpo es la misma que está en todo a nuestro alrededor, siente como se expande y unifica.
Confía y permanece en la intención, que estas siguiendo el camino al bienestar y mejor salud, que todo lo que llega aquí y ahora contiene alguna cosa que te dirige a estar cada vez mejor.
- Shanti Shalom-

La salud es coherencia entre lo que pienso, lo que siento y lo que hago

Si una mujer ha tenido hijos de un hombre del que no estaba enamorada, tal vez una nieta no pueda quedar embarazada aunque ella y su pareja estén sanos. Si a una persona le dieron una medicina de manera equivocada y falleció, es posible que algún descendiente sea alérgico a esa medicación. Con estos ejemplos, el psicólogo español Enric Corbera, asesor en BioNeuroEmoción (BNE), ilustra de qué manera la historia familiar y las emociones inducen comportamientos y también la aparición de enfermedades.

La clave para curarse, sostiene, es llegar a la emoción oculta que genera el conflicto y desencadena la enfermedad o la des armonía. En ese momento, asegura, se produce la toma de conciencia y con ella, la sanación. Sin embargo, aclara que la BNE no es una terapia, sino un método de consulta para que la persona pueda encontrar un equilibrio en su vida. Desde esta mirada, la salud se entiende como la coherencia entre lo que se siente, lo que se piensa y lo que se hace.

Conciencia para sanar

En un primer momento Corbera se abocó a la Biodescodificación, centrada en la relación entre los códigos que están en el inconsciente y la Biología, pero luego viró hacia la BioNeuroEmoción, para vincular Biología, Neurología y Emociones. Además, parte de una visión cuántica de la vida, según la cual todo lo que rodea a una persona ha sido atraído por programas inconscientes.

El método parte de un diagnóstico, ya sea un síntoma físico o un aspecto social (la persona no logra conservar un trabajo, fracasan sus negocios o no puede formar una pareja). A partir de eso, se trata de llevar al consultante a la situación activadora -olores, temperatura, con quién está, cuál es la crisis en ese momento- que genera que el incidente se repita.

Enric Corbera explica que, una vez que se identifica esa situación activadora, se buscan la historia oculta y la emoción reprimida. Pero también se indaga en el árbol genealógico “dónde está esa información que está resonando en la persona”, es decir, el antepasado a quien le ocurrió algo similar o vinculado. Sobre esto, hace hincapié en los secretos familiares, como las violencias o los embarazos no deseados. De todos modos, aclara que no todos viven las mismas historias del mismo modo y que detrás de un diagnóstico idéntico puede haber conflictos muy variables.

Cuando la persona toma conciencia de la resonancia en su árbol genealógico, del programa que subyace a su modo de actuar, se sana. Pero Corbera resalta que “tomar conciencia no es entender”, sino algo así como una “caída de ficha”, lo que genera una nueva conexión neuronal. Y luego resta la parte fundamental: llevar a la práctica ese cambio. Se trata en definitiva de cambiar las creencias irracionales y limitantes que impiden llegar a esa coherencia entre el cerebro y el corazón, entre “lo que yo pienso, lo que yo siento y lo que yo hago”.

El método apunta, precisamente, a que las personas entiendan el poder que tienen para cambiar su propia vida. Pese a eso, lejos de desestimar la medicina tradicional, indica que en el momento de reparación suele producirse una agudización del síntoma físico y que se requiere la utilización de medicamentos por un tiempo, hasta que sana.

Estamos todo el tiempo creando nuestra propia realidad. Lo triste es que no la estamos creando despiertos, sino dormidos. Estamos proyectando nuestros programas. Y lo sabemos porque se nos están repitiendo las historias una y otra vez. Sobre este punto, resalta que el inconsciente regula 95% de la existencia y que la capacidad de libre albedrío oscila entre 3 y 5%. Como llegan a esa historia que subyace, sostiene, enseñan a las personas “a cambiar su forma de ver y entender la vida. Y eso es muy poderos”.

-Sandra Conte-

domingo, 12 de junio de 2016

Cuando te permites lo que mereces, atraes lo que requieres

Cuando eres consciente de lo que mereces, y por fin, te lo concedes, y aprendes a priorizarte un poco más a ti mismo, llegará lo que requieres en realidad. No es magia, ni es el universo tejiendo sus leyes de atracción. Es nuestra propia voluntad para ser felices, para tomar las riendas de nuestra vida. ¿Qué es lo crees que te mereces a día de hoy?. Puede que hayas pensado en un descanso. En permitirte que el tiempo discurra un poco más despacio para poder así, apreciar todo lo que te rodea. Disfrutar del “aquí y ahora”, sin estrés, sin ansiedad. Es posible que hayas pensado también “que mereces alguien que te ame”, que te reconozcan un poco más. Sueles esforzarte mucho por los demás y no siempre ven todo aquello a lo que has llegado a renunciar.
Todos, en nuestro interior, sabemos qué es lo que merecemos. No obstante, el reconocerlo es algo que a veces nos cuesta porque pensamos que puede llegar a ser una actitud egoísta. ¿Cómo decir en voz alta cosas como “quiero amar”, “merezco ser respetado/a”, “merezco tener libertad y tener las riendas de mi vida”? En realidad, basta con decírnoslo a nosotros mismos.
No debemos equivocarnos, porque priorizarnos no es una actitud egoísta. Es una actitud vital, es poder crecer interiormente para ser felices. 
Las actitudes limitantes. Muchos de nosotros solemos desarrollar a lo largo de nuestra vida muchas actitudes limitantes. Son creencias en ocasiones inculcadas durante nuestra infancia, o incluso desarrolladas posteriormente en base a determinadas experiencias. Es esa forma de pensar expresados en frases como “no valgo”, “yo no soy capaz de hacer eso, fracasaré”, “¿Para qué intentarlo si siempre me salen las cosas mal?”…
Una infancia complicada con progenitores que interpretamos que nunca nos dieron seguridad, o incluso relaciones afectivas basadas en la manipulación emocional, suelen limitarnos casi de un modo determinante. Nos volvemos frágiles por dentro y vamos poco a poco, deshilachando nuestra autoestima y confianza en si mismo.
Reestructura tus creencias. Tú eres más que tus experiencias, no eres quien te hizo daño o quien alzó muros para privarte de tu libertad. Mereces avanzar, mereces leer en tu interior y reconocer tu valía, tu capacidad para ser “apto” en la vida y sobre todo, feliz y pleno.
Lo que mereces, lo que requieres
Lo que merecemos y lo que requerimos está tan unido como el eslabón de una cadena. Te pondremos un ejemplo: “Quiero y merezco conectarme con el amor incondicional y alguien a quien amar”. Te mereces a alguien que pueda y quiera leer tus tristezas, alguien que atienda tus palabras, que sepa descifrar tus miedos y ser el eco de tus risas. ¿Por qué no? Al cambiar la palabra "necesidad" por merecer, eliminamos ese vínculo de apego tóxico que en ocasiones, desarrollamos en nuestras relaciones afectivas. 
Si "necesitamos" algo para ser felices nos volvemos cautivos de nuestras propias emociones
Empieza por ti mismo/a. Sé tú la persona que quisieras tener a tu lado. La que merece caminar los pasos de tu vida. Al final, generarás a alguien que se reflejará en ti. No obstante, empieza también con estas importantes dimensiones:
  • Libérate de tus miedos. 
  • Disfruta de tu soledad, aprende a leer en tu interior, a empatizar más contigo a la vez que con los demás. 
  • Cultiva tu crecimiento personal, disfruta de tu presente, de lo que eres y de cómo eres. 
  • Aprende a ser feliz con humildad, desactivando el ego, madurando emocionalmente.
En cuanto te des a ti mismo todo aquello que mereces, convirtiéndote en la mejor versión de ti, llegará lo que requieras.

Priorizarse a uno mismo no es ser egoísta

Hay quien encuentra su felicidad dándolo todo por los demás: cuidando, atendiendo, renunciando a ciertas cosas por los demás.Es posible que nos educaran así. Ahora bien, siempre llega un momento en que hacemos balance y algo falla. Aparece el vacío, la frustración, el dolor emocional.
Como todo en esta vida, existe la armonía, la conjunción de tu espacio y mi espacio. La vida en familia, en pareja o en cualquier contexto social, debe construirse mediante un adecuado equilibrio donde todos ganen y nadie pierda. En el momento que hay pérdidas, dejamos de tener el control de nuestra vida, dejamos de ser protagonistas para convertirnos en actores secundarios.
  • Merezco un día de descanso, para mí mismo, en soledad. Esto me generará lo que requiero: pensar, liberarme del estrés y relativizar las cosas.
  • Merezco ser feliz, tal vez sea el momento de “dejar ir” determinadas personas, o aspectos de mi vida. Ello me permitirá conseguir lo que requiero: una nueva oportunidad.

Todos merecemos dejar de ser cautivos del sufrimiento, de nuestras propias actitudes limitantes. Abre los ojos a tu interior, descifra lo que requieres, escucha tu voz. En el momento que te permitas lo que mereces, llegará lo que requieres para tu legitima plenitud.
(Rincón del Tibet)

viernes, 10 de junio de 2016

¿Por qué conformarse con menos?



Cuando éramos niños, aprendimos que hay situaciones en la vida en las que simplemente tenemos que aceptar lo que recibimos.
  • Quieres las tijeras azules, pero te entregan un par de tijeras verdes.
  • Quieres macarrones con queso, pero tu familia sirve espagueti para cenar.
  • O quieres un par de zapatos nuevos, pero te dicen que recibirás los que pertenecían a tu hermano mayor.

Los adultos en nuestra vida nos enseñan que estas situaciones son pequeñas en comparación a las decepciones que enfrentaremos en la vida adulta. Así que aprendemos a aceptar las cosas que vienen a nosotros e intentamos ser agradecidos. 

Por supuesto, a veces nuestros deseos se cumplen más allá de lo que pudimos haber imaginado y quedamos en asombro por las bendiciones que el Creador ha enviado a nuestra vida; aunque en otras ocasiones parezca que el Creador nos ha entregado “un par de tijeras verdes”. Pocos de nosotros entendemos que, de vez en cuando, podemos pedir algo mejor.

Tenemos la tendencia a aceptar lo que recibimos porque no creemos que merezcamos más. Esto es resultado de dudar de nuestra capacidad para lograr nuestros sueños y alcanzar nuestro máximo potencial. Además, no nos damos cuenta de que podemos decir “no”. Sin embargo, los kabbalistas enseñan que podemos implorar al Creador por más. Decidir que lo que recibimos no es lo suficientemente bueno para nosotros requiere de cierta cantidad de auto confianza. Algunos se sienten como malagradecidos al pedir por más debido a que puede parecer que no apreciamos las bendiciones que ya hemos recibido.

La clave para vencer la duda e invitar bendiciones aun más grandes a nuestra vida es la certeza. Sin la certeza en que merecemos bendiciones increíbles, no se pueden manifestar bendiciones increíbles en nuestra vida. Entonces, ¿cómo logramos tener certeza? Michael Berg dice: “Lo logramos buscando la verdad que se encuentra más allá de la simple apariencia de las cosas”. La certeza es el conocimiento de que todo lo que ocurre en nuestra vida viene directamente de la Luz del Creador y es para nuestro beneficio, incluso las experiencias difíciles. Por ende, una bendición también viene a nuestra vida para impulsarnos a crecer.

Sin embargo, cuando recibimos menos de lo que esperamos, podemos tomarlo sin hacer preguntas o verlo como una oportunidad para expandir nuestra conciencia y pedir más. Esto requiere de que venzamos las dudas, mantengamos certeza en lo que queremos y permanezcamos enfocados y con determinación. La duda perturba nuestra conexión con la Luz del Creador. Cuando las bendiciones que esperamos no se materializan en nuestra vida, la causa es a menudo nuestra falta de fe en que podemos tener más. La duda conduce a la incertidumbre y a la preocupación, lo que literalmente evita que la Luz manifieste bendiciones en nuestra vida. 

De acuerdo con Michael Berg: “Cada uno de nosotros tiene muchas más bendiciones que han sido preparadas y están listas para manifestarse de lo que en realidad recibimos”. Únicamente recibimos bendiciones cuando las pedimos. Este es nuestro trabajo espiritual y no es algo que resulte natural para la mayoría de nosotros. Es un trabajo difícil y requiere que enfrentemos la negatividad en nuestro interior.

Impúlsate a ir un paso más allá de lo que estás acostumbrado y pide más. Con el tiempo, comenzaremos a cultivar la certeza y, como resultado, la capacidad para continuamente esperar más; en efecto, a esperar sólo lo mejor de la vida. ¿Por qué deberíamos conformarnos con menos?

Michael Berg explica: “Cuando vemos el mundo de mayores posibilidades y observamos más allá de la superficie hasta ver la gran verdad que se encuentra detrás de los velos del ocultamiento, nuestras dudas se convierten en certeza y los milagros se vuelven posibles”. 

viernes, 3 de junio de 2016

Victimismo Crónico: Personas que funcionan en "modo queja"

Todos, en algún que otro momento, hemos asumido el papel de víctimas. Sin embargo, hay personas que se convierten en víctimas permanentes, sufren lo que podríamos considerar como un “victimismo crónico”. Estas personas se disfrazan de falsas víctimas, ya sea de forma consciente o inconsciente, para simular una agresión inexistente y, de paso, culpar a los demás, liberándose de toda responsabilidad.
En realidad, el victimismo crónico no es una patología, pero podría desembocar en un trastorno paranoide, cuando la persona insiste en culpar continuamente a los demás de los males que padece. Además, esta forma de afrontar el mundo, de por sí, conduce a una visión pesimista de la realidad, que produce malestar, tanto en la persona que se queja como en quien recibe la culpa.
En muchos casos, la persona que abraza el victimismo crónico termina alimentando sentimientos muy negativos, como el resenti-miento y la ira, que desembocan en un victimismo agresivo. Es el típico caso de quien no se limita a lamentarse sino que ataca y acusa a los demás, mostrándose intolerante y vulnerando continuamente sus derechos como personas.

Radiografía de una víctima crónica
– Deforman la realidad. Este tipo de personas creen firmemente que la "culpa" de lo que les sucede es de los demás, nunca es suya. En realidad, el problema es que tienen una visión deformada de la realidad, poseen un locus de control externo, y creen que tanto las cosas positivas como las negativas que ocurren en su vida no dependen directamente de su voluntad, sino de las circunstancias externas. Además, sobre dimensionan los aspectos limitantes y oscuros, desarrollando un pesimismo exacerbado que les llevan a centrarse solo en situaciones limitantes y en las que restan en el aquí y ahora, obviando las que suman en su vida.
– Hallan consuelo en el lamento. Estas personas creen que son víctimas de los demás y de las circunstancias, por lo que no se sienten "culpables" ni responsables de nada de lo que les sucede. Como resultado, lo único que les queda es lamentarse. De hecho, suelen encontrar placer en el acto de quejarse porque así asumen mejor su papel de “pobres víctimas” y logran llamar la atención de los demás. Estas personas no piden apoyo para solucionar sus problemas, solo se lamentan de sus desdichas en la búsqueda desenfrenada de compasión y protagonismo.
– Buscan culpables continuamente. Las personas que asumen el papel de víctimas eternas, desarrollan una actitud recelosa, suelen creer que los demás siempre actúan de mala fe, solo para ponerles la zancadilla. Por eso, suelen tener un afán casi morboso por descubrir agravios nimios, sentirse discriminados o maltratados, solo para reafirmar su papel de víctimas. Así, terminan desarrollando una hipersensibilidad y se convierten en especialistas en formar una tormenta en un vaso de agua.
– Son incapaces de realizar una auto crítica sincera. Estas personas están convencidas de que no tienen la culpa de nada, por lo que no hay nada que criticar en sus comportamientos. Como la responsabilidad es de los demás, no aceptan las críticas constructivas y, mucho menos, realizan un examen de conciencia a fondo que les lleve a cambiar su actitud. Para estas personas, los errores y defectos de los demás son intolerables, mientras que los propios son una simple sutileza. Después de todo, las víctimas son ellos.

¿Cuáles son sus estrategias?

Para que una persona pueda asumir el papel de víctima, tiene que haber un culpable. Por tanto, debe desarrollar una serie de estrategias que le permitan lograr que la otra persona asuma la culpabilidad en el asunto. Si no somos conscientes de estas estrategias, es probable que caigamos en sus redes y que incluso estemos dispuestos a cargar con toda la culpa sobre nuestras espaldas.
1. Retórica victimista. Básicamente, la retórica de esta persona se dirige a descalificar los argumentos de su adversario. Sin embargo, en realidad no refuta sus afirmaciones con otros argumentos que sean más válidos, sino que se encarga de que la otra persona asuma, sin darse cuenta, el papel de atacante. 
¿Cómo lo hace? Simplemente asume el rol de víctima en la discusión, de forma que la otra persona quede como alguien autoritario, poco empático o hasta agresivo. Es lo que se conoce en el ámbito de la argumentación como “retórica centrista” ya que la persona se encarga de mostrar a su adversario como un extremista, en lugar de preocuparse por refutar sus afirmaciones. De esta manera, cualquier argumento que esgrima su adversario, será solo una demostración de su mala fe. 
Por ejemplo, si una persona se atreve a contrastar una afirmación con un hecho irrefutable o con estadísticas provenientes de fuentes fiables, la víctima no le responderá con hechos sino que dirá algo así como: “Siempre me estás atacando, ahora dices que miento” o “Estás intentando imponer tu punto de vista, haz el favor de disculparte”.
2. Retirada victimista. En algunos casos, el discurso de la víctima está dirigido a eludir su responsabilidad y evitar tener que pedir perdón y reconocer su error. Por eso, intentará escabullirse de la situación. Para lograrlo, su estrategia consiste en desprestigiar el argumento del vencedor, pero sin llegar a reconocer que estaba equivocado.
¿Cómo lo hace? Una vez más, asume el rol de víctima, juega con los datos a su antojo y los manipula a su conveniencia con el objetivo de sembrar la confusión. Básicamente, esta persona proyectará sus errores en el otro.
Por ejemplo, si una persona le responde con un dato comprobado, que niega su afirmación anterior, la víctima no reconocerá su error. En todo caso, intentará hacer una retirada digna y dirá algo así como: “Ese hecho no niega lo que he dicho. Por favor, no cree más confusión y caos” o “Me está culpando de confundir a los demás, no tiene educación, es evidente que es inútil discutir con usted porque no atiende a razones”, cuando en realidad quien crea el desconcierto es él mismo. 
3. Manipulación emocional. Una de las estrategias preferidas de las víctimas crónicas es la manipulación emocional. Cuando esta persona conoce bastante bien a su interlocutor, no dudará en jugar con sus emociones para poner el tablero a su favor y adoptar el rol de víctima. De hecho, estas personas son muy hábiles reconociendo emociones, por lo que utilizan cualquier resquicio de duda o culpa en su beneficio.
¿Cómo lo hacen? Descubren el punto débil de su adversario y explotan la empatía que este puede sentir. De esta forma, terminan envolviéndole en su tela de araña, para que esa persona adopte toda la responsabilidad y el papel de verdugo, mientras ellos se quedan cómodos en su rol de víctimas y pueden seguir lamentándose.
Por ejemplo, una madre que no quiere reconocer sus errores, puede poner la culpa en el hijo diciendo cosas del tipo: “Con todo lo que he hecho por ti, y así me pagas”. Sin embargo, este tipo de manipulación también es muy común en las relaciones de pareja, entre amigos e incluso en el ámbito laboral.

¿Cómo enfrentar a este tipo de personas?

El primer paso consiste en darse cuenta de que estamos ante una persona que asume el rol de víctima. Luego, se trata de resistir el embate y no dejar que nos enrede en su juego. Lo más sensato es decirle que no tenemos tiempo para escuchar sus lamentaciones, que si quiere apoyo o una solución, con gusto le apoyaremos, pero que no estamos dispuestos a perder tiempo y energía escuchando continuamente sus quejas.
Recuerda que lo más importante es que estas personas no te arruinen el día descargando en ti su dosis de negatividad y, sobre todo, que no te hagan sentir "culpable". No olvides que solo te puede herir emocionalmente, aquel al que le des suficiente poder. 
(por Jennifer Delgado en Paradigma Terrestre)