martes, 10 de septiembre de 2019

El sufri-miento del animal

El 99 % como mínimo de la carne que comen los seres humanos es a base de cadáveres que fueron mutilados, golpeados y asesinados impunemente y salvajemente por lo cual vivieron y transitaron por el sufrimiento. El sistema Cosher supuestamente garantiza que el animal no sufre. Es suficiente esto para irrumpir y decidir que un animal muera? El hecho de garantizar que no sufre alcanza?



Desde el punto de vista espiritual, el animal capta el momento en que está siendo asesinado y quién lo mata, recibe una perturbación energética que le genera violencia, agresividad, y un karma residual muy duro, y quien lo consume, aunque no lo haya matado, capta en menor grado, pero en forma inevitable los efectos oscuros del acto de la muerte del animal. La industria en torno al matadero es de un horror, a la par de un campo de concentración en el cual han perdido la vida millones de seres humanos. Le estamos haciendo lo mismo al animal y creemos que podemos salir indemnes de crueldades que parecen estar socialmente aceptadas?


Es una cuestión científica ya evidenciada:comer carne registra los senti-mientos de temor que experimenta el animal cuando lo matan. El animal tiene un cuerpo emocional y la vibración del miedo, el dolor y el sufri-miento es registrado en su ADN previamente al momento de la muerte y sellado como su última emoción que es absorbida por el cuerpo emocional del humano que la come. 


HASTA LA BIBLIA, SI ESTE ES TU REFERENTE LO EXPONE, EN LA TIERRA TENEMOS TODO LO QUE REQUERIMOS PARA COMER, LA BIBLIA NO HABLA DE COMER ANIMALES, QUIEN LO COMUNICA ES LA RELIGIÓN.


Presentamos los capítulos que van llevando a la información que queremos presentar, cuando el texto empieza a aparecer en violeta es porque está llegando el momento en el cual se habla de lo que Dios creo y para que lo creo…


En el ANTIGUO TESTAMENTO en el libro GENESIS titulo 1 dice: 

Génesis

Capítulo 1

1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 
1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 
1:4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 
1:5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
1:6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
1:7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
1:8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 
1:9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
1:10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 
1:11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 
1:12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
1:13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
1:14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 
1:15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
1:16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 
1:17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 
1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
1:19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 
1:20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 
1:21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 
1:22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 
1:23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto. 
1:24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.
1:25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. 
1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoreé en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 
1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 
1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 
1:30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Podrían citarse miles de razones por las cuales el consumo de carne, como principal fuente de proteínas, es una de las peores equivocaciones en que se pueda caer. Por ejemplo, uno de los subproductos de la asimilación de las proteínas es el amoníaco.


Centrémonos en dos puntos en particular. El primero, que la carne contiene niveles elevados de ácido úrico.


El ácido úrico es uno de los productos de desecho resultantes de la actividad celular y que el organismo requiere eliminar.


Los riñones extraen el ácido úrico del torrente sanguíneo y lo envían a la vejiga como componente de la orina. Si no se eliminase de la sangre el ácido úrico, el exceso se acumularía en los tejidos del organismo produciendo La Gota o los Cálculos de la Vejiga (por no hablar de lo que puede generarle a los riñones mismos).


Los enfermos de leucemia suelen presentar niveles muy altos de ácido úrico en la sangre. Una ración normal de carne contiene un gramo de ácido úrico


El organismo no puede eliminar más de unos setecientos miligramos de ácido úrico al día. Por otra parte, ¿sabes qué es lo que le da el sabor a la carne? Pues el ácido úrico de ese animal muerto que estás consumiendo.


Si no lo crees, prueba a comer carne kosher (de reses sacrificadas con arreglo al rito judío) sin los condimentos que se le añaden habitualmente: al desangrar la carne se elimina la mayor parte del ácido úrico y la carne queda insípida.


De veras quieres atiborrar tu organismo con el ácido que normalmente los animales eliminan a través de la orina?


En la carne, además, proliferan las bacterias de la putrefacción.


Por si no sabes cuáles son esas bacterias, se trata de los gérmenes que habitan en el colon. Como explica el doctor Jay Milton Hoffman en su libro El eslabón perdido de la carrera médica: la química de los alimentos en su relación con la química del organismo:


Mientras dura la vida del animal, los procesos osmóticos del colon evitan que las bacterias de la putrefacción invadan el organismo. Pero cuando el animal muere, el proceso osmótico cesa y las bacterias de la putrefacción atraviesan las paredes del colon invadiendo la carne, que así se pone en sazón.


Como posiblemente sepas, la carne ha de ponerse tierna; lo que la pone en sazón son precisamente esos gérmenes.


Otros expertos han dicho sobre este tema: 


Las bacterias de la carne son de carácter idéntico a las que habitan en el estiércol; en realidad, abundan más en algunas carnes que en el estiércol fresco.


Todas las carnes se infectan con tales gérmenes durante las operaciones de la matanza y éstos proliferan tanto más cuanto más tiempo permanezca almacenada la carne.


A.W. Nelson, bacteriólogo del Battle Geek Sanitarium and Hospital, citado por el doctor J. H. Kellogg en una comunicación presentada ante la Convención Nacional de Cultivadores de Frutos Secos en Jacksonville (Flo¬rida) y publicada en su boletín anual según referencia de Jay Milton Hoffman, en The Missing Link in the Medical Curriculum Which is Food Chemistry in its Relationship to Body Chemistry, p. 135 y nota 5. a pie de p. 141, Professional Press Publishing Company, Hunza Hill Terrace, Valley Center, California.

¿De veras te apetece comer eso?






















































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