La noción de lo que creemos ser también está íntimamente relacionada con la percepción del trata-miento que recibimos de los demás. Muchas personas se quejan de que los demás no los tratan como se merecen. "No me prestan atención, no me respetan, no reconocen lo que hago" -dicen- "Es como si no existiera". Cuando las tratan con amabilidad, sospechan algún motivo oculto: "Los otros tratan de manipularme y aprovecharse de mí. Nadie me quiere".
Esto creen ser: "soy un pobre ser necesitado cuyas necesidades están insatisfechas". Este error fundamental de interpretación crea disfución en todas sus relaciones. Creen no tener nada que dar y que el mundo o las demás personas les niegan lo que requieren. Su realidad se basa en una noción ilusoria de lo que son, la cual sabotea todas las situaciones y empaña todas las relaciones. Si la noción de carencia -trátese de dinero, reconoci-miento o amor- se convierte en parte de lo que creemos ser, siempre experimentaremos esa carencia. En lugar de reconocer todo lo que suma de la vida, lo único que vemos es carencia. "Reconocer lo que suma que ya tenemos es la base de la abundancia".
El hecho es que cada vez que creemos que el mundo nos niega algo, le estamos negando algo al mundo. Y es así porque -en el fondo de nuestro ser- pensamos que somos pequeños y no tenemos nada que dar.
Ensaye lo siguiente durante un par de semanas para ver cómo cambia su realidad: dé a los demás todo lo que sienta que le están negando. ¿Le falta algo? Actúe como si lo tuviera, y le llegará. Así, al poco tiempo de comenzar a dar, comenzará a recibir.
No es posible recibir lo que no se da. El flujo crea reflujo. Ya posee aquello que cree que el mundo le niega, pero a menos que permita que ese algo fluya, jamás se enterará de que ya lo tiene. Y eso incluye la abundancia.
Jesús enseñó la ley del flujo y el reflujo con una imagen poderosa. "Den y se les dará. Recibirán una medida bien apretada y colmada".
- Eckhart Tolle.-
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