domingo, 16 de septiembre de 2018

La productividad, esa quimera

Incontables guías y listas recomiendan todo tipo de trucos para no perder ni un instante en la carrera hacia la eficacia en el ámbito laboral y el éxito vital. Pero hay dudas sobre lo saludable de esa carrera.

Federica, de 51 años, es profesional de comunicación, trabaja en una de las empresas más importantes del rubro en Uruguay. Hace unos años, empezó a leer cuanto libro y artículo que se le cruzaba referido a la productividad y la eficacia a la hora de gestionar sus horas laborales. Cuando se suscribió a la plataforma de publicaciones Medium, uno de los tópicos que marcó como favoritos fue, justamente, "Productivity".

Desde entonces, todos los días recibe en su casilla de correo electrónico una nutrida oferta de artículos de relativamente fácil digestión. Casi siempre se trata de notas que insumen unos pocos minutos de lectura y que están estructuradas como una lista de consejos y recomendaciones. Una selección de los títulos con los cuales uno puede encontrarse si se suscribe a "productivity" en la plataforma: "Cómo poner el lápiz sobre el papel y hacer que las cosas queden hechas"; "Tres simples estrategias para las que las reuniones terminen en hora, siempre"; "Libretas de apuntes como herramientas para la productividad y el crecimiento"; "Tres maneras de ser más productivos que no se pueden perfeccionar en el trabajo", y así, ad infinitum.

Entre ese aluvión de títulos llenos de "tips", Federica vio uno que le llamó la atención por lo anómalo: "Por qué no necesitas leer todas esas guías sobre productividad" (nota en inglés).

Su autor, un joven holandés llamado Maarten van Doorn, empezaba su articulo de esta manera: "Las guías de productividad me están matando. Todos los días me bombardean con títulos como Cómo alcanzar sus metas en el minuto que viene. Confieso que soy lo suficientemente estúpido como para leerlas. Mi diagnóstico: se copian y se repiten entre ellas. La mayoría no tiene información interesante y nueva. Aún así, consiguen hacerme sentir mal: ver todos esos títulos me genera ansiedad y pienso que no soy lo suficientemente productivo. No quiero ser el fracasado que se perdió el truco más importante para triunfar en la vida".

Para Van Doorn, la verdadera razón por la que ese tipo de guías se propagan es que consiguen instalar la sensación de que uno se está perdiendo algo, lo que alimenta el miedo de quedarse afuera de la tribu "ganadora" (en inglés: "Fear of missing out"). Como escribe van Doorn, "la idea misma de todas mejorar la productividad es llegar a un lugar en donde ya no sea necesario pensar en ser más productivo. Pero, como cualquier fan de la productividad habrá experimentado, tratar de optimizar tu capacidad productiva solo parece alejarte de ese estado de ánimo en el cual uno siente que es lo suficientemente productivo".

Ana María Araújo es profesora titular de la Facultad de Psicología e investiga, entre otras cosas, los efectos de lo que ella llama el "productivismo". Araújo conoce, por el estudio de distintas historias de vida que ha realizado, el comportamiento descrito por Van Doorn. Y buena parte de ese comportamiento se debe, según su visión, a un contexto social e histórico, que "acelera" el paso del tiempo: "Hay una vertiginosidad en el paso del tiempo. En un mismo instante tenemos varias pantallas abiertas, con diferentes estímulos, que generan ansiedad. En ese sentido, el deseo de productivismo, de alcanzar todo lo antes posible —y no solo en lo laboral— toca a todos los aspectos de la vida del individuo". Vivir en ese vértigo, dice Araújo, lleva a la ansiedad y de ahí al estrés. Además, en el ámbito laboral, eso se traduce en una competencia exacerbada entre quienes comparten un ámbito laboral.

El psicólogo y escritor Alejandro de Barbieri —que hace poco reeditó el libro Economía y Felicidad. Claves para vencer el cansancio— sostiene que hay un peligro en perseguir la productividad y la eficacia a toda hora: "Fíjate todo lo que está pasando por un lado en el campo de la inteligencia artificial, y por el otro con el tema de la jubilación. Es probable que cada vez vivamos más años. Se supone que vamos a vivir hasta los 90 años, en promedio. Si nos jubilamos a los 70, ¿qué vamos a hacer durante los 20 años que tenemos para vivir sin trabajar? En uno de mis libros, empleo la frase: Si solo somos lo que hacemos, qué pobres somos. El verdadero ser aparece cuando no preciso hacer para ser. En el caso de estas personas, solo son algo si hacen algo".

De Barbieri añade que trabaja mucho con empresas, y que ha crecido la demanda referida a "ser productivo". Para él, lo importante es ser creativo antes que productivo. "En la medida que se entra en un engranaje, en el afán de la productividad, se termina perdiendo efectividad". Por eso, añade, es necesario oxigenarse, de tener otros vínculos y tareas. "De otra manera, se cae en lo que el filósofo Byung Chul-Han llama La sociedad del rendimiento, donde un humano se comporta como un robot. Por eso mencionaba lo de la inteligencia artificial: si un humano se comporta como un robot, mañana le ponen un robot al lado y este suplanta al humano en un minuto. En cambio, si soy alguien con empatía, con vínculos, con creatividad, no soy fácilmente reemplazable", razona el psicólogo.

Araújo también menciona a Chul-Han como uno de los pensadores que en la actualidad está planteando ideas y reflexiones sobre el afán de correr atrás de ese truco, como mencionaba Van Doorn, que separará a los perdedores de los triunfadores. Araújo comenta que estar en la búsqueda constante de ser productivos lleva a unos niveles de auto exigencias que no son saludables.

Al respecto, Chul Han escribe en el prólogo del libro La sociedad del cansancio: "El mito de Prometeo puede re interpretarse considerándolo una escena del aparato psíquico del sujeto de rendimiento contemporáneo. En realidad, ese sujeto, que se cree en libertad, se halla tan encadenado como Prometeo. El águila que devora su hígado en constante crecimiento es su alter ego, con el cual está en guerra. Así visto, la relación de Prometeo y el águila es una relación consigo mismo, una relación de auto-explotación. El dolor del hígado, que en sí es indoloro, es el cansancio. De esta manera, Prometeo como sujeto de auto-explotación, se vuelve presa de un cansancio infinito. Es la figura originaria de la sociedad del cansancio".

Para Araújo, como para De Barbieri, es importante cortar el contacto con el mundo laboral, algo que puede resultar cada vez más difícil. "Vivimos en una época en la cual, además del vértigo del tiempo, se nos valora mucho por cuánto tenemos, por nuestra capacidad de consumo y también por el productivismo exacerbado. A través de nuestros celulares, estamos permanentemente en contacto con el mundo laboral. Las ocho horas se rompieron: ahora son 12 o 14 horas. Los fines de semana seguimos contestando correos electrónicos que tienen que ver con el trabajo. El productivismo invadió nuestras vidas cotidianas", dice y añade que también ella padece las consecuencias de ese afán productivo, y que ha encontrado en la danza una actividad para distanciarse de lo profesional y lo laboral, y conectarse con su cuerpo y su respiración.

Para De Barbieri, hay que vivir "con inteligencia espiritual": "Hay que estar atentos a los síntomas, como el cansancio y la frase No se me ocurre nada nuevo. Ahí hay que desenchufarse a través de música, el silencio, los libros y los vínculos. En realidad, eso es enchufarse. Solo que es consigo mismo".

En el artículo mencionado en esta nota, de Maarten van Doorn, se dan solo dos consejos para eludir la tentación de subirse a todos los carros que supuestamente nos llevarán a la máxima productividad.

El primero es "Hacer las cosas correctas": "Hay que hacerse tiempo para pensar en lo que uno debería estar pensando para alcanzar la meta que se propuso. La eficacia de tu sistema será irrelevante si estás poniendo tiempo y esfuerzo en tareas erradas".

El segundo consejo es: "No al multitasking". Para Van Doorn, hay que preguntarse y responderse pocas preguntas: "¿El trabajo incluye que consultes Facebook? ¿No? Entonces no consultes Facebook. ¿La tarea que estás haciendo requiere que respondas a mensajes de WhatsApp? No. Así que no respondas ningún mensaje. Es así de sencillo. Cada vez que uno consulta Facebook, el correo electrónico o WhatsApp está gastando valiosa energía cerebral. No existe el multitasking (...) De acuerdo al neurólogo Daniel Levitin, el multitasking reduce la calidad de tu atención, te cansa más rápido, te estresa, te hace más infeliz y te dificulta el proceso de aprendizaje. Sí, es increíble la cantidad de gente que lo hace. Pero si uno se concentra en una sola cosa, ocurre la magia".

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