La vida infinita está más allá de dualidad.
Más allá de yin - yang.
Si la vida infinita fuera dual, debería coexistir con la muerte infinita y eso es imposible.
La salud infinita también ya que no hay una enfermedad infinita.
La vida efímera va seguida de la muerte.
La salud del cuerpo va seguida de la enfermedad.
Nadie puede escapar de la dualidad.
A menos que asuma su grandeza y viva de acuerdo con ella.
Nuestra grandeza no se gana, porque ya somos grandes.
Sólo que no somos conscientes, porque los sentidos nos muestran un mundo lleno de límites y contradicciones.
Y creemos en él.
Y lo llamamos "la realidad".
Lo que diferencia a los hombres es su nivel de conciencia.
Cuando somos conscientes de la vida infinita en nosotros, ésta se expresará tarde o temprano en la limitación de la forma física.
Y esa es la forma de plasmar la salud infinita.
No se consigue haciendo dietas y sacrificios.
Sino simplemente tomando conciencia.
Contemplando en la meditación diaria la totalidad de lo que somos......día tras día hasta que se vuelva algo normal.
Cuando la conciencia se expande más allá de las formas vemos la vida infinita en cada gota de vida.
Y así nos convertimos en la vida infinita.
En la salud infinita.
En el amor infinito.
Y cuando el alma alcanza tal claridad todos los deseos se alcanzan simplemente llevando la atención hacia la sensación de satisfacción que tendremos al obtenerlo.
La conciencia estrecha ve luchas y trabas a cada paso.
Pero la conciencia expandida sólo espera lo mejor del mundo simplemente porque sus pensa-mientos no se apartan ni por un instante de lo más bello del universo.
Y como el pensamiento es la semilla de toda creación, su cosecha será siempre abundante.
Por esa razón todos los maestros espirituales aprecian el alimento vegetal, porque su fuerza expansiva apoya a ampliar la conciencia de la totalidad en nosotros.
-Martín Macedo-
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