El cambio requiere tomar conciencia y decidir cómo ya no quieres estar, y ese nivel de conciencia necesita una cierta cantidad de esfuerzo mental y moderación.
Pero ¿por qué, y por qué íbamos a querer cambiar? ¿Por qué deberíamos realmente desear crear un nuevo yo o una nueva vida? ¿Cuáles son los beneficios?
El cambio es expansión. Se trata de des-aprender ciertos rasgos que hemos aprendido de memoria y volver a aprender nuevos estados. Se trata de romper el hábito de la vieja naturaleza y reinventar un nuevo yo. Se trata de tu decisión de dejar de pensar, actuar o sentir de forma previsible. Y para esto, se requiere “podar” conexiones sinápticas, para que broten otras nuevas. Requiere des-memorizar estados emocionales que se han convertido en parte de tu personalidad y re-acondicionar tu cuerpo a una nueva emoción o a una mente nueva.
En neurociencia, tenemos tres cerebros que nos permiten ir del pensamiento al ser. El cerebro pensamiento es el neocórtex. Y cada vez que aprendemos algo nuevo, se forja una nueva conexión sináptica en el cerebro pensante. El neocórtex que es el cerebro corrugado que se encuentra en el exterior, nos permite obtener información de nuestro entorno. Así que cuando empezamos a aprender cosas nuevas, se añade un nuevo punto a los circuitos que representan el tapiz tridimensional en nuestra materia gris.
Ahora bien, no es suficiente con saber la información. Es importante para nosotros que apliquemos lo que aprendemos, para personalizarlo, para demostrarlo. Tenemos que tomar lo que aprendimos, intelectual o filosófico, el conocimiento que hemos ganado, y aplicarlo, personalizarlo, demostrarlo, y cambiar algo de nosotros mismos. Cuando lo hacemos, tenemos una nueva experiencia.
JOE DISPENZA
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