Todas las experiencias son sólo rangos vibratorios.
Hay bajas vibraciones y altas vibraciones.
Los insectos vuelan a pocos metros del suelo.
Pero las aves pueden volar hasta 11 km de altitud.
Las vibraciones yin tienen alta frecuencia y las vibraciones yang la tienen baja.
Las personas desean elevarse, vibrar en altas frecuencias.
Desean un elevado nivel de ingresos.
Un alto nivel de energía.
Ascender en su empresa o en su desempeño profesional.
Hasta un árbol hace todo lo que sea necesario para ascender.
Para ascender necesitamos un motor.
Sin un motor potente el avión no sube.
Se queda carreteando en la pista....se queda con las ganas de subir a los cielos y contemplar el maravilloso paisaje.
El motor está oculto, porque el motor es yang.
El corazón es nuestro motor.
Y está bien escondido.
Necesitamos la fuerza del corazón hasta para pensar.
Si el corazón no bombea con fuerza no podremos pensar claro, porque el cerebro que está ávido de oxígeno y glucosa no recibirá de acuerdo a su elevada demanda.
Cuando alguien está triste y otro desea animarlo le dice: "arriba ese ánimo"....o "vamo arriba" (en el Rio de la Plata).
Le está diciendo que ascienda en el rango vibratorio y se coloque en una posición de mayor altitud.
Los pensa-mientos deprimentes tiene una baja frecuencia.
Quien se habitúa a este tipo de pensa-mientos y conversaciones atraerá experiencias de similar frecuencia.
Hay personas que cambian su dieta pero sus conversaciones y pensa-mientos siguen el antiguo patrón.
Hablan todo el día sobre lo que temen o les preocupa.
Lo hacen para desahogarse porque lo han hecho toda su vida.
Elevan la frecuencia con alimentos de alta calidad pero inmediatamente la bajan con sus conversaciones y quejas.
Y así la curación se hace muy larga y trabajosa.
Y buscan la causa en algún error de su alimentación.
Y hacen más cursos de cocina y compran más libros.
Y consultan a más expertos en nutrición.
La salud es un salto hacia un nuevo estado vibratorio.
El alimento es un aporte fundamental.
Pero no es suficiente para quedarse allí en forma permanente.
Y es muy desagradable y desalentador.
Como un piloto que vuela a 10.000 pies durante una hora y luego vuela al ras de la copa de los árboles y los tejados durante otra hora.
Ningún pasajero disfrutará del viaje.
-Martín Macedo-
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