sábado, 15 de septiembre de 2018

Hay una roca comestible y es la sal


El humano se nutre de plantas (yin).
De derivados animales (yang).
Y de rocas (sal de roca) que también es yang.
La dieta humana incluye animales, vegetales y rocas comestibles.
Pero sólo hay una roca comestible y es la sal.
Ésta se puede tomar desde la minas (sal de mina como la sal del Himalaya) o por evaporación del agua oceánica (sal marina).
La sal es extremadamente yang, por eso debe usarse con sabiduría.
Es un arma de doble filo: nos fortalece hasta el extremo si la usamos en las dosis correctas...... pero si se exagera su uso puede crear problemas.
Para que su efecto tan poderoso pueda utilizarse en forma saludable debe estar unida a algo yin para que la suavice y la haga asimilable.
Por ejemplo en el gomasio se mezcla la sal con el aceite del sésamo de modo tal que el aceite yin se enlaza al cristal de sal yang en una especie de atracción irresistible.
De esa forma viajarán juntos antes de llegar a su destino.
Lo mismo ocurre con la ume, que es una fruta yin que además se cosecha verde (más yin)....al unirse a la sal forman un dúo inseparable.
Los derivados de la soja orgánica como el misso, tamari y tempeh se basan en esta misma idea.
Los orientales dotados de una fina sensibilidad han encontrado la forma de importar ese yang extremadamente poderoso de la roca de sal sin dañar a los órganos.
Pero los occidentales que están en las antípodas, simplemente la muelen bien fina y la ponen en un salero y se la echan generosamente a todas las comidas....patatas, carnes, ensaladas y también al pan.
Entonces la sal pura en la circulación buscará su pareja yin entre los componentes estructurales del nuestro organismo, deshidratando a las células y a los tejidos, creando dureza y rigidez general.
No sólo tendremos un "cabeza dura", sino un "hígado duro" que tendrá un carácter irascible e iracundo y también un "riñón duro" que no podrá hacer un filtrado exitoso y las toxinas saldrán con mucha dificultad del organismo.
Cuando el riñón está bloqueado por exceso de yang (por proteínas animales o por exceso de sal) la presión arterial tiende a subir y la emoción que se expresa es un miedo intenso o incluso un ataque de pánico.
Hay un abismo entre tomar sal pura, del salero al modo occidental o en forma de hábiles combinaciones con elementos que la suavizan y equilibran como lo hacen los orientales.
Esa es otra de las grandes ventajas de entender yin y yang.
Quienes no lo aplican en sus vidas caen fácilmente en los extremos y su salud tarde o temprano sentirá la violencia de estos extremos.
Y la medicina oficial que tampoco comprende intentará crear equilibrio aplicando más violencia todavía.

-Martín Macedo-

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