sábado, 7 de abril de 2018

Lo que se va vuelve


Cada uno de nosotros tiene una lista de personas en su vida con las que sabe que puede contar. Y para la mayoría, si no es que para todos , es bastante corta y no porque  no seamos amorosos ni amistosos, ni nos ocupemos de los demás.

Es porque la mayoría de nuestras relaciones existen para servirnos. Cuando  los seres humanos llamamos a un amigo para ir al cine o para que venga a nuestra casa a ver un partido, no lo hacemos por ellos; lo hacemos por nosotros mismos. Es cierto, quizá ellos se diviertan en el proceso, pero ese no suele ser el objetivo, el verdadero Motivo Interior.

Esto es así porque en lugar de generar a personas a quienes Dar, nos enfocamos en buscar a personas que puedan darnos. Así, cuando llamamos a nuestros amigos buscando a alguien con quien pasar el rato, no somos mejores que un operador de venta telefónica que nos llama durante la cena. Un vendedor telefónico quiere algo de nosotros; nosotros queremos algo de nuestros amigos….

De esta forma acabamos limitándonos a nosotros mismos pasando la mayoría de nuestro tiempo con personas que nos Dan, en lugar de enfocarnos en encontrar a personas a las que podemos Dar.

El problema es que a veces sentimos que ¨necesitamos¨ a alguien, pero en realidad no necesitamos a nadie. Nuestra energía —que significa nuestra confianza, inspiración, autoestima y fuerza—  funciona cuando viene de la Fuerza de la  Integridad del universo, no de un ser humano. No hay nada reprochable en querer contacto humano, pero es mucho más poderoso tenerlo y no estar ¨necesitados¨ de él.

¿Has mirado alguna vez a tu alrededor y has sentido como que no comprendiste a las personas en tu vida, o que ellas no te comprendieron?

¿Quizá te sentiste inferior, o tal vez superior? Esto se genera porque no generamos almas a quienes dar. Buscamos almas que nos den. Te invitamos a retarte a partir de ahora, de este momento, a que pienses sobre tus relaciones. Y no sólo a que pienses diferente, sino también a que actúes diferente.

En lugar de analizar qué obtienes de cada una de tus relaciones, hazte estas preguntas:

¿Cómo puedo ser útil para esta persona?

¿Conozco realmente cuáles son las legitimas pretensiones de esta persona?

¿Sabe esta persona lo que siento por ella?

¿Estoy en esta relación para RECIBIR(receptor) o COMPARTIR(dador)? 

Si compartimos de la forma adecuada, siempre obtendremos algo de regreso. Ésta es la naturaleza del universo. Puede ser que no lo recibamos de forma inmediata, pero conocer este secreto, es comprender  que lo que se va, vuelve.

Si nos alejamos de la idea de ser un receptor y nos acercamos a ser un verdadero dador, crearemos un gran cambio, no sólo para nosotros mismos sino para el mundo entero






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