Muchas personas que me han consultado mejoran sus comidas.
Mejoran su forma de cocinar y arman sus platos con mayor criterio e inteligencia.
Pero siguen hablando con las mismas palabras de baja calidad que usaban cuando gestaron la enfermedad.
También se debe cambiar la forma de hablar porque la palabra es alimento.
Es el alimento del inconsciente y por esto tiene un tremendo poder para crear o destruir.
Como dijo Facundo Cabral, el inconsciente no tiene sentido del humor.
Toma literalmente el mensaje que se le transmite con convicción y sentimiento.
Una señora me llama por teléfono y me dice: "lo llamo porque estoy des - falleciendo".
Ella comenzó una dieta depurativa para mejorar más rápidamente y estas curas a veces son un poco incómodas.
Entonces le expliqué que no use este tipo de expresiones tan dramáticas, porque es muy dañino para su cuerpo y mente; además es muy negativo para el interlocutor que sentirá el impulso de alejarse a toda velocidad de la persona que està proyectando ese torrente de negatividad.
Yo le sugerí que empleara otras palabras para referirse a su dificultad...como por ejemplo..."estoy con la energía muy baja"...
Y me replica...."pero estoy sin energía".
Y le contesto...si estuvieras sin energía no podrías ni siquiera respirar ni menos estar hablando por teléfono.
¿De qué sirve empezar el yoga, la meditación y la macrobiótica si se emplean este tipo de palabras tan extremas, tan tóxicas, tan destructivas tanto para el que las dice como para el que las escucha?
¿Por qué algunas personas hablan de esta forma?
La razón es simple: amplifican el drama para conseguir la atención y para reclamar afecto.
Así se consigue migajas de atención y cariño pero a costa de enviar un misil tóxico al inconsciente que toma literalmente la información verbal y emocional para luego enviarlo de nuevo en forma de manifestación.
Entonces su sufri-miento se profundizará cada vez más, porque en la medida que se siente peor, lo vuelve a expresar con mayor vivacidad para volver a conmover a las personas cercanas.
Y se sentirá que tiene todo el derecho del mundo a expresar lo que siente, ya que ello le trae un ligero alivio.
Estas personas terminan abandonando la macrobótica, el yoga, la meditación y las relaciones de calidad, porque su misma negatividad las aleja de estas herramientas tan poderosas pero de vibración positiva.
La ley de atracción hará que se aleje de las cosas buenas y positivas.
Y le acercará situaciones de intenso sufrimiento y angustia que le impedirán cocinar, masticar o incluso hacer las compras.
Y menos meditar...¿cómo alguien va a meditar si tiene su mente llena de extrema ansiedad y temor?
Y tampoco podrá ir a yoga porque tendrá sus emociones tan alteradas e inestables que algo inesperado ocurrirá para que no pueda continuar con sus clases.
Se quedará sin dinero, tendrá una contractura muscular que le impedirá moverse sin ayuda o se caerá y se hará una fisura en algún hueso.
Y eso le dará más motivos para reclamar ayuda urgentemente utilizando como siempre las palabras más dramáticas posibles para conseguir las migas de afecto y atención que necesita en grandes cantidades.
Si uno se cae en la calle, la gente espontáneamente acude a ayudar y trata de darle atención inmediata y lo ayuda a incorporarse.
Pero uno no puede caerse todos los días, como una estrategia para recibir el amor y cuidados de otras personas.
Las personas así son muy egoístas y hacen lo que sea para recibir la energía de otras.
No quieren dar sólo recibir.
Y como no dan nada ....nada reciben.....sólo un poco de afecto de las personas más sensibles que sienten compasión.
Quien dramatiza o se queja obtiene un poco de pan.
Pero tendrá cada vez menos pan y cada vez más soledad y dolor.
Y perderá todo, incluso la salud, porque las palabras negativas contaminan el inconsciente y luego la mente consciente.
Y el cuerpo somatizará toda la negatividad acumulada hasta el infinito.
Entonces ni el mejor arroz del mundo mejorará a una persona así.
Aunque le vayan a cocinar los mejores chefs del mundo.
O aunque vaya a una escuela macrobiótica donde le den masajes, le hagan compresas y le preparen las cuatro comidas por expertos llenos de entusiasmo y buena voluntad.
-Martín Macedo-
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