¿No sería maravilloso tener bienestar económico?
¿Y bienestar físico, mental y emocional?
Pero este es un mundo dual; hay personas que experimentan un malestar crónico y otros están "bien".
Bien económicamente, bien físicamente, bien en sus relaciones.
La palabra clave aquí es "estar".
Para transformar el mal-estar en bien-estar, lo primero es "estar".
Tengo que "estar" en el consultorio odontológico para que el dentista pueda cambiar mi situación.
Si falto a la cita no podrán hacerse los cambios esperados.
Es necesario estar en el lugar correcto para que podamos cambiar.
¿Pero qué es lo que hay que cambiar?
La frecuencia vibratoria.
Todo tiene una frecuencia, todo.... absolutamente todo.
Las elevadas frecuencias, nos hacen sentir inspirados y felices.
Las bajas frecuencias nos hunden en la depresión.
Las personas que están pasando por una depresión no consiguen salir de un patrón de bajas frecuencias por más que lo intenten.
Y los psiquiatras les indican medicinas para crear un "subidón" químico de su baja frecuencia hacia otra de mejor calidad pero de carácter efímero y creando una dependencia que además contamina la sangre y los tejidos poco a poco.
Facundo Cabral dijo una vez: "no estás deprimido, estás distraído".
Es una genialidad; lo que nos enseña Facundo es que la persona deprimida está ausente, y en ese estado pierde todo su poder.
Ni siquiera puede elegir.
Entonces no puede cambiar nada.
Para transformar el mal-estar en bien-estar debemos estar en el lugar correcto.
En un lugar donde tengamos poder infinito.
Donde podamos elegir.
Donde podamos hacer los cambios que deseamos.
Ese lugar es el ahora.
En ese lugar sagrado recuperamos la libertad, ya que ésta no se puede experimentar en el futuro ni en el pasado.
Durante la meditación tomamos conciencia de nuestra respiración, de nuestras emociones, de nuestra posición en el espacio, de nuestra existencia como seres infinitos.
Cuando estamos conscientes somos libres.
Sólo allí podemos tomar la decisión radical de vivir en las elevadas frecuencias del bienestar.
La gratitud, la confianza, la armonía, la voluntad de hierro, la claridad de propósitos, el amor, el deseo de servir al mundo.
Sólo son frecuencias vibratorias que podemos encarnar con una decisión radical tomada en el ahora.
Como seres infinitos, de libertad infinita.
Pero si no "estamos" en el ahora, nada podemos hacer.
Funcionaremos en base a programas inconscientes que nos llevarán hacia donde menos queremos ir.
El bienestar económico comienza en la mente, en el sentimiento de que ya somos lo que deseamos ser; en la contemplación constante de la posesión de todo lo que deseamos.
El bienestar físico también es una expresión del bienestar emocional que se refuerza por unos buenos hábitos de nutrición, de prácticas físicas que actúan como potenciadores.
Se trata de un vivir en coherencia con nuestra potencialidad infinita.
Porque la abundancia de cualquier clase es una experiencia de lo infinito manifestándose en lo finito.
Y el malestar financiero, físico, mental o emocional sólo nos está indicando como un GPS de alta sensibilidad, que estamos en el lugar equivocado.
Que estamos descendiendo a las profundidades tenebrosas de la infelicidad y la esclavitud.
El malestar de cualquier naturaleza (incluso el económico) tiene el cometido de avisarnos de que hemos tomado las peores decisiones.
Y de que hemos elegido los peores pensamientos.
-Martín Macedo-
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