domingo, 22 de abril de 2018

Cuanto mayor es el frente, mayor es el dorso


“Bernard avait razón. 
Le germe n'est rien, c'est le terreno qui est tout “.
Estas fueron las palabras de Louis Pasteur al final de su vida reconociendo que lo verdaderamente importante es el terreno y no el microbio.
No hay germen sin terreno, ni terreno sin germen.
No se puede separar el germen del ambiente.
No podría sobrevivir.
Y la razón de ser del medio ambiente es el soporte de la vida.
La microbiología pretende cambiar o matar al germen pero sin considerar el ambiente.
No comprende que son inseparables como lo son el hombre y la mujer.
La salud y la enfermedad no se pueden separar.
La pobreza y la riqueza no se pueden separar.
El hambre y la saciedad no se pueden separar.
Una necesita a la otra para poder existir.
La medicina estudia las enfermedades pero no la salud.
La virología estudia a los virus pero no el ambiente imprescindible para su existencia.
Los virólogos y los "ambientólogos" se deberían sentar en la misma mesa para resolver los problemas infecciosos asociados a los virus.
Si mato al virus o a la bacteria pero dejo intacto al ambiente que los vuelve peligrosos, no curé nada.
En unas pocas semanas regresarán fortalecidos por la selección natural.
Lo mismo puede extenderse al problema de la célula maligna.
La célula en cuestión no es nada fuera de su ambiente.
No puede existir fuera de su ambiente.
Si la sacamos de su contexto y la ponemos sobre una piedra seca y expuesta a la luz del sol, muere como una babosa a la que se espolvorea sal.
La investigación oncológica está enfocada en crear drogas que maten a las células enemigas pero se olvida del entorno y no lo estudia.
Pero Pasteur ya lo dijo hace más de 150 años.
Cambie el entorno y cambiará el germen.
La célula maligna se comporta como un germen.
Después de todo es una forma de vida microscópica potencialmente perjudicial para la vida humana.
Entonces debe ser tratada con la misma consideración que un virus o una bacteria.
Si Louis viviera hoy lo haría de la misma manera.
Y sería el mayor oncólogo del mundo.
Se dedicaría a modificar el ambiente, el terreno y así lograría el control de la célula.
Porque si cambia el terreno la célula debe necesariamente cambiar para poder sobrevivir.
La gente se hace quimio y radio.
Pero no cambia su estilo de vida.
Su terreno queda intacto.
Incluso empeora porque además de las condiciones extremadamente tóxicas que crearon y sostuvieron el cáncer, debemos agregar la contaminación química y grados importantes de miedo y stress que también vierten químicos nefastos a la circulación.
Los mejores científicos del mundo ya lo saben.
Pero esto no se explica en los noticieros.
Porque es más rentable inculcar miedo a los microbios.
Que enseñar la verdad.
Pero este engaño de proporciones épicas.....
Hace posible el surgimiento de los grandes héroes de la medicina que harán historia.
Y se convertirán en leyendas.
Y serán recordados durante un millón de años.
Porque cuanto mayor es el frente, mayor es el dorso.

-Martín Macedo-

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