Alejandro Jodorowsky "La Sabiduría de Los Cuentos"
Cuento Del Elefante
Un grupo de derviches caminaban desde hacia varios días sin haber encontrado de que alimentarse. El vientre les gruñía, los religiosos soñaban mas con alimentos terrestres que con la elevación espiritual. Pronto, cerca de allí, un joven elefante se cruzó por sus camino. Algunos pasos mas adelante, un sabio que estaba en trance de meditar, les dijo.
-Se los advierto, no se coman a este joven elefante, pues corren el riesgo de arrepentirse.
Los derviches, enojados, le respondieron, que tal idea no se les había cruzado por la mente. Pero una vez que estuvieron fuera de la vista del sabio. Ellos mataron al elefante, lo cocinaron y se lo comieron. Solo uno de ellos se negó a participar de la matanza del animal para alimentarse. Cuando terminaron, los derviches que habían comido, se acostaron y se durmieron.
Aquel que no había comido nada, cansado y hambriento, estaba a punto de quedarse dormido, cuando en eso, vio acercarse, una gran sombra silenciosamente. Era la madre del joven elefante, quien paseó su trompa por debajo de el, aspiro su aliento y se alejo. Luego, se dirigió enseguida donde estaban los otros derviches y aspiró el aliento de cada uno. Habiendo reconocido en el aliento de estos hombres, el olor de su pequeño, la madre elefante mató a todos y solo dejó vivo a aquel que se había abstenido.
Mensaje:
La primera interpretación de esta historia sería: Cuando te ensucias interiormente, esta se transparenta al exterior de ti y te destruye. ¿Qué esperas cuando ensucias tu boca, tu cerebro, tu sexo y tu corazón? Esperas a ser destruido por tu inconsciente. Yo comparo a la madre elefante al inconsciente. Un día, terminará por destruirte porque te manchaste sin reaccionar.
En la segunda interpretación: aquel derviche que no comió el elefante, era como un abstinente que se rehúsa a entrar en la vida (el elefante era el alimento divino) por el contrario los religiosos se unieron con la comida divina. Cuando la divinidad (elefante adulto) llega, ella olfatea a los que se comieron su pequeño y los aplasta en el mismo lugar donde había muerto su cría. El acto de muerte se vuelve así, un acto de transformación.
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