sábado, 7 de abril de 2018

Cuando la salud es poderosa la intuición es muy clara y aguda


Cuando escuchas una poderosa verdad, ésta hace resonar las cuerdas de tu alma.

Y sientes desde las profundidades de tu ser que es verdad lo que has oído y no necesitas nada más.
Tu instinto te susurra: " es cierto!"
No necesitas demostraciones científicas.
Ni ensayos clínicos.
Cuando la salud es poderosa la intuición es muy clara y aguda.
Pero cuando la calidad de la sangre se deteriora, la intuición se anula y debemos recurrir a la lógica formal.
El pensamiento científico se basa en un completo desprecio a la intuición y a las voces del mundo interior.
Se apoya 100% en la lógica, en el hemisferio izquierdo y quiere demostrarlo todo.
Se siente segura en el marco del "rigor científico".
Es su garantía de que camina por suelo firme y no por las arenas movedizas del pensamiento "metafísico".
Por eso no se enseña el principio de yin y yang en las escuelas médicas formales.
Ni la física cuántica que se abre paso con grandes resistencias entre la ortodoxia universitaria.
La ciencia nos sacó del oscurantismo y de los embrujos de la edad media.
Pero nos encerró en un rígido palacio de cristal que aprisiona la mente y no la deja respirar el aire fresco del infinito.
El rigor científico es un arma de doble filo.
Sentir orgullo por ese rigor es como sentir orgullo por vivir en una cárcel de alta seguridad con wi fi y servicio de camarera.
Cuando se pierde salud se anula la intuición.
El sexto sentido queda inoperante.
Como cuando Kennedy alzó la cabeza para recibir el segundo balazo mientras todos se agachaban de inmediato.
Estaba tan yin por tomar fuertes analgésicos por un dolor crónico producto de una herida de guerra.
La mayor parte de las personas corre a los analgésicos frente al mínimo dolor.
Por lo tanto en la mayor parte de la humanidad la intuición está anulada o debilitada.
Y cuando la intuición falta, la mente se llena de dudas y miedos.
Y se siente la necesidad de consultar a los expertos sobre todo tipo de problemas difíciles de resolver.
Expertos que toman analgésicos porque su salud está deslucida por el propio pensamiento científico que recomienda comer vísceras de animales. 
Una nutrición óptima crea una sensibilidad maravillosa.
Las grandes verdades generan un estrépito atronador en el corazón.
Y las mentiras son detectadas con la misma claridad con la que detectamos un gran insecto corriendo por nuestra sala.
En la medida que aumenta la confusión, la industria de los fármacos prospera a costa de agravar la confusión.
Dejemos que las grandes verdades despierten esa música celestial en nuestra alma.
Una música que nos haga sentir la certeza absoluta de que estamos siendo guiados por el amor infinito hacia la gran felicidad.

-Martín Macedo-

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