domingo, 7 de julio de 2019

No te apures, cada quien termina con quien debe estar

Me gustaría no tener que levantar la mano o responder de forma afirmativa, si preguntaran si en algún momento de la vida he tratado de controlar una situación, asociada en particular a una relación amorosa. He estado en esa posición en la cual la incertidumbre y el miedo a perder a quien he considerado la persona adecuada, me hecho actuar desde una faceta de mí, que preferiría mantener en segundo plano. Incluso hoy en día, con cierta regularidad termino diciéndome: “No te apures”.

Acostumbrados a controlar

A todos nos gustaría llevar el control de todo lo que nos afecte de forma considerable y ello incluye inclusive los sentimientos de los demás… Pues ¡qué afortunados somos al no poder controlarlos!, ya que  eso resulta en una buena garantía de que nadie lo puede hacer con los nuestros. Imagínense por un momento si esa persona a quien nunca han podido corresponderle en sus intenciones, pudiese por un momento controlar sus sentimientos… ¡Resultaría por decir lo menos, inconveniente!
De la misma manera, no nos corresponde controlar nada que vaya más allá de nosotros mismos. Por lo que resulta de mucha importancia desarrollar cualidades que nos permitirán transitar por la vida de una manera más natural y relajada.
“El zapato que le ajusta a un hombre le aprieta a otro; no hay receta para la vida que funcione en todos los casos.” Carl Gustav Jung

¿Cuáles son las cualidades que nos permiten relacionarnos afectivamente, sin generarnos inconvenientes?

Aceptación: El poder aceptar al otro sin pretender cambiarlo y el tener capacidad de aceptar las situaciones, aun cuando no sean de nuestra preferencia, nos permite poder fluir de forma relativamente sencilla, sin anclarnos a lo que nos gustaría que fuese.
Paciencia: No todo llega en el momento que lo queremos y el esperar en calma que aquello que vemos en nuestro camino se manifieste, es sin duda una cualidad que nos rendirá frutos de valor incalculable.
Empatía: Entender al otro desde su punto de vista, desde su realidad, dentro de lo que podemos, nos permite dejar un tanto los juicios y las expectativas de lado.
Flexibilidad: Podernos adaptar a las diversas situaciones, nos permite incluso retirarnos ilesos de donde nos resulta inconveniente estar.
Desapego: Nada ni nadie nos pertenece, cada persona nos agrega algo, si apartamos ese sentido de pertenencia y el egoísmo que muchas veces le acompaña, podemos sacar mayor provecho de cada una de nuestras relaciones.
Respeto: El respeto es esencial en cualquier relación, tanto el propio que nos permite establecer límites sanos de lo que permitimos en nuestras vidas, como por el otro, que nos permite limitar nuestras acciones en la vida de esa persona.

Cada quien termina con quien debe estar

Sin duda, muchas veces nos apuramos, queremos forzar resultados, inyectar sentimientos, nos atormentamos, queriendo estar junto a alguien y en la mayoría de los casos, la vida de múltiples maneras, nos demuestra qué tan desacertados estuvimos en esos momentos.
Cada persona que se topa en nuestras vidas tiene un propósito con nosotros y viceversa. Nuestros encuentros, en especial, los que consideramos trascendentales, corresponden a aleaciones que se dan en los momentos que los necesitamos, en los que estamos preparados para recibirlos.
Lo que pasa es que nuestro ego siempre quiere tener el poder, el control, incluso pretende saber más de lo que nuestra alma sabe… Y desde allí siempre se apura y siempre termina por tropezar… Si aprendemos a callar un poco esa mente arbitraria y escuchamos nuestro corazón, se nos hará mucho más sencillo despedir a personas que consideramos importantes, pero que no necesariamente nos acompañarán hasta el final y darles la bienvenida a otras que quizás sean las que formen parte de nuestros proyectos de vida.
No te apures, ya verás que al final todo encaja, confía en el proceso de la vida y procura sacar de cada una de tus relaciones el mayor provecho, da lo mejor de ti, ama y entrégate como si no existiese un mañana. Pero si debes soltar, si debes dejar ir, relájate y hazlo, porque ése no es el fin… al final cada quien termina con quien debe estar.
Sara Espejo

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