viernes, 19 de julio de 2019

Las crisis traen cambios


La Dra Catherine Kousmine, célebre médica rusa que dedicó su vida a tratar a sus enfermos con la nutrición, estudió extensamente los efectos de las carencias de los oligoelementos y vitaminas en la salud de las personas.
Durante 10000 años como mínimo, la humanidad se nutrió en base a granos enteros o sus harinas y la salud y las capacidades humanas alcanzaron sus niveles más altos.
Grecia, Roma, Persia y la antigua China florecieron con el impulso de los granos enteros.
Pero a partir del siglo XVII, comenzó la era de las grandes industrias y se crearon máquinas para pulir los granos y hacerlos más blandos y fáciles de cocer (yin).
Eso trajo aparejado gran cantidad de deficiencias nutricionales al perder los granos el salvado y el germen entre otras partes de su estructura natural.
La humanidad se volvió muy yin.
Eso permitió que las plagas asolaran a Europa y Asia como nunca antes se había visto.
El pan ya no nutría, ni el arroz ni la avena.
Para restituir el yang faltante, la cultura occidental empezó a usar y a abusar de los derivados animales.
Y así creó un nuevo equilibrio temporal.
Las carencias igual continuaron porque la carne no cubre todas las necesidades de trazas minerales y vitaminas de los granos.
Pero fueron suplidas por la industria farmacéutica que obtuvo grandes beneficios al vender y "descubrir" las vitaminas y minerales que comenzó a comercializar para restablecer la salud.
Pero el aporte artificial no tiene ni por asomo la calidad que se obtiene directamente de la naturaleza.
Una flor artificial por muy bonita que sea y por mucho esmero que ponga el fabricante nunca podrá igualar a la flor natural.
Es como una peluca....podrá ser muy buena pero siempre será una peluca.
Y así en los últimos tres siglos tenemos a una humanidad frágil y vulnerable que necesita enormes cuidados médicos para sobrevivir.
Y debe consumir cantidades de medicamentos porque sus organismos no pueden funcionar sin ayuda artificial.
Cuando falta el cinc disminuye la capacidad de aprendizaje; disminuye la capacidad intelectual.
Pero en las cafeterías de las universidades e institutos de enseñanza superior, sirven bollería hecha con harinas refinadas y azúcar.
Tenemos a la humanidad más gorda y con más carencias de la historia de las civilizaciones.
La gente no tiene habilidades fuertes, muchos no pueden sobrevivir sin ayuda del gobierno o de sus familias, no pueden conservar su salud sin la ayuda del sistema sanitario y poseen una gran fragilidad emocional que requiere diversas medidas de soporte y apoyo.
La gente lee libros de superación personal, asisten a cursos y seminarios con los mejores expertos del mundo pero en esos talleres y cursos se sirven bocadillos hechos con granos refinados por lo que las carencias siguen eternamente.
Sin embargo los poderosos del mundo no tienen ningún interés en mejorar tal estado de cosas porque saben que cuando la gente está subnutrida es más fácil de controlar y gobernar.
Pero las crisis traen cambios.
Y cuando éstas llegan al límite de lo tolerable los cambios a favor de la salud del planeta serán inevitables y para el restablecimiento de una humanidad sana y fuerte los granos enteros jugarán un papel decisivo.
Y nosotros sumamos a este sueño desde la toma de conciencia que es la mejor medicina para el mundo.
Como dijo Victor Hugo, las palabras son las drogas más poderosas para la humanidad.

-Martín Macedo-

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