Hay personas eminentes que hacen grandes contribuciones a la felicidad del mundo.
Estas personas son una inspiración para todos y cuanto más leemos y estudiamos sus biografías más motivados nos sentimos.
Hoy en día hay vídeos y libros e incluso canales de televisión sobre biografías de grandes hombres y mujeres.
El valor de estudiar sus vidas está en que nos regalan sus secretos....nos muestran los peldaños por los que subieron para triunfar...
Recientemente he estado leyendo y estudiando los métodos de entrenamiento de Michael Jordan.
Desde niño deseaba ardientemente ser el mejor jugador de baloncesto del mundo.
Y siempre supo que la única forma de lograrlo era trabajando muy duro, más duro que nadie.
El tenía el deseo ardiente; tenía muy claro lo que quería y estaba dispuesto a todo para alcanzar su sueño.
Desde los 7 años hacía 100 lanza-mientos diarios al aro.
A los 10 años hacía 500 tiros diarios.
A los 11 años 1000 tiros diarios.
Su pasión no tenía límites, su deseo era infinito.
Por esa razón a los 17 años firmó un contrato millonario con un equipo de la NBA.
Le compró una casa a su madre y se mandó construir una cancha de basketball privada para intensificar sus entrena-mientos.
Y contrató a cinco de sus mejores amigos para que le lanzaran balones durante largas horas para mejorar su técnica de recepción y lanza-mientos.
Para ello compró 3000 pelotas de baloncesto.
Cualquier cosa estaba dispuesto a hacer con tal de alcanzar su objetivo.
Y lo más asombroso es que se mandó hacer unos zapatos deportivos que en vez de cámaras de aire tenían varios kilos de plomo.
Y con esos pesados zapatos, saltaba, jugaba y entrenaba.
Pero cuando llegaban los partidos de la NBA se ponía zapatos normales y parecía que tenía alas porque quedaba suspendido en el aire cuando saltaba....un gigante de 2 mts y 97 kg de peso.
La historia del mundo está llena de seres eminentes.
Seres que tenían claro lo que querían.
Y lo deseaban con tal intensidad que estaban dispuestos a dar su vida para alcanzar su sueño.
Todos tenemos sueños.
Pero no todos tienen la intensidad y la pasión necesarias para lograrlos.
Los obstáculos nunca faltan.
Lo importante es la salud.
Cuando la salud es fuerte, los obstáculos se convierten en un alimento para la voluntad.
Y el común denominador de todas las historias de personas que lograron cosas magnificas es una salud más fuerte que el promedio.
La mayor parte de las veces es una salud heredada.
Pero nosotros no debemos depender de la genética.
Podemos crear la salud absoluta con la macrobiótica y ser aún más grandes que los pocos afortunados que nacieron con una salud poderosa.
El maestro Oshawa siempre alentaba a sus estudiantes a que estudiaran las vidas de los seres ilustres y que se fijaran la meta de ser aún más grandes que ellos.
Porque nosotros tenemos el compás de yin y yang y ellos triunfaron desconociendo este secreto.
-Martín Macedo-
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