Cuando sueñas que te persiguen , no es real, pero el corazón se pone a 120 pulsaciones.
Cuando pasas enfrente de unas flores que son de plástico, no son reales y creyendo que eres alérgico, estornudas.
Si tienes una doble personalidad y una de ellas cree tener cinco dioptrias te pones gafas para ver. Si es la otra personalidad , te las quitas, las gafas te molestan.
Si te hipnotizan aunque te saquen una muela, no te duele.
Si te tomas un placebo que te da tu médico, después de una amable charla y darte ánimos, crees que mejoras y ... al final mejoras.
Nada es real, pero la mente da órdenes al cuerpo y éste obedece.
Los ojos captan las imágenes, pero no ven.
Porque se encarne en el cuerpo una manifestación de carencia, no quiere decir que exista en este plano, sino que la mente cree que existe.
Quizás necesitas ser víctima para sentirte querido.
Lo que tú crees, no es con frecuencia lo que piensas o eres, y no sabes si esas creencias son tuyas, son conscientes o no.
En ese mundo de no-existencia nos desenvolvemos creyendo que ese mundo existe y encima sólo percibimos una pequeña fracción de la “ realidad”.
Como dice “David Bohm, eminente físico teórico y antiguo colaborador de Einstein:
" percibimos del mundo sólo un pequeñísimo fragmento de la realidad."
O como dice el Talmud:
-“ no vemos el mundo como es, sino como somos.“
Al final vemos lo que no es y lo que es , no lo vemos.
“Nada de lo que veo significa nada”.
Artur García
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