miércoles, 17 de julio de 2019

El reseteo

EL RESETEO DE LOS 7 AÑOS
Cada ciertos años (aproximadamente siete desde nuestro nacimiento), nuestra vida sufre un chocante pero necesario reseteo que nos empuja por un lado, a que todos los cimientos que creíamos sólidos se tambaleen de forma brusca y por otro, una extraña fuerza interior nos invita a empezar desde cero aplicando toda la sabiduría y las herramientas adquiridas a través de la anteriores aventuras y desventuras.
Este “reseteo cósmico” nos ayuda a sincronizarnos con las nuevas vibraciones que se incorporan en nuestro campo energético y que a su vez nos mantienen en constante evolución y conexión con el Universo.
Cuando se desconoce este ciclo de “derribo y reinicio”, las personas perciben como sus vidas se desmoronan sin saber muy bien la causa real pero que, una vez la obra de la vida empieza a realizar las reformas pertinentes, se dan cuenta de lo necesario que era aplicar elementos como el despego, el perdón, la fuerza de voluntad, el amor y la valentía en los nuevos planos de su Destino.
Es importante tener en cuenta que cada ciclo de siete años la vida volverá a reclamar su sitio en el peregrinaje de la Luz y todo aquello que te haya desviado del camino original (sean cosas, personas, tareas, etc.), serán descartadas de tu vida de la noche a la mañana con el fin de ayudarte a romper un ciclo e iniciar otro más maduro y consciente que el anterior pero menor que el que vendrá.
No te resistas a los cambios y deja que las fuerzas naturales te muestren el siguiente paso a realizar. Por muy perdid@ y confus@ que puedas sentirte al principio, no es la primera vez que experimentas dicha metamorfosis y si vives lo suficiente seguramente tampoco sea la última.
El pasado puede llegar a ser un buen cuaderno de bitácora siempre que utilices en el presente las lecciones más importantes y esenciales para avanzar hacia un mejor futuro. Si utilizas el pasado como arma arrojadiza cada vez que tienes ocasión, lo único que lograrás será la distancia de los Seres que amas y la sensación de la insatisfacción interior más nociva.
Del mismo modo que una flor sigue los ciclos de la naturaleza, debes saber cuándo es el momento idóneo para brotar, para florecer, para entregar tu fruto y para marchitar y así cerrar el ciclo adecuadamente con el fin de que el siguiente venga mejor, más estable y feliz.
Ahora ya sabes que esta etapa extraña de transición no es algo exclusivamente tuyo ni debes vivirlo necesariamente como algo malo (pero sin duda alguna es necesario).
Respira profundamente, sonríe al cielo, suelta la mochila de los miedos y confía porque siempre al acabar la noche acaba saliendo el sol, una y otra vez, hasta el fin de tu tiempo. 

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