- “Será interesante ver si la tecnología llega a ser tan buena que no sepamos si rebelarnos contra ella o rendirnos incondicionalmente a ella”
- “La humanidad tiene más razones para ser tecno-optimista que tecno-pesimista”
En el futuro de Kevin Warwick, los humanos serán capaces de desarrollar nuevos sentidos o comunicarse entre ellos directamente con el pensamiento gracias a la ayuda de tecnología implantada en su cerebro. No en vano, este profesor de Cibernética en la Universidad de Reading lleva años afirmando que hackear el cuerpo humano podría tener increíbles aplicaciones más allá del tratamiento de las enfermedades. Memoria infalible, comunicación de cerebro a cerebro, extensiones del cuerpo en objetos a cientos de kilómetros de distancia o pensamiento multidimensional son solo algunas de las posibilidades que ha imaginado y experimentado el profesor en su laboratorio —él mismo se implantó un chip en el brazo en 1998, convirtiéndose en el cyborg que necesitaba para hacer todo tipo de pruebas.
Warwick es consciente de los escenarios distópicos que plantea la conexión de la biología y las máquinas, pero sostiene que los humanos también están cambiando en el ámbito ético y ya no tienen las mismas certezas que antaño. ¿Y si pudiéramos saber que alguien va a cometer un crimen antes de que lo hiciera gracias a la inteligencia artificial? ¿No deberíamos pararlo antes de que llegue a cometerlo, a pesar de que nuestras leyes actuales no permiten detener a alguien que todavía no ha hecho nada?
En el contexto del foro organizado por OpenMind y el Diario Sur para hablar de inteligencia artificial en la era de los datos, OpenMind ha charlado con él sobre inteligencia artificial y humanos modificados gracias a la tecnología.
P. En el año 2013, usted vaticinó en una entrevista con OpenMindque quizás en diez o quince años seríamos capaces de construir un robot con un cerebro del mismo tamaño que el cerebro humano. Seis años más tarde, ¿sigue creyendo que podremos cumplir este hito de aquí a 2025? ¿Cómo han cambiado o avanzado las cosas durante estos últimos 6 años?
R. Bueno, que yo sepa nadie ha sido capaz de construir un cerebro del mismo tamaño que el humano, ni biológico ni tecnológico. Pero creo que, tecnológicamente, no con células cerebrales biológicas, pero sí con ordenadores, hemos avanzado bastante: la inteligencia artificial ha dado un salto exponencial, especialmente en el sector comercial, en los últimos cinco o seis años. Creo que también ha habido un avance drástico en los últimos años en entender las oportunidades comerciales que ofrece la inteligencia artificial, se ha convertido en algo mucho más omnipresente, nos rodea por todos los lados, se está utilizando mucho más sin que nos demos cuenta de ello.
P. ¿Se ha hecho más difícil diferenciar entre la inteligencia humana y la artificial?
R. Creo que se ha hecho mucho más difícil definir qué es inteligencia humana y qué es inteligencia artificial. Los humanos ahora utilizamos la inteligencia artificial mucho más que antes y esto supone un cambio en ambas dimensiones. Creo que la inteligencia artificial ha sido desarrollada para, en primer lugar, interactuar con humanos. Alexa, por ejemplo. Mucha gente la usa. Se comunica como una persona. Tiene memoria, como una persona. La inteligencia artificial se ha humanizado de muchas maneras desde la introducción de Alexa y otros sistemas con los que podemos interactuar. La gente los ve… saben que se trata de tecnología, pero son como personas. Puedes pedirle “Alexa, dime esto. ¿Podrías hacer esto otro? ¿Qué es esto?” Casi como si fuera nuestra esclava, para ser honestos. Pero de momento, lo interesante es que sabemos que se trata de tecnología. De aquí a unos años, igual nos encontraremos en una situación en la que la tecnología sea demasiado parecida al humano y dejemos de pensar en ella como tecnología o de preocuparnos por esta cuestión. Si acaba teniendo una manifestación física y se parece demasiado a otro ser humano, igual nuestra reacción sea rebelarnos ante ella. Será interesante ver si la tecnología llega a ser tan buena que no sepamos si rebelarnos contra ella o rendirnos incondicionalmente a ella. No lo sé, pero hasta que lleguemos a ese punto, hasta que lleguemos al punto en que Alexa sea tan buena que sea casi como un ser humano… pero confinado en una caja, ¿cómo reaccionaremos?, no lo sé. Y es hacia allá hacia donde nos dirigimos en estos momentos.
P. Cuando llegue ese momento, ¿necesitaremos un nuevo test de Turing mejorado para distinguir humanos de robots con mayor certeza?
R. El test de Turing se centra en la capacidad para comunicarse como un humano y conseguir que una máquina se comunique como un humano. Realmente no se preocupa por ningún otro aspecto de la inteligencia. Se trata de un test fantástico y muy divertido para ver lo que está pasando. Por lo tanto, creo que sí, que podríamos llegar a necesitar un nuevo test. Si se tratará de un test de Turing como tal, eso ya no lo sé.
Pero realmente, si miramos a la situación en su conjunto, si miramos a la inteligencia humana, se plantean todo tipo de preguntas. ¿Vamos a tener máquinas con el mismo tipo de inteligencia que un humano – algo que trasciende, y con mucho, los límites del test de Turing? Eso sería interesante, disponer de un test así, capaz de evaluar la inteligencia al nivel de los humanos o de un tipo similar al humano. El problema es que, si llegamos a esa situación con la inteligencia artificial, sería muy peligroso, porque, vale, en ese momento estarían al mismo nivel, pero a partir de ahí, la inteligencia humana mejoraría lentamente si no hacemos nada por acelerar esa mejora, pero la inteligencia artificial podría pegar un acelerón y en cuestión de años podría mejorar y llegar a ser muchísimo más avanzada que la humana. Y por otro lado tenemos el problema de quién la controla. Porque si (los humanos) pensamos estupideces y tomamos decisiones estúpidas, y la inteligencia artificial piensa, ¿seguirá aguantando que sigamos siendo quienes controlamos las cosas?
P. ¿Qué futuro es más probable que veamos: un futuro con robots tan inteligentes como los humanos (o más), o un futuro con humanos mejorados gracias a la robótica?
R. Para mí, el camino correcto sería el de los humanos mejorando sus capacidades gracias a la inteligencia artificial. La alternativa –tener máquinas que sean más inteligentes que los humanos– es muy peligrosa. ¿Quién va a tomar las decisiones? Serían las máquinas, no los humanos. ¿Y dónde acabaría todo esto? Igual el resultado es que ni siquiera estaremos ahí para planteárnoslo. Así que creo que mejorar el humano ha sido el camino que siempre hemos tomado, hasta ahora con cosas físicas; por ejemplo, el avión nos ha permitido mejorar la manera en que viajamos, los sistemas de comunicación, los usamos para mejorar cómo nos comunicamos. Así que creo que con la inteligencia artificial, nos entrelazaremos de una manera mucho más íntima con ella y la usaremos para mejorar cómo somos. Creo que no hacerlo no será bueno para la raza humana.
P. Si echamos un vistazo a ese futuro posible con humanos mejorados, probablemente no todo el mundo podrá permitirse mejorar sus capacidades con la robótica o chips implantados. ¿Qué podemos hacer con los problemas de desigualdad que podrían surgir?
R. La desigualdad es un tema interesante, porque, como humanos, es algo que parece inherente a nuestra naturaleza. Lo podemos poner en un contexto de ser mejores, pero, ¿qué quiere decir con gran parte de la tecnología? Mientras podamos mejorar la manera en que nos comunicamos – y eso se convierte en el aspecto crítico en el que debemos centramos – no nos convierte necesariamente en mejores humanos. De hecho, podría cambiar cómo somos, proporcionarnos habilidades de las que carecen la mayoría de los humanos.
No tengo claro qué podríamos hacer en lo referente a la desigualdad. Siempre ha formado parte del desarrollo del ser humano, cuando alguien ha conseguido una nueva tecnología, empezando incluso con la rueda o el fuego, la ha aprovechado. Como europeos, nuestro historial de uso de la tecnología para explotar a otros países es terrible. Soy británico, somos una nación que durante muchos años ha explotado a otros países.
Así que sospecho que, probablemente, como sociedad seguiremos haciendo esto. Utilizaremos la tecnología, nos vincularemos más íntimamente a ella, y permitiremos que esto dé lugar a desigualdades, la aprovecharemos para sacar un beneficio financiero o político, en lugar de tratar de ofrecer igualdad de condiciones a todo el mundo. Sería estupendo que pusiéramos esta tecnología al alcance de todo el mundo. Pero, siendo realistas, no creo que eso suceda.
P. A pesar de todo, ¿cree que la humanidad debería ser tecno-optimista?
R. Creo que la humanidad tiene más razones para ser tecno-optimista que tecno-pesimista. Es muy fácil visualizar el futuro tecno-pesimista, ya sabes, ese en el que todo se nos va de las manos y la tecnología termina imponiéndose. El futuro que se veía en Terminator. Hay que decir, aún así, que no podemos descartar que esto suceda cuando hablamos del uso de la inteligencia artificial. Si vas a desarrollar máquinas que sean mucho más inteligentes que tú, con redes que tienen todo tipo de ventajas… Seguir en esa dirección sería peligroso.
Yo me considero tecno-optimista. El futuro de Terminator no se va a producir y vamos a ampliar nuestras capacidades gracias la tecnología, nos vincularemos con ella. Literalmente, vincularemos nuestros cerebros con sistemas de inteligencia artificial, desarrollaremos maneras totalmente nuevas de comunicarnos, entenderemos el mundo que nos rodea de una manera mucho más compleja, igual podremos entender más dimensiones – una ventaja de la inteligencia artificial – y seremos capaces de viajar por el espacio, cosa que por el momento no podemos hacer porque pensamos en tres dimensiones, lo cual restringe bastante nuestra capacidad intelectual.
Creo que podría cambiarnos de diferentes maneras, positivas desde un punto de vista científico –no mejores como humanos. Nos hará muy diferentes.
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