Verdadera plaga de la humanidad, las drogas constituyen una de las peores huidas del ser humano para su supervivencia. Extraídas de plantas o de sustancias fabricadas sintéticamente, las drogas llamadas “blandas” (marihuana, haschich, etc.) o “duras” (PCP, cocaína, heroína, etc.) frecuentemente están utilizadas por uno o varios de los motivos siguientes: desesperación, vergüenza, suma huida, miedo a lo desconocido y de las responsabilidades. La droga es mi refugio, me protejo contra mí mismo. Si rehúso vivir y ser responsable, mis debilidades interiores corren el riesgo de llevarme hacía las drogas. Tengo miedo de enfrentarme a la realidad y de deber hacer esfuerzos. Mi voluntad se adormece y tengo cada vez menos tendencia a tomar decisiones. Me dejo vivir… Diversas drogas conllevan frecuentemente grandes dependencias que sólo reflejan mis “propias dependencias” interiores: padre(s) ausente(s), introversión, neurosis, compulsividad emocional o sexual que intento inhibir dopando mi mental. La sensación de estar separado, incluso “arrancado” o bien de un ser querido (padre, hermano, hermana, animal, etc.) o de un lugar o de una situación que me daba mucha felicidad puede llevarme a vivir un vacío interior que quiero huir por la droga. Estas drogas que son estimulantes me permiten “flotar”, alcanzar ciertas cumbres y vivir una experiencia que me da la ilusión de estar por fin “feliz” escapándome. Ya no puedo prescindir de ellas y mi dependencia se acentúa y se agrava con el tiempo. El primer paso es la toma de consciencia, franca y sin máscara: ¿por qué recurro a estas sustancias? Me vuelvo consciente de que siempre existe una razón. Poco importa la naturaleza de ésta, acepto descubrir la auténtica razón. Me acepto tal como soy y aprendo a expresar mis necesidades. Dejar de consumir me pide mucho valor, pero la búsqueda de la paz interior es mi motivación. Llegar a ser yo – mismo en cualquier circunstancia me permite alcanzar y vivir la verdadera paz interior y sentirme en mi lugar en este gran universo.
Haschich – Mariguana: a la búsqueda de un mundo sin problemas, huida.
Anfetamina, cocaína: estimula la productividad: búsqueda del éxito, del amor, del reconocimiento.
LSD, mezcalina, hongos mágicos, heroína: búsqueda de sensaciones y expansión de la consciencia.
Opio: trae gozo, pereza y da una falsa apariencia de paz interior.
Cada caso es único, no basta con conocer cuál es la emoción Inconsciente, que genera el problema. Hay que realizar un trabajo interior serio y profundo. En la sesión de Bioterapia, se realizan preguntas puntuales sobre tu historia y así se encuentra la raíz del conflicto, de lo que originó lo que vives actualmente
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