domingo, 23 de diciembre de 2018

Todo comienza en la mente


La gran felicidad comienza en la mente.
La gran abundancia comienza en la mente.
La gran salud comienza en la mente.
También la infelicidad surge primero en la mente.
Y la enfermedad.
Y la pobreza.
En este mundo dual, las dos realidades corren paralelas.
Pero la realidad de la mente se mueve a una velocidad infinita.
Y la realidad “concreta” lo hace a paso de tortuga.
A todos nos gusta la velocidad.
Nos gustaría que todos nuestros deseos se nos concedieran instantáneamente.
Pero el mundo denso tiene sus ritmos.
Y por ello hay que tener una paciencia infinita.
Por eso, cuando alcanzamos el éxito la emoción es tan intensa porque hubo que esperar y las cosas que se esperan tienen mayor valor, como el buen vino que se añeja.
Para dominar un arte u oficio a un gran nivel.
Para llegar a ser un gran maestro.
Se necesitan largos años de entrenamiento y práctica.
Pero en la mente, uno puede crearlo instantáneamente.
No pueden verlo los demás.
Pero nosotros podemos contemplar en nuestras meditaciones el gran espectáculo donde realizamos todos nuestros sueños.
Es el arte de meditar.
El arte de contemplar cada día nuestra gran felicidad hasta sentir que ya es una realidad que comenzamos a disfrutar.
Y nos podemos sentir tan felices como cuando ésta se haga visible para los ojos físicos.
Aquello de ver para creer.
Se trata de creer para ver.
Creer en nuestra visión de una gran felicidad.
De una gran salud.
Mientras actuamos con actos llenos de pasión y voluntad.
Como quien prepara su casa para recibir una nueva Navidad.
Sintiendo la felicidad anticipadamente.
Asumiendo su inevitable llegada.
Así debe ser nuestra conquista de la gran felicidad.
Surge en la mente.
Se siente en la sangre.
Se trabaja con pasión y voluntad porque las manos construyen con la misma energía que sostiene la visión.
La grandiosa visión que contiene la información necesaria para imprimirla con puño de hierro en la densidad del mundo.

-Martín Macedo-

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