TU ERES EL
RESULTADO DE TI MISMO
Tú eres el resultado de ti mismo.
No “culpes” a nadie,
nunca te quejes de nada ni de nadie, porque tú has hecho tu vida.
Asume la
responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de reconocerte en los
errores y en las dificultades para volver a empezar; corrigiéndote, el triunfo
del verdadero ser humano surge de las cenizas del error.
Nunca te quejes del ambiente o de los que te
rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias
son “buenas” o “malas” según la voluntad o fortaleza de tu corazón.
Aprende a convertir toda situación difícil en
un desafío para crecer.
No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu “suerte”,
enfrenta con valor y acepta que, todo depende de ti; no te amargues con tu
propia situación, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás
justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para
comenzar y que ninguno es tan extremo para claudicar.
Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu dolor, de tus errores. Si, tú has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente tú, nadie pudo haber sido por ti. No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.
Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a
los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes
vencieron a pesar de todo. Piensa menos en tus
“problemas” y más en tu trabajo y tus “problemas” sin alimento morirán.
Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande,
que el más grande de los obstáculos. Mírate en el espejo
de ti mismo. Se sincero contigo mismo. Reconociéndote por tu
valor, por tu voluntad y también por tu debilidad para justificarte.
Reconócete dentro de ti mismo, libre y fuerte,
dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque tu mismo eres tu
destino. Y nadie puede sustituirte en la construcción de
tu destino.
Levántate, mira las mañanas y respira la luz
del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de la vida. ¡Ahora! despierta,
camina, lucha, decídete y triunfarás en la vida. Nunca pienses en la
“suerte”, porque la “suerte” es el pretexto de los fracasados.
Pablo Neruda (con pequeños ajustes desde la Mirada de la Responsabilidad Extrema)
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