martes, 25 de diciembre de 2018

Regresemos a la espiritualidad. Olvidemos la religión

Entiende que para que tenga éxito la religión organizada, tiene que hacer que la gente crea que la necesita. 

Para que las personas pongan su fe en algo, deben primeramente perder su fe en sí mismas. 

Por esta razón, la primera tarea de la religión organizada es hacer que pierdas la fe en ti mismo. 

La segunda tarea es hacer que veas que ella tiene las respuestas que tú no tienes. 

Y la tercera y más importante es inducirte a aceptar sus respuestas sin cuestionarlas. 

Si las cuestionas, ¡empiezas a pensar! Y si piensas, ¡empiezas a regresar a la Fuente Interna! 

La religión no puede permitir que tú hagas eso, porque es probable que encuentres una respuesta diferente de la que se ha tejido. 

Por eso la religión debe hacerte dudar de tu Yo y de tu capacidad de pensar directamente.

El problema de la religión es que con mucha frecuencia toma caminos sinuosos, porque si no puedes aceptar sin duda alguna tus propios pensa-mientos, ¿cómo no vas a dudar de las ideas nuevas sobre Dios que la religión proporciona?

Muy pronto dudarás inclusive de Mi existencia, de la cual, irónicamente, nunca dudaste antes. 

Cuando vivías conforme a tu saber intuitivo, tal vez no me imaginaste, a pesar de que, definitivamente, tú sabías que yo estaba ahí. 

Es la propia religión la que creo a los agnósticos. 

Cualquier pensador de mente clara que vea lo que ha hecho la religión debe suponer que la religión no tiene Dios, porque es precisamente ella la que ha llenado los corazones de los hombres con el temor hacia Dios, cuando hubo un tiempo en que el hombre amó Lo Que Es en todo su esplendor.

Es la religión la que ordenó al hombre inclinarse ante Dios, cuando en otro tiempo el hombre se alzó alegremente hacia Dios.

Es la religión la que recargó al hombre con preocupaciones sobre la ira de Dios, cuando hubo un tiempo en que el hombre buscó a Dios para que aligerara su carga.

Es la religión la que enseño al hombre a avergonzarse de su cuerpo y de sus funciones más naturales, cuando hubo un tiempo en que el hombre celebró tales funciones ¡como los dones más grandes de la vida!

Es la religión la que te enseño que debes tener un intermediario para llegar a Dios, cuando hubo un tiempo en que pensaste que alcanzabas a Dios por el simple hecho de vivir con bondad y verdad.

Y es la religión la que ordenó a los humanos adorar a Dios, cuando hubo un tiempo en que los humanos adoraban a Dios, ¡porque era imposible no adorarlo!

Por donde quiera que la religión haya ido ha creado desunión, la cual es lo opuesto de Dios.

CONVERSACIONES CON DIOS, NEALE DONALD WALSCH

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