Con este artículo se pretende abordar, desde una reexión
crítica, la aportación de la
arqueología feminista, el origen del patriarcado y porqué surge y se asienta en las sociedades,
y una crítica a la falacia de la igualdad.
Es innegable; que no quiere decir aceptable, el camino andado en cuanto a los conocimientos y
saberes adquiridos en relación a las mujeres en el pasado. Pero la gran mayoría de estas
investigaciones se retroalimentan de presupuestos claramente patriarcales. Mucho se ha criticado (y
con razón) la sociedad patriarcal, el poder masculino y el papel de la mujer (y el conjunto de los
transgéneros). Es ese papel, el que ha sido cuestionado muchas veces, la mayoría sin argumentos, y
que culpabiliza y hace responsable a la mujer de la propia opresión padecida. La existencia de un
mutuo acuerdo entre hombres y mujeres, una especie de “comunión” en la que las mujeres
contribuyeron a establecer y sustentar, implicándose en su propia opresión. Esta situación de
complicidad, en el imaginario colectivo se llevaría a cabo en condiciones en las que las mujeres eran libres de coerción y sin padecer ningún tipo de violencia, represión ni tan siquiera alineación. Todas
estas armaciones
sitúan a la mujer como sostenedora y transmisora de la institución del
Patriarcado.
No se nos ocurren mayores muestras de insolidaridad hacia lo femenino que negar o justicar
esa
opresión. Al margen de una mayor o menor participación (que no cooperación) en la reproducción
del patriarcado, la mayoría de las mujeres no han contado con las herramientas sucientes
para
hacer frente al poder masculino. Fundamentalmente porque no comparten las mismas condiciones
objetivas (trabajo, participación, producción) ni están inmersas en el mismo proceso de socialización
(conocimientos, formación, cuidados recibidos, padecimientos sufridos, etc.). Por lo tanto ese tipo de
discursos son altamente peligrosos, ya que tienden, por el contrario a anular toda responsabilidad
por parte de los opresores.
En el plano histórico, al analizar los orígenes de la dominación masculina sobre las mujeres, se nos
plantea la duda de que si sexuar el pasado es necesario o no, es decir, ¿porque consideramos
necesario saber quien hacía cada cosa y porqué?-
Porque nos permite conocer como el ser humano pasó de una clara diferencia biológica a una
división sexual del trabajo y la posterior dominación. El hecho de dar vida, esta primera división del
trabajo en función del sexo, no implica la explotación de un sexo sobre otro ya que puede paliarse
evitando la existencia de disimetrías en el reparto de trabajo. Ha sido el patriarcado quien legitima e
institucionaliza una relación de dominación, inscribiéndolo en una supuesta naturaleza biológica.
Son las mujeres las que al criar, producen los futuros sujetos sociales destinatarios del trabajo
humano.
¿Cómo surge esta desigualdad? El origen del Patriarcado
Se conoce que la sexualidad surge hace 3.000 millones de años y la reproducción sexual hace 1.000
millones de años. El sexo crea variación de descendencia, propagación de características ventajosas
y elimina los rasgos desfavorables, aunque también es conocido que en la naturaleza se dan casos
de descendencia a partir de un solo sexo, o de que aunque existan dos, uno solo tiene la capacidad
de crear vida(Partenogénesis) , en el ser humano es necesario el encuentro entre dos sexos para la
reproducción sexual. Los primeros encuentros sexuales de los que tenemos constancia son entre
Neardenthales y Sapiens, que benecio
el sistema inmunitario (Hace 65.000 años).
Aunque es muy difícil conocer a ciencia cierta cómo eran las relaciones económicas, sexuales,
sociales en las primeras etapas del ser humano, hay muchas pruebas que indican que a diferencia
de lo que nos han enseñado del Cisgenero “de toda la vida” el transgénero existe desde hace miles
de años.
Si nos remontamos al Paleolítico la autosuciencia
era igual en hombres y en mujeres, con una
repartición similar entre todos los miembros del grupo.
Existía cooperación. La educación de las crías era asumida por el grupo; aunque es muy probable
que la aparición del protolenguaje fuese gracias a las mujeres. Apenas era conocida la paternidad;
las relaciones sexuales no eran controladas por la comunidad, eran relaciones más o menos libres y
aunque existían implicaciones emocionales, debido por ejemplo a la forma de mantener relaciones
cara a cara (único en bonobós y en humanos) y que las relaciones no eran duraderas en el tiempo, el
único parentesco conocido era la maternidad. Las hembras copulaban con varios machos y no se
conocía la relación entre coito y embarazo (Muchas tribus actuales creen que las relaciones sexuales
sirven para preparar a la mujer para que el espíritu del hijo/a entre en sus cuerpos).
Las relaciones de poder se limitaban en algunos casos al poder temporal de los chamanes (ha
quedado demostrado el uso de las drogas para este n).
Se tiene constancia de que la recolección fue vital para el grupo, y la caza, al contrario de lo que se
cree, fue en la mayoría de las ocasiones para complementar la ingesta de vegetales. Sobre la caza
también se ha dicho mucho, como que era cosa de hombres. Ni era la actividad más importante ni
estaba asumida solo por hombres. Las mujeres y los hombres, en un principio carroñeaban, ya que
no se tenía un metabolismo adaptado para cazar. Y conforme sus cuerpos se fueron adaptando
ambos sexos compartían la tarea de conseguir alimento matando a otros animales.
Distintos aspectos, como que los animales podían oler la menstruación de las mujeres y huir o
atacar, el hecho de que las hembras criasen, etc. condujo a que conforme fueron conscientes de su
importancia para el grupo y al ser peligroso para el embarazo ciertas actividades como cazar,explorar, luchar , la exposición a las inclemencias del tiempo etc. Poco a poco sus labores pasasen a
ser la de la recolección.
Con el paso de mucho tiempo y tras perfeccionar la caza, esta paso a ser la actividad principal para
conseguir alimento en épocas de escasez de recursos. La recolección paso a ser necesaria para
alimentar a los machos en sus expediciones para conseguir alimentos, con lo que las mujeres
alimentaban a los hombres, y los hombres al grupo entero. Además los machos se convirtieron en
personas entrenadas y vigilantes que acostumbraban a expresar agresividad.
Del sexo sin necesidad de monogamia, pasamos a una sociedad basada en parejas, debido al
conocimiento de la paternidad. Ya en el Neolítico; con la ganadería, las sociedades apreciaron como
cuando separaban a las hembras de los animales machos, estas no se quedaban embarazadas
(Jacques Dupuis).
Ahora, que los hombres sabían quiénes eran sus hijos/as, y con la agricultura asentada, la propiedad
privada cobra más fuerza. Les interesa aprovechar la fuerza de trabajo de sus hijos/as para cultivar
sus tierras y explotar sus recursos. Todas las investigaciones apuntan a que la mujer o inventó o
perfeccionó la agricultura. Cuando sus cultivos agotaban los suelos, estos tenían que trasladarse de
sitio, por lo que el registro arqueológico demuestra como el Patriarcado se asentó antes en
sociedades asentadas cerca de los deltas de los ríos, que autoregeneraba el suelo, ya que para
trasladarse era un inconveniente cargar con crías, así que retrasaban el parto. Sin embargo, en las
sociedades con recursos interesaba que la mujer tuviese hijas/os. La familia (De famulus; conjunto
de bienes del patriarca), aparece, y debido a su potencial económico destierra a las sociedades que
apostaban por huir de la monogamia y que practicaban la cooperación de todas las personas. La
simbología es muy importante en todo este proceso. Los antepasados de estas sociedades ya
conocían el ciclo menstrual y lo relacionaban con la luna. A partir del asentamiento del patriarcado
se le comienza a dar más importancia al sol (por su relación con la agricultura). Es decir, esta
simbología nos muestra la importanciade la economía y del poder en el desarrollo de las sociedades.
Mayor trabajo para la mujer en el Neolítico. Dominación en sociedades sin Estado.
Al analizar esqueletos de individuos de estas sociedades, comprobamos como los dedos del pie de la
mujer, sobre todo el dedo gordo, ha sufrido la pérdida del cartílago (debido a la postura que ejercían
al agacharse a moler grano).
Y si observamos a muchos individuos, es curioso como en los hombres aparece una hendidura en la
rotula, lo que indica que pasaban mucho tiempo con las rodillas exionadas
(sentados) ;que casi no
aparece en las mujeres: debido a que después de la jornada laboral estos podían descansar,
mientras que la mujer tenía en encargarse de otras labores.
El fémur humano desarrolla una protuberancia ausente en personas sedentarias. Restos del sureste
de Arizona muestran que los hombres tienen estas marcas, pero las mujeres no, es decir que
mientras los hombres realizaban un comportamiento nómada, el fémur de las mujeres muestra una
actividad sedentaria (obviamente la agricultura).
Un gran error a la hora de criticar la dominación del hombre hacia l mujer, y su limitación al plano
domestico, es ver estas actividades como el mantenimiento de los hijos/as, solamente como
necesario para la subsistencia, pero no como lo que verdaderamente es; una actividad económica.
La mujer trabajaba tanto dentro como fuera de casa, aunque las unidades domesticas no eran
iguales a como son ahora, sería muy injusto considerar estas actividades simplemente como
“actividades familiares o domesticas”. En esta nueva de organizar la sociedad, tenemos constancia de
que los niños/as con 10 años ya trabajaban en el campo, y que conocían métodos para que la mujer
tuviese más hijos/as. (Se han encontrado guras
que mostraban a dos individuos imitando posturas
sexuales que observaban en los animales).
La agricultura dio lugar a nuevas formas de relacionarse, y a la acumulación de bienes (animales,
utensilios, etc.) lo que llevó a la aparición de rangos y jerarquías( A mayor acumulación de bienes
mayor peso social).
Feminismo Libertario
El término anarco-feminismo, tal y como lo conocemos hoy día, nace en el siglo XIX haciendo
referencia a las mujeres anarquistas que actuaban dentro de los movimientos feministas y
anarquistas. Entre las pioneras en este ámbito encontramos a Mary Wollstonecraft y la comunera Louise Michel, que fue la primera mujer en empuñar la bandera negra característica del movimiento
anarquista, que fue curiosamente confeccionada con una falda negra.
Lxs anarco-feministas señalan que los rasgos autoritarios, la agresividad, la competición, la
desensibilización, etc. son tradicionalmente señalados como “masculinos” y que se entiende
socialmente intrínseco en los hombres. Mientras que, por otro lado, los rasgos no autoritarios como
la cooperación, compasión, la sensibilidad, etc. Son valores considerados “femeninos” y socialmente
desvalorados. Estos roles impuestos por la sociedad son los que se trabajan en su erradicación en
las organizaciones anarco-feministas.
Otra de las cuestiones que el anarco-feminismo aborda son las relaciones sentimentales entre
personas: se promueve las relaciones de responsabilidad compartida, amor libre y sexualidad
responsable mientras se opone a la institución estatal-eclesiástica del matrimonio, la concepción
tradicional de familia, la educación, etc.
A mediados de los años 70 nace el llamado, feminismo de la diferencia que pretende, no buscar la
igualdad de género, si no que busca crear una identidad propia de la mujer, reconociendo la
distinción en cualidades y preferencia entre un sexo u otro. Debemos considerar que existen
diferencias, y que estas no tienen porque ejercer dominación, si no derivar en reciprocidad y
cooperación. El pretender conseguir la igualdad es algo absurdo, ya que dentro de la igualdad nos
encontramos con homogeneidad, estandarización y una normalidad (la normal ideal).
Espacios de mujeres, grupos no mixtos.
Con la evolución del feminismo nace la necesidad de crear espacios solo de mujeres para la lucha
feminista, algo que se ha cuestionado y se cuestiona en todas las organizaciones. Sin embargo, este
movimiento tradicionalmente se lo planteado al revés: ¿Podemos acabar con el patriarcado
diferenciándonos entre sexos?
Está claro que sólo las mujeres no podríamos hacer la revolución para acabar con el patriarcado, ya
que este es muy poderoso, penetra en cada aspecto de nuestra vida y en una revolución social
debemos participar toda la sociedad, sin hacer ninguna diferencia.
Pero debemos cuestionarnos, ¿Por qué la mayoría de los grupos que trabajan en el movimiento
feminista están compuestas mayoritariamente por mujeres? Principalmente por el principio de
autoorganización. Está claro que el oprimido no se reúne con su opresor para tomar conciencia de
su opresión y para decidir las líneas de actuación contra el mismo.
¿Es que debe ser un hombre quien nos muestre hasta qué punto el género masculino, al que
pertenece, nos está oprimiendo? Además de ser de un paternalismo agrante,
no quiero ni pensar
cuál podría ser la reacción de cualquier mujer. Si alguien ha de descubrirme el grado de opresión
que sufro, preero
que sea una igual, entre otras cosas porque me entenderá mejor y me sentiré
más cómoda cuando tenga la necesidad de despotricar contra mi opresor.
Los espacios no mixtos son espacios propios dónde la mujer nos hacemos fuerte contra el mundo
patriarcal que nos oprime. Durante los años 70, con el feminismo radical, tuvo un gran crecimiento
los grupos de autoayuda, dónde las mujeres podían reunirse para encontrar apoyo mutuo y
expresar su malestar y preocupaciones, como por ejemplo perder el miedo a intervenir la vida
política.
Todxs sabemos que en España hace poco que las mujeres tenemos acceso a la educación, al trabajo,
métodos anticonceptivos, etc. Por tanto, participar políticamente en cualquier movimiento supone
un gran reto, ya que es un mundo de hombres, con unos esquemas y unas formas totalmente
masculinas y en donde, por el hecho de ser mujer, parece que tu opinión tiene menos valor. En un
grupo de mujeres es más fácil perder el miedo a opinar, a hablar en público, a tomar iniciativas y
también a equivocarse: se trata de un entorno menos hostil.
El movimiento libertario se cree tener superado este tema, pero si rascamos un poco la supercie,
nos daremos cuenta que todavía existen desigualdades dentro de las organizaciones, que las
mujeres no participan por igual, que no todos los valores del feminismo estás asumidos por los
hombres y que, incluso, se tiende a repartir tareas según el género, de ahí la necesidad de crear
grupos de trabajos no mixtos al igual que trabajar el feminismo con mas periodicidad.
Otro factor importante es la existencia de una contracultura femenina. Romper con el patriarcado y
construir un nuevo mundo implica reconocer unos valores femeninos, hasta ahora ignorados,desprestigiados o explotados. Esta contracultura se hace del todo necesaria ya que lo cuestiona
todo.
En la lucha contra el patriarcado es necesario el cuestionamiento por parte de los hombres de sus
privilegios, y el trabajarse las masculinidades, es decir, abordar como afecta el género masculino a
los hombres y como eliminar los roles de dominación, no interriendo
en la lucha feminista sino
empatizando y apoyando esta lucha mediante su propia lucha contra los roles patriarcales.
¡¡La revolución será feminista o no será!!
Manifiestoalalocura
y Virginia (A partir de: feminismo libertario)
Fuente: https://www.portaloaca.com
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