PERCEPCIÓN DEL TIEMPO Y LA INTERPRETACIÓN ERRÓNEA DE LAS ONDAS SCHUMANN.
"En la percepción subjetiva del tiempo transcurrido o tiempo psicológico influyen factores como el ambiente, el aprendizaje, la experiencia, la personalidad, o la cultura. Según Paul Fraisse, en ciertas condiciones, el tiempo parece transcurrir más lento que en otras porque enfocamos la atención en el paso del tiempo y esto parece aumentar su duración. Pero, cuando la atención desvía del reloj hacia un evento determinado, o hacia alguna distracción como un espectáculo o una celebración, la experiencia parece más corta.
Estudios del profesor Gal Zauberman revelan que la mente comprime los períodos que nos dejan pocos recuerdos. El tiempo parece pasar más lento una tarde sin actividad y acelerarse cuando el cerebro está ante una tarea demandante. Los estimulantes, tienden a hacer que las personas sientan que pasa más rápido, pero trabajos complejos parecen demandar más tiempo que el que ocupan en realidad. También lo opuesto podría ser cierto: si se recuerdan muy pocos acontecimientos, entonces la percepción del tiempo no dura y el cerebro comprime los intervalos pasados.
Conclusiones
Las ondas Schumann son un fenómeno real de la naturaleza, producido por la cavidad resonante que forman la superficie terrestre y la ionosfera. Su estudio tiene relevancia científica y técnica.
No existe evidencia alguna de que las resonancias Schumann afecten a las ondas alfa cerebrales ni algún otro proceso biológico. El ritmo circadiano no está influenciado por las ondas Schumann.
Mostramos que, pese a la creencia popular, la duración objetiva del día (tomada como el período de revolución de la Tierra sobre su eje) se incrementa continuamente. Si bien se trata de un pequeñísimo incremento (milésimas de segundo cada siglo), a lo largo de millones de años de historia del planeta la duración del día acumuló varias horas. Tampoco existe evidencia de que las ondas Schumann intervengan de alguna manera en algún aspecto físico relacionado con la rotación de la Tierra ni en el período de revolución de la misma.
Es probable que todo este cuento del "día de 16 horas y las ondas Schumann" no sea más que una mala interpretación del experimento de Wever. Esto, sumado a la percepción subjetiva del tiempo y nuestra limitada capacidad de estimar intervalos largos con precisión, permiten que tales afirmaciones pseudocientíficas tengan una falsa confirmación entre quienes son propensos a creer los argumentos favorables (como que los días parecen durar menos) y desechar las pruebas que contradicen sus hipótesis (en verdad los días se hacen más largos)."
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