domingo, 23 de diciembre de 2018

La confianza: el factor que lo transforma todo

Según Stephen Covey la confianza es el único factor que lo transforma todo.  La confianza nos afecta a todas horas del día y todos los días del año.  Afianza y determina la calidad de toda relación, toda comunicación, todo proyecto laboral, toda iniciativa empresarial, todo esfuerzo donde nos impliquemos. 

Transforma la calidad de todos los momentos presentes y altera la trayectoria y las consecuencias de todos los momentos futuros de nuestras vidas, tanto en el terreno personal como en el profesional. 

La confianza implica Fe.  Lo contrario de confianza (desconfianza) es el recelo.  Cuando confías en las personas, tienes fe en ellas, en su integridad y capacidades.  Cuando desconfías de las personas recelas de ellas, de su integridad, sus intenciones, sus capacidades o su trayectoria. 

La economía de la confianza.  La confianza siempre determina dos resultados, la rapidez y el coste.  Al reducirse la confianza, también se reduce la rapidez y se incrementan los costes.  Cuando se incrementa la confianza, también se incrementa la rapidez y se reducen los costes.  Cuando hay un elevado nivel de confianza, el dividendo que se recibe se asemeja a un multiplicador del rendi-miento, que potencia y mejora todas las dimensiones de la organización y de la vida. 

La elevada confianza es como la levadura en el pan, que eleva todo lo que la rodea.  En una organización, un alto nivel de confianza mejora sustancialmente la comunicación, la colaboración, la ejecución la innovación, la estrategia, el compromiso, la asociación y las relaciones con todas las partes interesadas. 

En la vida personal, la confianza elevada mejora notablemente la emoción, la pasión, la creatividad y la alegría en las relaciones con familiares, amigos y la comunidad. 

Obviamente, los dividendos no se reciben sólo en forma de una mayor rapidez y una dimensión económica más favorable, sino también en forma de un mayor disfrute y una mejor calidad de vida. 

La confianza es concreta, real y cuantificable. Afecta de forma apreciable tanto a la rapidez como al coste.  Nada es tan veloz como la rapidez de la confianza. La confianza depende tanto del carácter (que incluye la integridad) como de la competencia. 

La confianza puede crearse y destruirse. Es posible, en la mayor parte de los casos, recuperar la confianza. La confianza puede enseñarse y aprenderse con eficacia; puede convertirse en una ventaja estratégica susceptible de aprovecharse.  No confiar en las personas implica un riesgo mayor. Entablar confianza con una persona infunde confianza a otras personas. 


Según Rafael Echeverria todas las relaciones sociales que no se basan en la fuerza ni en el miedo requieren sustentarse en la confianza. Este es el elemento unificador básico, el que hace de cemento en la relación. Si no hay confianza, es difícil concebir una relación entre el padre y el hijo, entre los miembros de una pareja, entre el maestro y el alumno, entre amigos, entre el médico y el paciente, entre integrantes de un mismo equipo de trabajo, entre gobernantes y gobernados, etc. Sin confianza, cada una de esas relaciones se ve comprometida y tenderá a disolverse. 

La empresa tradicional, de mando y control basados en el miedo, se transforma en empresas con una forma de trabajo diferente y relaciones basadas en la confianza. Esta confianza no se sustenta en la fuerza sino en la autoridad. La confianza genera seguridad, haciendo disminuir la incertidumbre, el miedo y la vulnerabilidad. No obstante para que la confianza surja en un equipo se requiere mostrarse vulnerable, aunque esto no es suficiente.

Echeverría señala tres juicios que requieren  estar presentes para que la confianza sea la emocionalidad dominante en un proyecto compartido: 

RESPONSABILIDAD 

HONESTIDAD 

COMPETENCIA 

Si alguno de estos juicios no está presente o esta presente en muy bajo porcentaje en cualquier persona con la que debamos compartir objetivos, la confianza se verá dañada y el rendi-miento del equipo seriamente comprometido más allá de las capacidades individuales.

La confianza promueve acciones transformadoras, mientras que la desconfianza genera estatismo y miedo al cambio. En las organizaciones, la competencia y la eficacia generan confianza. No dudamos de los juicios de aquéllos considerados competentes. 

También es importante la información para tener confianza, posibilitando el conoci-miento. Dado que las organizaciones de hoy son organizaciones del conoci-miento, será indispensable la confianza. Cuanto más compartidos sean los valores de la organización, mayor será también el grado de confianza.

La confianza da lugar a la acción. Ya que la conversación promueve la acción, el lenguaje se convierte en un factor activo, pues con el hacemos uso del poder transformador de la palabra.  Las competencias conversacionales exigen saber escuchar, fundar juicios y construir y cumplir promesas.

Junto con ellas, se requiere la sinceridad, ya que afectará a la interacción con los demás, al campo relacional. Los juicios reducen la incertidumbre sobre el futuro y generan confianza, pero deben estar fundamentados. Si existe responsabilidad en las promesas, darán lugar a confianza, de lo contrario, a desconfianza e incertidumbre.

El cambio no es sencillo, pero el efecto que el hablar, el escuchar, el manejo de la información, la toma de decisiones y el cumpli-miento de promesas tienen sobre la construcción de confianza es inmenso.

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