sábado, 22 de diciembre de 2018

El síndrome de el hacer

Antes que nada, tenemos que entender la naturaleza de la actividad y las corrientes ocultas en ella; de lo contrario, no es posible la relajación. Aún si quieres relajarte, te será imposible si no has observado, visto, imaginado, la naturaleza de tu actividad, porque la actividad no es un fenómeno simple.

A muchas personas les gustaría relajarse, pero no lo consiguen. La relajación es como un floreci-miento: no puedes forzarla. Tienes que entender todo el fenómeno: por qué estás tan activo, por qué tanto ocuparse de la actividad, por qué estás obsesionado con ella.

Recuerda dos palabras: una es acción, la otra es actividad. La acción no es actividad; la actividad no es acción. Sus naturalezas son diametralmente opuestas. Acción es cuando la situación lo demanda, tú actúas, tú respondes. Actividad es cuando la situación no interesa, no es una respuesta; te encuentras tan impaciente dentro de ti que la situación es solamente un pretexto para estar activo.

La acción surge de una mente silenciosa; es la cosa más bella del mundo. La actividad surge de una mente sin reposo; es lo más feo. Actúa más, y permite que las actividades caigan por su propio peso. Poco a poco habrá una transformación en ti. Toma tiempo, requiere asentarse, pero tampoco hay prisa.

Ahora puedes entender lo que significa la relajación. Significa que no hay impulso de actividad en ti. La relajación no quiere decir recostarse como un cadáver; y tú no puedes recostarte como un cadáver; sólo puedes fingirlo. ¿Cómo puedes recostarte como un cadáver? Estás vivo; sólo puedes fingir. 

La relajación te llega cuando no hay impulso de actividad; la energía está en casa, sin moverse hacia ninguna parte. Si surge cierta situación tu actuarás, eso es todo, pero no estás buscando algún pretexto para actuar. Estás a gusto contigo mismo. Relajación significa estar en casa.
La relajación no es sólo del cuerpo, no es sólo de la mente, es de todo tu ser. Te encuentras demasiado en actividad; cansado, disipado, agotado, bloqueado, por supuesto. La energía vital no se mueve. Sólo hay bloqueos y bloqueos y bloqueos. Y cuando haces algo, lo haces en estado de locura. 

Por supuesto, surge la idea de relajarse. Por esto, cada mes se escriben tantos libros sobre relajación, ¡y yo nunca he visto que una persona llegue a relajarse leyendo un libro sobre relajación! Se vuelve más agitada, pues ahora toda su vida de actividad permanece intocable. 

Su obsesión por estar activa está ahí, su enfermedad está ahí, y él pretende estar en un estado relajado, así que se recuesta. Tanta confusión por dentro, un volcán listo para hacer erupción, y él se está relajando, siguiendo las instrucciones de un libro: cómo relajarse.

Ningún libro puede ayudar a que te relajes, a menos que leas tu propio ser interior; y entonces la relajación no es un deber. La relajación es una ausencia, una ausencia de actividad, no de acción.

¡No hagas nada! No se necesita ninguna postura de yoga; no se necesitan distorsiones ni contorsiones del cuerpo. '¡No hagas nada!'; sólo es necesaria la ausencia de actividad. ¿Y cómo llegará esto? Llegará tras la comprensión.

La comprensión es la única disciplina. Comprende tus actividades y, de repente, en medio de la actividad, si te haces consciente, se detendrá. Si te haces consciente de por qué lo estás haciendo, se detendrá. Y ese detenerse es lo que Tilopa quiere decir.

Relajación significa que este momento es más que suficiente, más de lo que se puede pedir y esperar. Nada que pedir, es más que suficiente, más de lo que puedes desear. Entonces la energía no se mueve a ninguna parte. Se convierte en un estanque apacible. Te disuelves en tu propia energía. Este momento es relajación. La relajación no es ni del cuerpo ni de la mente, la relajación pertenece a la totalidad. Esto es lo que los budas siguen diciendo: 

Vuélvete libre de deseos, porque saben que si existe el deseo, no te puedes relajar.
La relajación no es una postura; la relajación es una transformación total de tu energía.

Osho

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