Centros de Reclusión
Desarrollando mi filantropía
Lo primero que quiero puntualizar es que mi tarea en los Centros de Reclusión consistió y por el momento enfatiza el hacer y no el pensar o sistematizar la experiencia. Mi foco es y fue la de interactuar con seres humanos reales y concretos que, circunstancialmente generaron vivir en un contexto de encierro producto de sus propias decisiones (cocientes o inconscientes), con un claro objetivo: aportar algunas herramientas de gestión empresarial y algunos conceptos generales que aporten al despertar de la conciencia, contribuyendo a empoderarlos en su larga estadía en el centro o en su egreso cuando se produzca, ahora sí, habiendo incorporado una nueva mirada desde donde interpretar la vida, la Mirada de la Responsabilidad Extrema.
Desde mi interpretación enfocarme en esta población desde La Mirada de la Responsabilidad Extrema es perfecta para contribuir a la transformación de seres humanos concretos y en consecuencia contribuir a la transformación de la sociedad (explicaré más adelante y desarrollaré esta idea) y es el aporte más efectivo que quiero generar a esta altura de mi vida que no quiero que el tiempo se me esfume en situaciones que desde mi interpretación no aportan sustantivamente a la ampliación de la consciencia de los seres humanos con quien interactúo y en consecuencia contribuir a la transformación de la sociedad. En ningún momento me propuse pensar ni sistematizar la práctica como forma de rescatar posibles aprendizajes y enseñanzas para generalizar y trasladarlas a otros contextos similares.
Me desempeño como facilitador-docente independiente contratado por FUNDASOL junto a otros facilitadores especialmente para esta actividad puntual. A su vez la institución interactúa y coordina el programa y la estrategia con otras instituciones del estado Ministerio del Interior, Dirección Nacional de Cárceles, Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados, Centro Nacional de Rehabilitación Social, INEFOP, etc. Las actividades de capacitación desarrolladas hasta el momento fueron en los siguientes centros:
- En el año 2014 inicio la actividad en la cárcel de Canelones.
- En el año 2015 desarrollo un taller en la cárcel de mujeres de Rivera.
- En el año 2015 me proponen Salto que no se concretó por coincidir con Rivera.
- En el año 2016 en Punta Rieles y COMCAR.
- En el año 2017 en COMCAR.
El desarrollo de mi filantropía en contextos de encierro significó unir en una misma unidad lo que antes estaba separado, por un lado realizaba uno o varios trabajos para “ganarme el pan de cada día” y por otro lado desarrollaba un conjunto de actividades gratificantes con un sentido de misión y que me posiciona diferente frente a mi propia vida y al momento que estoy apoyando a quien me consulta u en otros actividades de capacitación y formación que desarrollo en otros ámbitos y territorios.
La primera vez que me proponen desarrollar un taller de Gestión de Empresa en la cárcel de Canelones acepté inmediatamente sin dudarlo, aunque por dentro me corrió un escalofrío confuso que intenté tapar (no sé si lo logré), con la certeza de que parte de mi misión es desarrollar mi profesión en estos contextos extremos, aunque también genero acciones en otros ámbitos y con diferentes actores sociales y empresariales.
Ante la posibilidad de entrar literalmente en las cárceles, genero un cierto miedo anticipatorio pensando en lo que significaría entrar y enfrentarme a este sector social estigmatizado y excluido de la sociedad. Tirando por tierra mis propios criterios técnicos genero una serie de supuestos asociados al peligro y al miedo que por momento me paraliza, aunque insisto lo disimulaba muy bien, creo.
El primer día, una vez enfrentado y habiendo atravesado las primeras puertas de reja de alambre de acero y de hierro y a la imprescindible seguridad, solicitándome la cédula con gestos casi sin hablar, atravesar varios puestos de guardia policial y varios portones con sus respectivos candados y cerrojos y que tuvieran que acompañarte hasta la sala del taller representaron horas y kilómetros interminables aunque más no fueran más de 100 metros de recorrido a pie. Durante el recorrido mirando hacia todos los lugares y aparentando seguridad y certeza absoluta de lo que iba a hacer, esto es, facilitar un taller de gestión de empresa a un grupo de personas privadas de libertad.
Una vez en el salón, recuerdo el frío del invierno el salón inmenso lúgubre y algunas personas deambulando por el mismo ya que se trataba de una gran barraca multiuso desde otros talleres hasta sala de visitas y baños. Por momentos me desorienté al no contar con un mínimo encuadre y orden para el trabajo grupal y me pregunté ¿Qué hago acá? Sin embargo con actitud proactiva y responsable asumí las condiciones y me encargué de generar las condiciones para un trabajo digno, obviamente que no tenía otra alternativa ya estaba en el baile…a bailar entonces!!!. Con el tiempo, se apiadaron de nosotros, y nos ubicaron en otro salón más cálido y seguro, aunque siempre acompañado por orientadores que son civiles que están directamente en el trato con las personas privadas de libertad.
Tres veces por semana, 4 horas cada vez y durante aproximadamente 80 horas de duración convivimos un grupo de personas unidos por un objetivo común capacitarse en gestión de empresa, generando un plan de negocios y planificando su implementación en el mismo centro o preparando el egreso. En la cárcel de Canelones funcionan varias iniciativas empresariales y comerciales como ser la panadería, la huerta orgánica, electricidad, etc.
Durante el tiempo de duración del taller se generaron muchas y variadas situaciones, estados de ánimo variables, humores distintos, promesas de liberación, conflictos entre ellos o con terceros… que influían en la dinámica del taller y que también requería manejar para beneficio del clima y la productividad general del taller.
Existe como un submundo que interfiere en la dinámica del taller y se mete en forma sutil en la energía del grupo durante la actividad. Para acceder al mismo se requiere tiempo, confianza, credibilidad, compromiso, y aun así en un punto es como inaccesible.
El acuerdo que habíamos hecho en las conversaciones previas con los responsables de la capacitación del Centro es que los participantes iban a ser seleccionados de un listado de personas procesadas y/o prontas a liberarse. Esto no fue así, muchos sin proceso, sin sentencia o que estarían casi el resto de su vida privados de libertad. Este cambio radical cambio la planificación inicial donde íbamos a aportar herramientas para el pronto egreso.
Esta situación se repitió en todos los centros posteriores y que cambia radicalmente el primer objetivo de los talleres: prepararlos para el egreso con herramientas concretas para la re-inserción laboral y social.
Con todos estos miedos y creencias a mis hombros y como síntesis de esta primera experiencia quiero manifestar que la misma resultó extraordinaria para mí, y creo para la mayoría de los participantes (de un total de aproximadamente 20 participantes), motivados y comprometidos participaron y concretaron, la mayoría sus planes de negocio, yo me fortalecí un poco más como persona y me reafirmó el valor del paradigma de la Responsabilidad Extrema aplicado en este contexto.
Hasta el día de hoy mantengo algún contacto en el wp o por el correo electrónico de esa etapa. Con el tiempo algunos liberados han solicitado un crédito en Fundasol para implementar el plan de negocios.
Como anécdota interesante, cada vez que finalizaba la actividad y me dirigía al exterior de la cárcel iba saboreando el aire de libertad y superando un cierto síndrome del encierro, tanto que todo me parecía bello y digno de admirar, basura, posos, lo que fuera, cualquier cosa representaba una buena excusa para respirar libertad.
Después llegaron otros centros que podría escribir mucho de cada uno de ellos: la cárcel de mujeres de Rivera, Punta Rieles y el Polo Industrial del COMCAR, con más aplomo, madurez y seguridad, cada uno de ellos con sus especificidades genero diferentes y ricas vivencias y re aprendizajes que vuelco a otras instancias y experiencias de mi vida personal y profesional.
PUNTA DE RIELES. Quizás importe saber que la Cárcel de Punta de Rieles (ex cárcel de mujeres durante la dictadura que hace una semana un conjunto de mujeres fueron a este centro a recordar sus horas vividas en tiempo de dictadura) se inauguró en diciembre de 2010 ubicada a unos 15 kilómetros del centro de la ciudad de Montevideo.
Del total de presos en Uruguay, que según datos del Ministerio del Interior son aproximadamente 10,000, 500 están en esta cárcel “modelo”. En Punta de Rieles no hay hacinamiento, el edificio está relativamente cuidado y no hay intentos de fuga. La tasa de reincidencia se ubica alrededor del 2%, contra una media nacional del 50%. Uno de los secretos para lograr esto se basa en una teoría muy difundida sobre la rehabilitación, que comenzó a implementarse en cárceles europeas, hasta llegar a Uruguay: evitar el tiempo libre, que generalmente lleva a aprender a delinquir mejor, en lugar de prepararse para reinsertarse en la sociedad y no reincidir, algo que sucede con la mayoría de los reclusos en el país. Los reclusos de Punta de Rieles provienen de otras cárceles de Uruguay. Sus delitos son todos menos los sexuales y los relacionados con el narcotráfico.
Dentro de esta “pequeña ciudad”, como la define su director, Luis Parodi, y yo lo definiría como un “pueblo grande” hay talleres y emprendi-mientos industriales creados por los reclusos o por ex reclusos, que mantienen el vínculo con el lugar. Existe un área de bloqueras, ladrilleras, chapa y pintura, herrería y quintas. Los reclusos que lo deseen (no todos trabajan) trabajan ocho horas por día y algunos estudian, en la búsqueda de culminar sus estudios primarios o secundarios (y con el beneficio del descuento en los días de encierro). También cuentan con gimnasio, cancha de fútbol, biblioteca con libros, sala de informática y una policlínica. Reciben atención psicológica, practican yoga, y además de practicar fútbol, la Asociación Uruguaya de Rugby colabora con la organización de campeonatos y la enseñanza de este deporte.
Los presos circulan libremente dentro de los muros desde las 7 de la mañana hasta las 19 horas que requieren estar todos en sus celdas o barracas. Se reúnen en el patio, trabajan en la huerta, en las industrias, compran sus provisiones y hasta van a la peluquería. Pueden utilizar celulares, y muchos de ellos están las 24 horas del día con las celdas abiertas. Eso sí, la condición imprescindible para permanecer en Punta de Rieles es tener una conducta intachable y en términos generales se cumple ya que valoran la oportunidad que generaron en esta etapa de su vida de privación de libertad.
Dentro del recinto hay aproximadamente 30 empresas e incipientes emprendi-mientos. Cualquier persona (recluso) puede abrir su propio negocio. Todos están vinculados de una u otra forma y el funciona-miento de estos emprendi-mientos se da gracias a la existencia “del único banco del mundo que no cobra intereses”. La entidad financiera de Punta de Rieles, cuya comisión administradora está conformada por funcionarios de la prisión y presos, ofrece créditos para hacer realidad las ideas y consigue financiación extra mediante el cobro de impuestos.
En este marco desarrollamos un taller largo e intenso con una veintena de participantes con diferentes grados de responsabilidad y tareas dentro del centro y con distintos niveles de compromiso hacia la actividad. Recuerdo de un joven que estaba solo por estar, por el único hecho de hacer algo distinto y descontar días, en el otro extremo un empresario dueño de una rotisería, panadería, restaurante y que mantenía un nexo económico y en la gestión de la empresa con su familia en el exterior del complejo. Y una media de personas interesadas y comprometida aunque con grados de comprensión diferentes.
Complejo Carcelario de Santiago Vázquez COMCAR . A pocos metros de cruda realidad del COMCAR funciona el llamado Polo Industrial que funciona en el Complejo desde el año 2014 y por el cual pasan a diario más de 400 personas privadas de libertad que buscan la rehabilitación a través del trabajo. Lo componen cuatro sectores. Uno es el componente obras, hay personas privadas de libertad, operadores penitenciarios y policías que trabajan juntos para la refacción de la estructura del sistema, arreglando módulos, generando estructuras nuevas, arreglando esta planta física.
Otro componente tiene que ver con el espacio cultural, desarrolla actividades que rescatan el saber que todas la personas tienen y que se requieren para promoverse, para desarrollarse, para ser más feliz (se escucha música, otro lee un libro, etc.) Otro componente son los emprendi-mientos institucionales, toda aquella cosa que se perciba como útil para que la gente trabaje, para que la gente se capacite y para abaratar costos. Por ejemplo, las ollas, los bloques, las rejas, la pintura, detergente, etc.
El otro componente es el espacio privado. Se generaron dos empresas privadas con las mismas condiciones de las que están instaladas afuera trabajen aquí con nosotros en su emprendimiento y les den tareas a 30 personas privadas de libertad. ISG (Inclusión Social Generadora), un aserradero dedicado a la construcción de pallets (envases de madera), y MOR (Mano de Obra Rehabilitada), que actualmente está trabajando en desarrollo de cañerías y fibra de vidrio.
Y el último componente, que se va a inaugurar a la brevedad, es una pequeña UTU, financiada por el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop). Allí se van a desarrollar 19 capacitaciones.
Como ya lo mencioné el eje temático para todos los centros de reclusión que participe es la administración y gestión de una organización empresarial. Desde mi perspectiva los temas desarrollados en cada uno de los talleres es una excusa perfecta para vincularme con los participantes humanamente, de persona a persona, y que me permite trabajar otros aspectos que desde mi interpretación son los que importan más y tiene que ver con la construcción de la subjetividad que acompaña necesariamente los procesos cognitivos en los centros educativos y en la re inserción social a la sociedad de las personas privadas de libertad.
Varios estudios indican que no es suficiente la inversión en infraestructura y servicios si no están acompañadas de propuestas psicosociales y existenciales que fortalezcan y potencien el desarrollo humano. En algún momento me vi enfrentado a hacer más de lo mismo –cosa que me aburre - o plantearme nuevas estrategias e introducir nuevas metodologías que apunten a la construcción de un sujeto que reconoce sus derechos al mismo tiempo que transforma su actitud pasiva-de víctima- a una actitud proactiva y responsable frente a sí mismo y a las oportunidades que va generando en su contexto. Esto a su vez le permitirá alcanzar la mejor versión de sí mismo, transformando en consecuencia el contexto sociocultural en el que vive.
Considero que he generado procesos interesantes, -aunque limitado por un lado a la cantidad de participantes en cada taller (entre 15 y 25 personas aprox) y por el tiempo destinado a la actividad (entre 60 y 160 horas según el centro) y que siempre considerando un determinado porcentaje del total de participante (nunca el 100 %), para trabajar la perspectiva de la transformación en la manera que abordo la construcción del sujeto, de analizar y re-interpretar la noción de víctima desde una mirada responsable, una mirada que nos involucra directamente, sea cual sea el espacio geográfico o el rol social desde el que he generado ser partícipes de esa humanidad.
A modo de ejemplo: en los contextos donde más se invierte en políticas sociales, los sujetos participantes de las mismas, consideran que están “condicionados” por un determinado contexto; se han construido desde una interpretación de identidad de no sujetos o de sujetos sujetados a sus circunstancias. Creen que permanecer dentro de un determinado sector sociocultural y económico se ha convertido en algo crónico heredado por varias generaciones y que no se puede cambiar.
En estos y en toda mi interacción profesional propongo una forma distinta para interpretar la realidad; esa forma es el paradigma de la Responsabilidad Extrema que se apoya en una metodología-tecnología del Desarrollo Humano. Esta metodología es contundente en sus resultados, puestos a prueba en diversos contextos y países, en procesos socio-educativos, productivos o directamente en procesos vivenciales de Reingeniería Humana con población de extractos socioeconómicos diversos.
La propuesta desarrollada en los talleres, aun reconociendo todas las limitaciones que tienen, aporta lo que considero está faltando para mejorar la productividad de la inversión y los loables esfuerzos que se están realizando en los centros, fortaleciendo directamente al factor humano que hará posible incrementar la calidad de la interacción de los actores participantes, de la comunidad toda y del sistema carcelario en su conjunto, si se le ve el valor y se lo aplica.
La mayoría coincide en que la clave de cualquier sociedad y en particular dentro de los centros de reclusión el TRABAJO y la EDUCACIÓN la clave de la re-socialización, y me pregunto ¿en qué educación están pensando? En una educación que piden todos pero que ¿sigue basada en el EFECTO? Tengo la convicción que la educación que suma y genera verdadera reingeniería en los seres humanos es una educación 100% parada y enfocada en la CAUSA, en la RESPONSABILIDAD EXTREMA, mientras se continúe sin mostrar esto, no va a haber manera de educar y conectar con la realidad a las próximas generaciones.
Por lo tanto considero que el ámbito de reclusión es uno de los ámbitos idóneos para incorporar la Mirada de la Responsabilidad Extrema y en consecuencia generar una reingeniería en los seres humanos que se involucren transformando su formas de ser actuales en las que, vinculadas con la Integridad llevaría a las personas a vivir una vida plena y en armonía con ellos mismos, los otros y la comunidad toda. En la hipótesis de egreso estaríamos generando seres humanos que asumen su responsabilidad de las decisiones tomadas e incorporan la certeza que solo ellos son la causa de los efectos generados, incluso, vivir parte de sus vidas encerrados, privados de libertad y que no son víctimas de las circunstancias ni de decisiones de terceros, ellos son los responsables, consciente o inconscientemente, de haber generado los eventos que lo llevaron al encierro.
Estoy comprometido en contribuir directamente, a través de los talleres de gestión de empresa u otros temas de interés común –como primera excusa para interactuar con la población-, a incorporar el paradigma de la Mirada de la Responsabilidad Extrema en los centros de reclusión por entender justamente que es en este contexto donde podemos transformar las matrices del comporta-miento y actitudes presentes y futuras a través de las creencias e interpretaciones que influyen en las formas de ser de las personas generando un nuevo perfil de personas que se insertan en la sociedad con una nueva Mirada, la Mirada de la Responsabilidad Extrema.
Tengo la certeza del valor absoluto de la información que en instancias de taller, de forma ordenada y correlativa, pongo a disposición de los participantes (independiente que le vean el valor o no en el momento que la reciben) de estas instancias contribuyendo directamente en la transformación de los seres humanos y por ende de la sociedad toda orientada a generar paz, bienestar, armonía y plenitud en hombres y mujeres dispuestos a asumir la responsabilidad total de sus vidas.
El trabajo lo estoy generando en el marco de una acción comprometida con aportar parte de lo que interpreto está faltando en la sociedad desde una mirada específica: la Mirada de la Responsabilidad Extrema. Esta mirada está asociada a dos de los principios básicos del Universo Causa y Efecto y Libre Albedrío. Tengo claro que llevar esta información a todos los rincones del mundo significa desligarme de muchas de las ideas y creencias asociadas a modos de pensar, sentir y hacer limitantes que impiden llegar a nuestra mejor versión como seres humanos y por lo tanto al pleno desarrollo como humanidad.
Mi propuesta implica una actitud comprometida y arriesgada: asumir la responsabilidad total de nuestra vida sabiendo que Nada es Inocente, somos generadores de todo lo que recibimos, lo que nos suma y lo que nos resta en éste aquí y ahora: de todo, hasta aquellos que pareciera no tienen que ver con nosotros y se ven reflejados en uno o más quiebres, que cortan nuestro fluir e inciden en nuestros resultados.
A muchos esta verdad les asusta o les incomoda porque interpela las formas de ser de la mayoría de los seres humanos. Estoy dispuesto a asumir los costos que se requiera, soy conscientes de la titánica y maravillosa tarea que me propuse. Para mí, y para autores de prestigio mundial, el trabajo hacia el mundo está precedida siempre por un trabajo personal interno en profundidad con el objetivo de alcanzar la coherencia perfecta entre lo que pensamos, decimos, sentimos y hacemos; la transformación del mundo la veremos cuando los seres humanos asumamos el desafío de nuestra propia transformación. Sabemos que atravesar nuestras zonas incómodas, que nos confronta con nuestro ego, como el No, el Rechazo y el Ridículo nos conectan directamente con una energía Íntegra de Luz y a lo que verdaderamente deseamos.
La Mirada de la Responsabilidad Extrema plantea un cambio de paradigma. Desde esta perspectiva propongo transitar desde un paradigma de irresponsabilidad (víctima) a uno de responsabilidad afirmando con absoluta certeza que los Seres Humanos somos la CAUSA de todo lo que recibimos, lo que nos suma o lo que nos reste en éste aquí y ahora. Significa comprender que generamos todo lo que recibimos en nuestras vidas, a partir de quién estamos siendo o de quien hemos sido. Aún aquello que desde la mirada física, (la mirada de nuestros 5 sentidos), pareciera no tener nada que ver con nosotros.
De ésta manera los seres humanos vamos a generar un tipo de vida si creemos que los resultados que recibimos pueden llegar a tener que ver con razones ajenas a nosotros y un tipo de vida diametralmente opuesta y distinta si comprendemos y tenemos certeza de que NADA ES INOCENTE, es decir que CAUSAMOS, GENERAMOS y ATRAEMOS todo aquello que recibimos, tanto lo que suma como lo que resta en este aquí y ahora de nuestras vidas. Los eventos que recibimos (que generamos) no “nos pasan”, los eventos “no pasan”, los eventos cuando los recibimos, significa que los estamos GENERANDO con la energía residual creada hasta ese momento.
Y hay algo más: todo lo que recibimos los seres humanos en el pasado y en el Aquí y Ahora de nuestra vida es un ECO, está directamente relacionado con lo que emitimos, con lo que estamos GENERANDO, no hay una milésima de algo que recibamos que no lo hayamos generado nosotros, sea lo que sea que estemos recibiendo.
Incorporar la mirada de responsabilidad extrema en nuestras vidas implica, además de que somos causa de todos los eventos que generamos, comprender los mecanismos por los cuales causamos lo que causamos. Estos mecanismos tienen que ver con formas de ser y quienes elegimos ser en el ejercicio de nuestro albedrío, es decir si nos paramos en formas de ser íntegras (es todo aquello que genera una energía y vibración “limpia”, genuina, armoniosa, fresca y despejada que honra la VIDA) o en formas de ser desintegras (todo lo que nos resta y atenta contra la vida). De esto dependen los resultados que tengamos en nuestras vidas y de lograr los resultados que legítimamente deseamos.
En el acierto o en el error este es mi desafío: acercar y poner a disposición de los seres humanos que por su propia decisión, consciente o inconsciente, generaron vivir un tramo de su vida privados de libertad, y que, en el proceso le vean el valor a incorporar la Mirada de la Responsabilidad Extrema con la certeza que es la mejor y más extraordinaria noticia que estoy aportando: son dueños de sus vidas, son dueños de su destino; no son víctimas de nadie ni de nada y está en ellos empoderarse y definir que quieren para sí, para sus familias y para la sociedad en donde interactúan.
Tengo conciencia que la acción que desarrollo en los centros de reclusión tiene muchas limitaciones, una de ellas es la interpretación jurídica que se le otorga a los términos víctima y victimario. Yo propongo una mirada superadora de estas distinciones para poder aprender de todos los eventos y avanzar en nuestro desarrollo como seres humanos y como humanidad toda, sabiendo que NADA ES INOCENTE y que cabe, ante cada situación preguntarnos ¿por qué y para que lo he generado?. Nadie es víctima, ni victimario salvo que así lo decida. Estoy dispuesto 100 por ciento (como lo hago con las personas que me consultan o en los talleres) a apoyar cualquier intento de despertar de conciencia y en la asunción de la responsabilidad absoluta de sus vidas.
Otra de las limitaciones es el tipo de participantes de los talleres. Tengo la convicción que se requiere desarrollar la misma actividad con la participación de directores y guardias policiales y civiles para que tenga relevancia política y no quede en la escasa intención de algunos asumir otra actitud ante su vida y ante la vida. Se requiere una decisión política y de estado para generar resultados contundentes en la propuesta.
Por último es imprescindible darle continuidad a este tipo de acción y que no quede en interacciones puntuales, acotadas en el tiempo, y sin un contexto político que apoye y que promueva la Mirada de Responsabilidad Extrema en la totalidad de personas y decisiones que se asuman dentro del sistema penitenciario.
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