Sentarse en meditación es un acto de amor y de compasión hacia sí mismo y hacia los demás.
El amor es la única razón por la que vivimos y el único propósito de la vida.
Vivimos por el amor y vivimos queriendo conectar con el amor.
Por amor, un actor actúa y por amor el escritor escribe.
Por amor, una persona sensual se deleita en los placeres del cuerpo y por amor, el que medita se vuelve hacia adentro y se aísla del mundo.
Todo lo que hacemos en la vida lo hacemos con la idea de experimentar amor.
El amor es esencial para todos nosotros.
No es de sorprender que continuemos en busca del amor porque todos hemos nacido del amor.
Salimos del amor.
No somos sino vibraciones de amor.
El amor nos sostiene y, al final en él nos fundimos.
En el principio sólo estaba el vacío.
Luego, el amor empezó a latir y todo cobró existencia.
Este mundo no es más que una escuela de amor; las relaciones que nos unen a nuestro esposo o a nuestra esposa, a nuestros hijos y a nuestros padres, a nuestras amistades y parientes son la universidad en la que hemos de aprender lo que realmente son el amor y la compasión.
Dokushô Villalba
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