sábado, 18 de mayo de 2019

La libertad


El sentido de la Libertad es algo que aún no ha sido entendido por la Humanidad.

Sobre el concepto Libertad, planteado siempre en forma más o menos equivocada, se han cometido gravísimos errores.
Ciertamente se pelea por una palabra, se sacan deducciones absurdas, se cometen atropellos de toda especie y se derrama sangre en los campos de batalla.
La palabra Libertad es fascinante, a todo el mundo le gusta, sin embargo, no se tiene verdadera comprensión sobre la misma, existe confusión en relación con esta palabra.
No es posible encontrar una docena de personas que definan la palabra Libertad en la misma forma y del mismo modo.
El término Libertad, en modo alguno sería comprensible para el racionalismo subjetivo.
Cada cual tiene sobre este término ideas diferentes: opiniones subjetivas de las gentes desprovistas de toda realidad objetiva.
Al plantearse la cuestión Libertad, existe incoherencia, vaguedad, incongruencia en cada mente.
Estoy seguro que ni siquiera Don Emmanuel Kant, el autor de la Crítica de la Razón Pura, y de la Crítica de la Razón Práctica, jamás analizó esta palabra para darle el sentido exacto.
Libertad, hermosa palabra, bello término: ¡Cuántos crímenes se han cometido en su nombre!
Incuestionablemente, el término Libertad ha hipnotizado a las muchedumbres; las montañas y los valles, los ríos y los mares se han teñido con sangre al conjuro de esta mágica palabra.
Cuántas banderas, cuánta sangre y cuántos héroes han sucedido en el curso de la Historia, cada vez que sobre el tapete de la vida se ha puesto la cuestión Libertad.
Desafortunadamente, después de toda independencia a tan alto precio lograda, continúa dentro de cada persona la esclavitud.
¿Quién es libre?, ¿Quién ha logrado la famosa libertad?, ¿Cuántos se han emancipado?, ¡ay, ay, ay!
El adolescente anhela libertad; parece increíble que muchas veces teniendo pan, abrigo, y refugio, se quiera huir de la casa paterna en busca de libertad.
Resulta incongruente que el jovencito que tiene todo en casa, quiera evadirse, huir, alejarse de su morada, fascinado por el término libertad. Es extraño que gozando de toda clase de comodidades en hogar dichoso, se quiera perder lo que se tiene, para viajar por esas tierras del mundo y sumergirse en el dolor.
Que el desventurado, el paria de la vida, el mendigo, anhele de verdad alejarse de la casucha, de la choza, con el propósito de obtener algún cambio mejor, resulta correcto; pero que el niño bien, el nene de mamá, busque escapatoria, huida, resulta incongruente y hasta absurdo; empero esto es así; la palabra Libertad, fascina, hechiza, aunque nadie sepa definirla en forma precisa.
Que la doncella quiera libertad, que anhele cambiar de casa, que desee casarse para escapar del hogar paterno y vivir una vida mejor, resulta en parte lógico, porque ella tiene derecho a ser madre; sin embargo, ya en vida de esposa, encuentra que no es libre, y con resignación ha de seguir cargando las cadenas de la esclavitud.
El empleado, cansado de tantos reglamentos, quiere verse libre, y si consigue independizarse se encuentra con el problema que continúa siendo esclavo de sus propios intereses y preocupaciones.
Ciertamente, cada vez que se lucha por la Libertad, nos encontramos defraudados a pesar de las victorias.
Tanta sangre derramada inútilmente en nombre de la Libertad, y sin embargo continuamos siendo esclavos de sí mismos y de los demás.
Las gentes se pelean por palabras que nunca entienden, aunque los diccionarios las expliquen gramaticalmente.
La Libertad es algo que hay que conseguir dentro de sí mismo. Nadie puede lograrla fuera de sí mismo.
Cabalgar por el aire es una frase muy oriental que alegoriza el sentido de la genuina Libertad.
Nadie podría en realidad experimentar la Libertad en tanto su conciencia continúe embotellada en el sí mismo, en el mí mismo.
Comprender este yo mismo, mi persona, lo que yo soy, es urgente cuando se quiere muy sinceramente conseguir la Libertad.
En modo alguno podríamos destruir los grilletes de la esclavitud sin haber comprendido previamente toda esta cuestión mía, todo esto que atañe al yo, al mí mismo.
¿En qué consiste la esclavitud?, ¿Qué es esto que nos mantiene esclavos?, ¿Cuáles son estas trabas?, todo esto es lo que necesitamos descubrir.
Ricos y pobres, creyentes y descreídos, están todos formalmente presos aunque se consideren libres.
En tanto la conciencia, la esencia, lo más digno y decente que tenemos en nuestro interior, continúe embotellada en el sí mismo, en el mí mismo, en el yo mismo, en mis apetencias y temores, en mis deseos y pasiones, en mis preocupaciones y violencias, en mis defectos psicológicos; se estará en formal prisión.
El sentido de Libertad sólo puede ser comprendido íntegramente cuando han sido aniquilados los grilletes de nuestra propia cárcel psicológica.
Mientras el "yo mismo" exista la conciencia estará en prisión; evadirse de la cárcel sólo es posible mediante la aniquilación budista, disolviendo el yo, reduciéndolo a cenizas, a polvareda cósmica.
La conciencia libre, desprovista de yo, en ausencia absoluta del mí mismo, sin deseos, sin pasiones, sin apetencias ni temores, experimenta en forma directa la verdadera Libertad.
Cualquier concepto sobre Libertad no es Libertad. Las opiniones que nos formemos sobre la Libertad distan mucho de ser la Realidad. Las ideas que nos forjemos sobre el tema Libertad, nada tienen que ver con la auténtica Libertad.
La Libertad es algo que tenemos que experimentar en forma directa, y esto sólo es posible muriendo psicológicamente, disolviendo el yo, acabando para siempre con el mí mismo.
De nada serviría continuar soñando con la Libertad, si de todas maneras proseguimos como esclavos.
Más vale vernos a sí mismos tal cual somos, observar cuidadosamente todos estos grilletes de la esclavitud que nos mantienen en formal prisión.
Auto-conociéndonos, viendo lo que somos interiormente, descubriremos la puerta de la auténtica Libertad.

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