El hombre que estás buscando también está buscándote a ti, quizá incluso dentro de tu propia casa…
Ese hombre que quieres que te mire como si fueras lo más hermoso del universo, necesita a una mujer que pueda verse a sí misma en el espejo mientras admira su luz, su fuerza y su amor reflejados en su propia mirada. Una mujer que se maraville cada día con lo mucho que ha crecido y con la belleza particular que ella y su vida son. Una mujer que cada día al levantarse se pregunte: “¿De qué formas maravillosas voy a ver e irradiar la inmensa luz que yo soy el día de hoy?”
Ese hombre que buscas para que crea en ti más que en cualquier otra cosa, necesita a una mujer que crea más en sí misma que en cualquier hombre o cualquier relación que tenga; una mujer que crea tanto en sí misma que no le importe si está sola o acompañada, que no le importe cuántas personas la sigan o la vean porque sabe que no necesita de nadie para ser, hacer y tener todo aquello que vino a crear. Una mujer que cada día pueda conectarse con el campo de posibilidades infinitas y preguntarle: “¿Qué puedo ser o hacer diferente hoy para demostrarme cuánto creo en mí y en todo lo que soy capaz de crear?”
Ese hombre que quieres que te apoye en todo, que te sostenga y que nunca te deje sola, necesita a una mujer que sepa sostenerse a sí misma, que se quede con ella misma aunque el mundo entero la deje sola, que entienda que en su vulnerabilidad está su fortaleza, pero que sea siempre la primera en tenderse la mano y en recordarse lo valiosa y lo valiente que es. Una mujer que en todo momento pueda preguntarse: “¿Cuál es la fuerza y la energía dentro de mí que puede sostenerme en este momento?”
Ese hombre que quieres que te vea y te reconozca como el hermoso regalo y la inmensa contribución que eres para él y para su vida, necesita a una mujer que cada día salga al mundo a ofrecer el regalo de su energía, de su presencia y de su amor, empezando por ella misma; una mujer que esté dispuesta a seguir irradiando su luz aún cuando nadie la vea. Ese hombre necesita a una mujer que se vea y se reconozca como el regalo más valioso que alguien pueda recibir y que, por lo mismo, sepa muy bien a quién, cómo y cuándo entregarse. Una mujer tan dispuesta a ser todo lo que es, que a cada instante pueda preguntarse: “¿Qué es lo bueno de mí que no estoy viendo o encarnando, que si me permitiera verlo y encarnarlo, podría cambiar completamente mi realidad y la realidad del mundo entero?”
Ese hombre que estás buscando para que crezca contigo, para que sea tu compañero de vida y para que te haga feliz más allá de lo que hayas imaginado, necesita a una mujer que sepa crecer junto con sus sueños, una mujer que se acompañe a sí misma en cada paso que da mientras se va abriendo sus propios caminos y removiendo sus propios obstáculos; una mujer que sea tan feliz por sí misma, que ese hombre pueda bañarse y crecer en esa felicidad. Una mujer que inicie y termine su día preguntándose: “¿De cuántas formas puedo hacerme feliz a mí misma el día de hoy? ¿Cuántas más bendiciones puedo crear y recibir mañana que nunca me he permitido recibir?”
Ese hombre que quieres que te escuche, que te entienda y te contenga, necesita a una mujer que esté tan presente consigo misma, con lo que quiere y necesita en cada momento, que su voz interior se convierta en su mejor guía, su consejera, su gurú y su motivador personal. Ese hombre quiere una mujer que entienda, honre y respete quién es y lo que quiere, que sepa ponerse límites a sí misma y que sepa que, sin importar cuántas veces se derrumbe, se tiene a sí misma para sostenerse y levantarse de nuevo. Una mujer que, en sus momentos de debilidad, tenga la humildad suficiente para no hacerse la víctima y para preguntarse a sí misma: “¿Qué está sucediendo dentro mí que se refleja como esta situación en mi vida? ¿Qué puedo ser o hacer diferente para cambiar esto?”
Ese hombre para quien quisieras ser lo más importante, su más grande prioridad a la que le dé el lugar, el respeto y el amor que mereces, necesita a una mujer para quien ser ella misma, luchar por sus sueños y ocupar su verdadero lugar en el mundo y en su vida, sean su máxima prioridad. Un mujer que no deje lugar para nada ni nadie que no vea o no respete el gran trabajo que le ha costado ser quien es. Una mujer que entienda que ella es todo lo que existe y fuera de ella no hay nada y que, por tanto, sólo puede amar y ser amada en la misma medida en que se ama a sí misma. Una mujer tan segura de ella que no tenga miedo de preguntarse: “¿Cuánto espacio puedo ocupar hoy en mi vida y en el mundo desde la energía imponente del amor que yo soy?”
Ese hombre con quien quieres reír, divertirte, compartir y gozar cada instante de tu vida, necesita a una mujer que sepa ser feliz aún cuando no esté con él, una mujer capaz de sonreír con su propia presencia, de disfrutar su soledad y de crear una vida maravillosa con él y sin él. Ese hombre está buscando una mujer que sepa gozar tanto del hecho de ser ella y de estar viva, que para él sea un placer estar ante ella, incluso a la distancia. Una mujer que sea tan libre, que pueda liberarlo a él de la carga de hacerla feliz y que pueda preguntarse: “¿Qué invitación a más felicidad y más posibilidades puede ser mi propia felicidad para este hombre y para el mundo entero?”
Ese hombre que quieres que te provea, que te trate como a una reina y que te haga sentir segura y protegida en todo lo material, lo emocional y lo espiritual, está buscando a una mujer que vibre en la energía de la abundancia y la prosperidad que ella misma es y que puede seguir expandiendo. Una mujer que porte su corona y su cetro a cada instante, reconociendo y mostrando la dignidad y el honor que implican ser quien es y estar donde está. Una mujer que no tenga miedo de nada que esté fuera de ella, porque confía en que todo lo que ha creado y va a crear, es un reflejo de la paz y la luz que hay en su interior. Una mujer que no tenga miedo a preguntarse: “¿Cuáles son las posibilidades infinitas de ser, hacer y tener todo lo que quiero por mí y para mí, con total facilidad, gozo y sincronía?”
Ese hombre que buscas que sea tu alma gemela, tu maestro espiritual y el reflejo de todo lo mejor que hay en ti, necesita a una mujer que haya comprendido que ella ya está completa, que no le hace falta nada porque es capaz de dárselo todo a sí misma, empezando por su propio amor. Una mujer que en su viaje espiritual, haya aprendido a ser su propia maestra y su propia alumna y que pueda verse y ver su vida como el reflejo perfecto de todo aquello que ella ha elegido ser y vibrar en cada momento, sin culpas ni arrepentimiento alguno. Una mujer que no necesite poseer el alma de su hombre porque sabe que teniéndose a ella misma, lo tiene todo, lo puede todo y lo ama todo en ella a través del hermoso espejo que ese hombre es en su vida. Una mujer que pueda mirarlo a los ojos mientras se pregunta para sus adentros: “¿Qué magia y qué milagros vamos a crear juntos el día de hoy desde el amor que yo soy a través de ti y que tú eres a través de mí?"
Ese hombre que estás buscando te va a encontrar a ti, cuando tú te encuentres a ti misma.
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