martes, 21 de mayo de 2019

Liberar el atasco


En casi todas las ciudades del mundo hay atascos en el tránsito.
Son muy fastidiosos y nadie los desea.
Son una pesadilla diaria en muchos lugares.
Y se puede prever la hora en que ocurrirán.
Cuando lo que debe circular no lo hace.
Ocurre un bloqueo.
Y ese es el origen de la enfermedad.
El agua debe circular.
La sangre debe circular.
El aire debe estar en movi-miento dentro de la casa.
Cuando se bloquea la circulación de agua, aire, sangre o energía.
Aparece la enfermedad.
La ciudad está enferma durante la hora del atasco.
El aparato digestivo está enfermo cuando se "hace un nudo en el estómago".
Que algunos llaman indigestión o "empacho".
¿Qué genera los atascos en el tránsito?
Una excesiva cantidad de coches y malos conductores.
¿Qué genera los atascos en el tránsito digestivo?
Una excesiva cantidad de comida mal masticada.
¿Qué genera los atascos (accidentes vasculares) en la circulación sanguínea?
Una excesiva cantidad de proteína y grasa densa (yang) de origen animal e insuficiente cantidad de actividad física.
La solución no es la prohibición.
La solución comienza en la mente.
En la comprensión de que todo debe tener un equilibrio.
Si todos los habitantes de la ciudad desean exhibir su flamante coche a la misma hora.
Si vamos a poner en nuestro estómago todos los manjares que nos apetecen sin restricciones.
Si convertimos a las reuniones de amigos en una excusa para abusar de proteínas y lo consideramos un ritual sagrado.
Estamos quebrando el equilibrio y el atasco será inevitable.
Sin embargo muchos prefieren soportar el desagradable atasco y sus consecuencias antes que cambiar sus arraigados hábitos.
Otros preferimos la libertad infinita.
El bienestar infinito.
Que se experimenta cuando fluye la energía vital.
Desde todos los rincones del universo.
Este fluir también se conoce como "abundancia".
Pero si la abundancia que viene hacia nosotros se atasca.
Somos los únicos responsables.
Pero un cambio de percepción.
Podría instantáneamente levantar las barreras.
Y liberar el atasco.

-Martín Macedo-

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