miércoles, 22 de mayo de 2019

8 lecciones vitales del psicólogo Wayne Dyer

     
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Wayne Dyer fue un psicólogo y escritor de libros estadounidense muy conocido por sus excelentes frases, que llegaban a lo más profundo de sus lectores y servían de inspiración y de ayuda a muchos. Sus libros eran del género que llamamos de autoayuda y tratan sobre la superación y el crecimiento personal. Entre los títulos más conocidos encontramos “Tus zonas erróneas”“Tus zonas mágicas” o “El cielo es el límite".
Wayne partía de una visión de la psicología transpersonal, considerada la cuarta fuerza de la psicología. Esta rama de la psicología incorpora la dimensión espiritual como aspecto esencial de la persona, por el papel que tiene en la búsqueda de un sentido más trascendental de la realidad y de la vida. Se considera el desarrollo personal y la autorrealización como últimos propósitos en la vida, en contacto con algo que va más allá de la persona –y de ahí el término “trans” (más allá) “personal” (de lo personal)–, que es la unidad con el mundo, dentro de la cual encontramos un significado a nuestra identidad y razón de 
1. “Hacer lo que amas es la antesala del éxito en la vida”
Wayne decía que para tener éxito uno ha de hacer aquello por lo que sienta pasión. No importará cuanto cueste conseguirlo, pues la pasión hará que nunca se deje de luchar por ello y se tire la toalla, y como sabemos, la práctica hace la perfección, por lo que es mucho más probable ser bueno en aquello que a uno le guste hacer que en lo que no.
Pongamos un ejemplo, uno puede dedicarse a una gran profesión, la cual posee un salario medio bastante elevado y que está muy bien reconocida socialmente. Ahora bien, si uno no siente motivación por ello, es probable que entre todos aquellos que se dedican a la misma profesión, éste nunca vaya a resaltar y ser uno de los grandes.
Sin embargo, poniendo otro ejemplo, uno puede adorar hacer algo de eso que se dice “sin futuro”, pero su pasión y perseverancia harán que no lo deje. Por lo tanto, es probable que tarde o temprano consiga llegar a otras personas las cuales percibirán esa pasión cautivadora, y consiga ganarse la vida con ello. Según Wayne, lo que escasea no son las oportunidades para hacer algo, sino la determinación de uno mismo para realizar el esfuerzo necesario para conseguirlo.

2. “Si crees que funcionará, verás oportunidades. Si crees que no lo hará, verás obstáculos”

Las personas tenemos eso que se llama “atención selectiva” y “subjetividad”, lo cual quiere decir básicamente que prestamos atención a aquello que queremos y que, muy frecuentemente, confirma nuestras ideas preconcebidas para así ahorrarnos del esfuerzo de tener que cuestionarlas y cambiarlas, y que, además, todos hacemos eso mismo con las cosas que vivimos, por lo que la realidad como sí deja de existir y cada uno tiene la suya propia, su realidad subjetiva.
Wayne creía en esto y en qué gran medida condiciona nuestras vidas y las cosas que hacemos. En este sentido, si tenemos una meta en nuestra vida y estamos convencidos de que la obtendremos y somos capaces de visualizarla, de las cosas que vayan ocurriendo en el camino seleccionaremos aquellas que confirmen el éxito, encontrando constantemente oportunidades para conseguirlo.
Por el contrario, si no somos capaces de creer que lo conseguiremos y tomamos una perspectiva negativa, lo más seguro es que sólo nos fijemos en las cosas que confirmen nuestro fracaso, para ir acumulando experiencias hasta que nos parezcan suficientes para tirar la toalla.
Así pues, al final quienes decidimos nuestros éxitos y fracasos no somos más que nosotros mismos. Incluso de las negativas y los obstáculos que recibamos podemos decidir, si darnos más coraje y hacernos más fuertes o darnos por vencidos y debilitarnos.

3. “Tú tienes ya todo lo necesario para experimentar la paz completa y felicidad absoluta en este momento”

Similar a lo anterior, Wayne destacaba la importancia de la subjetividad y la utilizó para explicar la felicidad. Las emociones no dejan de ser experiencias subjetivas que los seres humanos experimentamos, y equívocamente, muchos creemos que para sentir una emoción determinada, necesitamos de tal cosa. Eso no puede ser más incierto.
Las emociones están dentro de nosotros mismos, y lo que Wayne decía es que en este preciso momento, ya posees todo lo necesario para ser feliz, sólo tienes que buscar dentro de ti.
Ésta es una de las grandes premisas de la meditación, de la noción del “aquí y ahora”, en que sólo necesitamos conectar con nuestro interior para darnos cuenta que la felicidad, la paz y la plenitud son cualidades que ya poseemos pero que debemos encontrar, y que en realidad están en nuestro interior, y no en el exterior que es donde lo solemos buscar.

4. “Cuando juzgas a otros, no los defines, te defines a ti mismo”

Partiendo de la comparación de los cristales de unas gafas, el poder de la perspectiva es aquel según el cual, depende de qué cristales tengamos cada uno, cambia la forma y el color de aquello que vemos. En realidad, ninguno tiene el poder para ver la realidad tal cual es, de hecho como ya se ha dicho más arriba, la realidad absoluta no existe, cada uno tenemos la nuestra. Porque todos tenemos unos cristales distintos, y lo que vemos inevitablemente pasa a través de ellos. Nuestras experiencias previas, nuestros pensamientos, todo ello varía la manera en que vemos las cosas. Y para sumar, lo único que conocemos es aquello que hemos podido experimentar por nosotros mismos.
Por esta razón, cuando vemos a alguien y le juzgamos, sólo podemos hacerlo bajo nuestros propios parámetros. No podemos llegar al interior de la otra persona, sólo podemos proyectar lo que hay dentro de nosotros mismos hacia el exterior. De ahí a que atribuyamos lo que nosotros somos a los otros. Como dice el dicho, “se piensa el ladrón que todos son de su condición”, lo cual se ajusta muy bien a esta idea que Wayne quería transmitir. Así como cuando algo nos parece incomprensible, por el hecho de que jamás nosotros podríamos hacerlo.

5. “Encuentra la luz en los demás, y trátalos como si eso fuera todo lo que vieras en ellos”

Como la figura del yin y el yang, los absolutismos no existen, sino que todos tenemos un polo positivo y uno negativo, una parte de luz y una parte de oscuridad. No obstante, podemos escoger a cuál de ellas hacer caso y a cuál de ellas responder. El hecho es que, incrementamos la parte a la que destinamos más respuestas. Esto se basa en el principio del condicionamiento clásico del conductismo.
Aplicándonos este principio, si decidimos prestar atención a la parte más positiva de las personas, ésta se hará más grande y aparecerá con más frecuencia al obtener más respuesta. Además, también incrementará nuestro bienestar. Ésta es también una de las bases de la programación neurolingüística (PNL). Por ello, si puedes elegir qué actitud tomar ante una situación en que puedes ser amable o puedes enfadarte, aunque sólo sea por tu propio bien, elige ser amable. Serás una persona más feliz, y harás que los demás sean mejores personas.

6. “Los milagros ocurren de repente. Debes estar preparado y abierto”

¿Desde cuándo los milagros se presentan con previo aviso? ¡Entonces ya no son milagros! ¿Pero qué es un milagro? ¿No es precisamente aquello que es inesperado, que viene por arte de magia?
Pues sí, los milagros en realidad no son más que oportunidades repentinas que encontramos en nuestro camino y que no han sido planificadas con antelación. Y lo cierto es que los milagros no son algo tan extraño e infrecuente, de hecho, continuamente nos están ocurriendo milagros, pero estamos tan centrados en el pasado y en el futuro, que el presente nos pasa desapercibido y ni siquiera los vemos.
Para que no nos pasen de largo, hemos de vivir conectados en el momento presente, con la cabeza puesta en el momento actual, y siendo receptivos a todo aquello que el mundo nos está presentando. En inglés, present significa tanto “presente” como “regalo”.

7. “Deja de comportarte como si la vida fuera un ensayo. Vive como si hoy fuera tu último día. El pasado ya no existe y el futuro está por crear”

De hecho, el presente es el único momento que existe. El pasado no es más que los momentos que, en su momento (grande sea la redundancia) fueron presente. O ni siquiera eso, según Wayne el pasado no existe, y es sólo el pensamiento de lo que creemos que fue, un conjunto de recuerdos que se entremezclan con el presente, y a partir del cual construimos una historia. Y se entremezcla con el presente porque hay estudios que demuestran que los recuerdos no son ciertos sino que los construimos, y que según en qué condiciones presentes tratemos de recordar, narraremos un pasado u otro.
El futuro no es más que lo que será presente, pues aún no existe. Así que no tiene ninguna importancia, más que enfocarnos en hacer del presente lo mejor que podamos, ya que éste es el único nivel sobre el cual podemos actuar. Tener un gran presente es la mejor manera de recordar un gran pasado.

8. “La felicidad no es algo que te da la vida. La felicidad es algo que traes a tu vida”

Como hemos aclarado, Wayne estaba en lo cierto al creer que la felicidad provenía del interior y se proyectaba al exterior, al contrario de lo que muchos de nosotros pensamos, esperando encontrar la felicidad en el exterior para traerla a nuestro interior. Éste es un cambio de perspectiva fundamental, pues sentirnos feliz es más sencillo de lo que pensamos, ya que ya la tenemos, ya tenemos todo cuanto necesitamos para ser felices.
Ser feliz es una elección que hemos de decidir tomar conscientemente, es adoptar un cambio de perspectiva frente a la vida, ser conscientes de nuestros pensamientos, de qué es aquello que vemos del mundo, y una decisión de querer ver y sentir lo mejor de esa realidad que vivimos. Es sentirnos orgullosos del yang, en lugar de apenarnos por el yin.
En realidad, podemos decidir empezar a ser felices en el momento que queramos, y puede ser desde ya, ahora mismo.

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