Normalmente lo primero que hacemos al sentir un síntoma es intentar eliminarlo lo antes posible. Nos molesta, nos fatiga y -sobre todo- nos detiene de continuar en el ritmo de nuestro día a día.
Sin embargo, no somos capaces de pensar que ese síntoma ha llegado a nuestro cuerpo -y a nuestra vida- por algo. En lugar de esto, nos encargamos de buscar desesperadamente cuál fue el factor externo que causó nuestro malestar.
La comida, el clima o “la mala suerte” suelen ser las presuntas causas más frecuentes con las que justificamos nuestra enfermedad.
Pero lo que ignoramos al hacer esto, es que nuestro cuerpo es el acompañante perfecto de nuestra existencia. Nuestro organismo tiene, de hecho, una sabiduría innata. No hace falta que le enseñemos cómo hacer la digestión o cuáles son los procedimientos para reparar una herida. ¿Por qué nos empeñamos -sin embargo- en seguir asociando los síntomas a la mala suerte o al destino en lugar de mirar en nuestro interior?
Para la Descodificación Biológica, el síntoma se genera porque hay una situación a la que no hemos encontrado solución. El estrés de un evento dramático que vivimos en soledad y no pudimos expresar se transforma en una acción biológica que también se conoce como síntoma.
Lo que verdaderamente está haciendo la enfermedad es intentar aportar un equilibrio que no hemos encontrado en nuestro interior. Cuando el cerebro se encuentra en peligro por el estrés vivido, le transmite la responsabilidad de la gestión al órgano más idóneo para evacuarlo de manera concreta.
Si el síntoma existe es porque está respondiendo a una necesidad: se trata de una solución activa en situaciones que en nuestra área córtical cerebral no puede gestionar porque necesita poder evaluar y para ello debe reducirse el estrés.
La Descodificación Biológica intenta, a través de la escucha activa del cuerpo, llegar a conocer el evento que desencadenó el síntoma y acompañar a la persona en su camino para conectar con su cuerpo y otorgarle el recurso que le faltó en el momento de enfrentar el problema.
Es sólo cuando el paciente libera las historias inconclusas que el síntoma no tiene razón de ser”.
Y tú…¿te animarías a cambiar tu vida conectándote con tu biología?
Mariola Jiménez
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