Todos conocemos la famosa frase bíblica....
Y la verdad os hará libres.
Juan 8:31
La verdad es la gran esperanza para la humanidad.
La gente quiere liberarse de la enfermedad.
De la pobreza.
Del sufri-miento.
Del miedo.
Del error.
De la infelicidad.
Si tuviéramos la verdad con nosotros nos podríamos liberar de todo esto.
Pero ¿dónde está la verdad?
¿En la Biblia?
Muchos creen que la verdad está en la Biblia y viven sus vidas aferrados a sus enseñanzas.
Otros creen que la verdad está en el Corán o en el libro del Mormón.
Otros creen que la verdad es la ciencia y viven sus vidas apegados a las verdades científicas.
Pero en un mundo dual, la verdad y la mentira coexisten.
No podemos separar la verdad de la mentira de la misma forma que no podemos separar la luz de la oscuridad o lo material de lo espiritual.
Yin y yang es una verdad.
Una verdad absoluta.
Yin y yang se suceden....pero también existen simultáneamente.
Pero sólo cuando identificamos a la mentira y la quitamos de nuestra mente podemos liberarnos.
Las mentiras están en nuestro sistema de creencias.
Las verdades también.
Están juntas como las piedritas están junto a los frijoles.
Para hallar la verdad que nos libera, primero debemos identificar las mentiras que nos hemos creído.
Y debemos ser rigurosos.
Que necesitamos comer carne.
Que el sol produce cáncer de piel.
Que el aceite de coco cura la demencia.
La lista de mentiras es inmensa.
Que el dinero es el "vil metal", corrompe a las personas y nos aleja del desarrollo espiritual.
Que los que tienen mucho es porque son despiadados y no les importa la vida de los pobres.
La lista es extensa.
Poco a poco, es un trabajo artesanal.
Identificar una a una cada una de las mentiras que nos hemos creído.
Para ello requerimos leer extensamente y estudiar.
Meditar y reflexionar.
Buscar y buscar las grandes enseñanzas.
Alcanzar una gran sabiduría y entonces seremos libres.
La verdad no se encuentra en un solo libro ni en una sola escuela.
Pero cuando la hallamos es como cuando encontramos el amor de nuestra vida.
Es algo tan estremecedor que no queda lugar para la duda.
Es una certeza infinita.
Una felicidad infinita.
Una alegría infinita.
Una gratitud infinita.
-Martín Macedo-
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