Para verse tal cual se requiere mucho valor, para aceptarlo mucho más y para liberarse de todo aquello impuro se requiere de un trabajo interno serio.
Trabajo que muchos no aceptan, ni quieren hacerlo porque es mucho más cómodo mirar que toda la perversión se encuentra por fuera y creer que somos víctimas de todo.
Cargamos con legión, con galladas de agregados en la psiquis, en el senti-miento y en el instinto infrahumanos que no permiten que la consciencia divina se expanda.
Liberamos el espíritu del contenedor del alma y luego que sigue. Es una batalla de momento a momento, de muerte psicológica, emocional e instintiva de todos los elementos que nos alejan de la fuente divina.
Átomos de ira, de odio, de lujuria, de miedo, de celos, de dependencias, de apegos, de envidia, de egoísmo, de pereza, de recuerdos y proyecciones, etc, etc que requieren ser limpiados de instante en instante, purificados y liberados de nuestro ser.
Existen grados de limpieza, de pureza, de liberación, existen grados de expansión de la consciencia y todo ello tiene que ver con el trabajo en si mismo, a través del silencio conocemos a fondo las raíces de cada uno de estos elementos llamados egos, que en el fondo son demonios, que nos persiguen para todas partes.
De nada sirve internase en un monasterio, en una cueva porque a donde vayas, van contigo, hacen parte de ti.
Desparasitarse, purgase, limpiarse, barrer con todo lo que te aleja de la pureza de la esencia divina es trabajo de cada uno con disciplina, con amor, con perseverancia, con serenidad se puede liberar de cada una de estas horribles deformaciones que cargamos adentro.
Argenys
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