martes, 28 de mayo de 2019

La felicidad


"El placer más noble es el júbilo de crecer y comprender".
- Leonardo da Vinci.


-¿Qué es la felicidad?-, preguntó inquisitivo Sigmund Freud a su aventajado discípulo Carl Jung. Tal pregunta mantuvo diez años en plena reflexión a Carl Jung. Finalmente, un día, éste entró con entusiasmo en la sala de su viejo maestro y dijo, --¡Ya lo tengo!-- -¿Qué tienes?-- --preguntó escéptico Freud frunciendo el entrecejo y agarrando su caliente pipa--. --Felicidad. Ya sé qué es la Felicidad--. Y bien --¿qué es pues?-- Jung respondió en voz firme: --Felicidad es consciencia de evolución--.

Darse cuenta de que uno está creciendo y comprendiendo. Darse cuenta de que el hoy es más amplio que el ayer, aunque a veces no lo parezca. Sentir y saber que el Universo es una formidable expansión, aunque a veces uno sienta que su fluido se estanca. Expansión que produce un júbilo, más allá de los opuestos, porque algo misterioso y chispeante, dispuesto a expresarse desde una nueva claridad, posibilita la renovación constante. ¡Cuántas vidas en una!.

El creci-miento continuo de la persona en proceso de despertar, no es extraño que posibilite experiencias espirituales que resuenan en los niveles más hondos del Ser. Una vez vividas, la mente pone palabra y explicar tan extraordinario suceso con sabor a Totalidad. Se trata de una vivencia de la que brotarán hologramas de comprensión que están más allá del puro entender, y que a su vez, movilizan emociones sublimes que no pueden tener las máquinas.

Un júbilo que, en sí mismo, nos supradimensiona porque sentimos que la luz ha colonizado otra área más de nuestra profunda y oscura sombra. Finalmente, uno llega a la conclusión de que cualquier tipo de sufri-miento está señalando alguna forma de ignorancia.

¿Se puede hablar de placer y gozo ante algo tan etéreo como el darse cuenta del propio creci-miento? Pareciere que la sensación de placer es algo que tiene tan sólo que ver con la dimensión sensorial. Sin embargo, ¿dónde empieza y dónde termina lo físico?

Dicen los neurofisiólogos más vanguardistas que“Todo pensa-miento torcido conlleva moléculas torcidas”. Algunos llaman a este fenómeno “proceso de somatización”. Cuerpo y mente, dos aspectos que forman la unidad psico-corporal.

Una cosa es diferenciar y otra separar. Nuestra mente es diferente a nuestro cuerpo, pero ambos son uno. Cuando la mente comprende y se expande, el cuerpo no se queda atrás y entra en revoluciones bioquímicas insólitas. En realidad, el verdadero júbilo está simplemente en la consciencia de Ser.

- José María Doria, "La inteligencia del alma"

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