¿ AGARRARSE O SOLTARSE?
En la obra de Lewis Carroll Alicia en el País de las Maravillas hay un pasaje en el que Alicia llega a una bifurcación, se encuentra con el gato de Cheshire y le pregunta qué camino debe seguir para salir de allí.
El gato le dice que depende del sitio al que quiera llegar. Alicia, que nunca ha estado en el País de las Maravillas, le responde:
- «No me importa mucho el sitio...».
- «Entonces no importa mucho el camino que tomes», dice el gato.
- «Siempre que llegue a alguna parte», añade Alicia como explicación.
El ser humano desde los primeros momentos en que existe debe decidir : o tener amor o tener miedo.
Aunque en verdad esa decisión no la toma él, le es dada por la experiencia inconsciente de su clan.
Ya viene con unos programas que no son suyos, son de otros.
El que ha tenido, o tiene, una familia que confía en la vida, es confiable con la vida.
El que no la ha tenido desconfía, es lo que ha aprendido de su tribu.
El miedo a lo desconocido te protege, te permite sobrevivir, es la primera ley de la naturaleza.
A la vez ese miedo te aísla, construye un castillo donde el enemigo no puede entrar, pero tampoco el amigo.
Toda la vida es un riesgo, una incertidumbre, no hay un mapa de vida a hacer o seguir, ni un seguro de ser felices.
Es curioso que cuando te dejas ir, flotas en el río.
Cuando más te esfuerzas por flotar y nadas, más te cansas y te hundes.
Es el miedo o la confianza.
El amor o el miedo en la Vida.
Existe la sincronicidad, no la casualidad.
Esa sincronicidad nos dice que "hay un plan superior", pero como dice el libro de Santa Teresa de Jesús:
-Dios me dijo: "soluciona tú tus problemas y permíteme que Yo solucione los que me tocan a mi."
Para ello debemos tener un objetivo de vida, un destino, un lugar donde llevar el barco a puerto, sorteando la incertidumbre de la vida o la celebración de la vida, según la percibamos como un vaso medio lleno o medio vacío.
Si no tenemos ese objetivo cuando compremos el barco no será un barco elegido por nosotros conscientemente sino el barco de nuestro inconsciente buscando a través de nosotros una solución al problema del clan, otra vez repetimos el mismo barco, el barco que nos maltrató, nos humilló, nos despreció, no nos reconoció, y así vamos cambiando de barcos hasta que consigamos ser conscientes.
Sino acabaremos diciendo: "cualquier puerto es bueno para anclar un barco en un temporal."
Y cualquier puerto no es bueno, "sino llega a ninguna parte", como dice Alicia.
¿Tu barco va a alguna parte?
Artur Garcia
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