domingo, 8 de marzo de 2020

La soledad.


El Buda siempre estaba rodeado de miles de monjes. Pero por más que caminara, se sentara y comiese entre monjes y monjas, siempre moraba en el silencio.
Hay un texto budista que se llama Sutra del conocimiento de la mejor forma de vivir solo, en él se expone que vivir solo no significa estar físicamente separado de los demás y sin nadie a nuestro alrededor. Vivir solo significa estar firmemente asentado en el aquí y el ahora, consciente de todo lo que ocurre en el presente. Entonces utilizas la plena consciencia para darte cuenta de cada sentimiento, de cada percepción tanto de ti como de lo que te rodea, y jamás dejas de estar contigo mismo. Esta es la forma ideal de vivir una vida en soledad. Esa es la definición que el Buda dio de la práctica de la soledad: no estar atrapado en el pasado, no estar preocupado por el futuro y no verse arrastrado por la multitud, sino estar siempre aquí, cuerpo y mente unidos, consciente de lo que ocurre en el momento presente.
Sin esta capacidad de estar solos seríamos cada vez más pobres. No tendríamos en tal caso, suficiente alimento para nosotros ni gran cosa tampoco que ofrecer a los demás. Aprender a vivir en soledad es muy importante. Dedica un rato cada día a estar físicamente solo, porque entonces te resultará más fácil mirar profundamente en tu interior y nutrirte.

La soledad no consiste en estar solo en la cima de una montaña o en una cabaña escondida en lo más profundo del bosque. Tampoco tiene que ver con alejarte de la civilización. La verdadera soledad se asienta en un corazón estable que no se ve arrastrado por las multitudes, los infortunios pasados, la preocupación por el futuro o la inseguridad por el presente. La verdadera soledad consiste en estar siempre atentos y no perdernos. Tomar refugio en la respiración atenta y volver al presente es tomar refugio en una isla hermosa y serena que hay en el interior de cada uno de nosotros.
Pero ello no implica que sea imposible, mientras estamos rodeados de una multitud, practicar estando a solas y descansar profundamente. Tales cosas son posibles. Siempre puedes, por más que te halles en medio de la plaza del mercado, estar solo y no verte arrastrado por la multitud. Siempre puedes, aun en tales casos estar contigo. Y por más que estés en medio de una discusión grupal o de una emoción colectiva, todavía sigues estando contigo. Aun en tales casos puedes permanecer estable y seguro en tu isla.

Extracto del libro:
Felicidad, prácticas esenciales de mindfulness.
Thich Nhat Hanh

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