La porción de esta semana relata la historia de Kóraj y es mucho lo que podemos aprender de ella.
La raíz de los celos
Kóraj era la cabeza de los Levitas, quienes representan la energía de la Columna Izquierda. Aarón, el hermano de Moshé era el Sumo Sacerdote, quien representa la energía de la Columna Derecha. Kóraj se dirigió a Moshé y se quejó con él diciendo: “Tú eres el líder de esta nación, tu hermano es el Sumo Sacerdote y tu hermana una profetisa. ¿Qué hay de mí? ¿Por qué no puedes compartir algo de prestigio y honor con otros como yo?”.
Todos podemos encontramos en estas situaciones, lo cual puede crear dentro de nosotros la sensación de que hemos sido puestos a un lado y, como consecuencia, desarrollamos y construimos resentimiento en nuestro interior.
Lo que Kóraj realmente quería era la posición de Aarón (ser el Sumo Sacerdote) para así poder pasar de la Columna Izquierda (el Deseo de Recibir) a la Columna Derecha (el Deseo de Dar). Kóraj realmente creía que, aunque él era la Columna Izquierda, debía realizar el trabajo del Sumo Sacerdote (una posición que requería de la energía de la Columna Derecha).
La principal razón por la que todos tenemos inseguridades no es porque no tenemos la fortaleza, es porque muchas veces observamos fuera de nosotros y deseamos ser algo que no somos.
Cada uno de nosotros es un canal único de una energía única; mi misión personal en este mundo nunca será igual a la misión personal de otro. Para llevar a cabo el verdadero trabajo en este mundo no necesitas talento, sabiduría, dinero o poder, sólo un verdadero deseo de corazón y la perseverancia para hacer el trabajo duro.
La principal fuente de nuestra confusión es que deseamos ser algo que no somos. Si bien es correcto rodearse de personas que nos impulsen al siguiente nivel, no deberíamos intentar ser alguien más, ya que esta es la razón por la que nos sentimos mal y desconectados.
La raíz profunda de los celos es cuando crees que no eres la causa, que no eres capaz de crear tu propia realidad y que eres muy perezoso para obligarte a hacer el trabajo; es la falta de certeza en que todo lo que necesito está dentro de mí. Toma tiempo encontrar aquello que le dará sentido a tu vida y lo que viniste a hacer en este mundo, y mirar a otros a tu alrededor no te ayudará; tienes que trabajar duro y ganarte el mérito para conocer tu misión. Kóraj corrió detrás de algo que no le pertenecía y terminó perdiendo lo que sí era de él.
Nuestro trabajo es revelar la Luz y el destino que nos pertenece. Cuando intentas ser alguien más, no logras ese propósito y pierdes lo que ya tienes. Cuando te sientes desanimado y buscas fuentes externas para poder elevarte, pierdes la creencia y la certeza (la Luz y la fortaleza) de que tienes dentro de ti lo que se necesita para ser la persona que estás destinada a ser. El ego, nuestro Oponente, nos hace correr detrás de fuentes externas de plenitud. El Oponente nos dice que si podemos obtener una cosa, todo en la vida será maravilloso.
Kóraj era un hombre envidioso; no estaba feliz con la forma en la que Moshé tomó el control, no estaba feliz con Aarón siendo el Sumo Sacerdote y estaba bajo la ilusión de que había sido hecho a un lado. Buscó a otros para que lo siguieran y se uniesen a su causa, y luego ocurrió un terremoto, y Kóraj y su gente fueron tragados por la tierra.
Parece ser una historia simple, pero en realidad no es para nada simple. Está escrito que Kóraj era una persona muy elevada, un gigante espiritual. Kóraj y Aarón se encontraban en el mismo nivel espiritual. Él era visto como una de los más grandes gigantes espirituales de esa generación y, debido a esto, un grupo de 250 personas lo siguieron.
Rav Áshlag dice que el argumento que Kóraj utilizó no sólo era lógico, sino que también era correcto. Kóraj de hecho era la primera persona nacida de la tribu de Leví. Existía un decreto que señalaba que la primera persona que naciera de la tribu de Leví se convertiría en sacerdote, pero Moshé dijo que el Creador le había dicho que sólo los hijos de Aarón serían sacerdotes. En términos lógicos e intelectuales, Kóraj debía ser el Sumo Sacerdote y tenía tanta razón en lo que estaba pidiendo que se dice que hasta los ángeles, al momento de la discusión con Moshé, no sabían de qué lado estar.
El peligro del ego y de estar muy seguro de ti mismo
Existe una gran lección dentro de esta historia: mientras aún exista negatividad en nuestro mundo, no podemos confiar en nosotros mismos. Kóraj se encontraba en un nivel espiritual más elevado que la mayoría de nosotros. Él pensó que su corazón era puro y confiaba en sí mismo. ¿Cómo sabemos cuándo está bien confiar en nosotros mismos y cuándo no?
Si una acción que vamos a realizar va a causar separación y daño, no deberíamos confiar en nosotros. Muy a menudo estamos buscando respuestas; queremos saber qué es lo correcto. Cuando se trata de decisiones y preguntas que son parte de nuestro proceso de corrección, no puede haber claridad. Si alguna vez pensamos que estamos claros en algo, o estamos delirando o no se trata de una decisión importante para nuestra corrección. Tendremos que llegar a esa decisión a través de un proceso de limpieza.
Cada vez que hacemos algo que hiere o lastima a alguien más, necesitamos tener la capacidad de cuestionarnos a nosotros mismos. En nuestro razonamiento, antes de decir o hacer algo hiriente, nos justificamos de alguna manera. La lección aquí es que siempre deberíamos detenernos y decir: “No puedo confiar en mí mismo si estoy a punto de herir a alguien o de crear separación”.
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